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jueves, 21 de marzo de 2024

Foundation. Season I, II

 


Durante la década de los 50, tras la salvaje era de la Guerra Mundial y sus aciagos resultados en la población mundial, con el fin estratosféricamente aterrador del halo nuclear, el mundo se recomponía de pulmones para arriba, a través del dinero y el comercio más globalizado. También se descomponía de tripas para abajo… Comenzaba la guerra fría y la amenaza constante sobre nuestras cabezas,  como algunos escritores ya empezaron a reflejar en su obra. 

Y Oppenheimer estaba ahí, arrepentido,  puede... como lo estuvo el mismo Albert Einstein, ejemplificado en el documental con la Bomba... Pero, mucho antes de que su personaje fuera el ganador indiscutible de la gala de los Oscars del 2023, Robert O. tuvo que lidiar con los político, y eso, es insufrible. El uso de la responsabilidad, una realidad que, quizás para algunos… debería haber sido más repartida entre las demás candidatas, o sociedades tal vez. Ya hablaré del tema... Méritos… existían… y el miedo a la guerra casi espacial comenzaba, con amenazas atómicas apocalípticas, también en los márgenes de cualquier Fundación… Hasta ahora… Y hágase la luz, religión, o lo que sea... Don Christopher Nolan, ya obtuvo su premio. Felicidades, genios de Hollywood y vencedor de la gala.

Mientras tanto, un treintañero de nombre Isaac Asimov – ya con sus gafas de pasta, pero sin su característico aspecto de melena y patillas, aún -, con su estilográfica de nueva generación, se apartaba definitivamente de la química, para asirse a su corazón judío, - el del otro lado de la frontera con Bielorrusia-, para adentrarse en la literatura scifi más política, social y religiosa, y con el espíritu de la naturaleza humana… y dicha conciencia sobre nuestras cabezas, en la estratosfera. Y otras, aún más incombustibles, que son las cuidadoras de los lobos... auuuuh!

Eso es lo que quería decir el maestro Issac, creo. Porque la complejidad histórica y generacional, de su obra Fundación en múltiples libros, es un agujero negro en el tiempo que nos toca vivir, como una predicción… Algo que muchos seguidores, consideraban casi "imposible" de realizar o versionar en otros formatos más visuales. Tríptico multiplicado entre fe y política, cambios generacionales y culturales, multitud de personajes, gobiernos y revoluciones, un compuesto de crisis armamentísticas, corrupción, negocios, amor al terror, etc... ¡Tres, un guijarro en el cielo, en forma de versión nuclear… Dos, en la arena estelar, de los recuerdos… Uno, Ignición!, ¡boooom! Nice! Cero... la nada. Ya no existimos más. Somos dinosaurios..

El divulgador científico y escritor fanático de los números y el alma interior del ser, dibujó una de las magnas revoluciones futuras en la space-opera, con capital en Trántor dentro del gran Imperio Galáctico, con sus adyacentes exteriores. Sus gigantescas repercusiones del capitalismo, la forma del estado, la sociedad (vamos como Platón a otra escala), captarían la atención de los creadores de siguientes décadas hacia la expansión de grandes sagas cercanas a nuestras estrellas o, muy, muy lejanas. Depende cómo se ruede... o mire.

Esos deseos imperiales o revoluciones en contra, en esferas como planetas… serían la máquina fundacional de continentes separados, de mundos – no estados que han ido modificando sus fronteras paulatinamente -, sino un vínculo con la mente de los que sueñan con reverdecer laureles, a través de la violencia de las armas y sus consecuencias enriquecedoras… Pongamos que hablamos de, los putinescos y Cía, la China corporativa y más capitalista que nunca con sus negocios multinacionales, la añoranza napoleónica de la Córcega francesa o el sindicalismo sangriento de la corona británica… y USA. España o algo así que queda, aspira a lo de libertad, fraternidad e igualdad, pero sin ninguna de ellas, ¿hermanos, pá qué…? Mejor darnos con las cachiporras a lo pintura de Goya.

Mientras, la decadencia guerra-civilista sigue creciendo -también en los USA-, estaremos preocupados en calcular la historia y algunos de reescribir su fundación sangrienta, como ya ha ocurrido en otros lares del cosmos. Ahora, los imperios cayeron y se aproxima la nueva visión comunista ´tirandoawoke` del gran estado Hollywood y otros tentáculos invisibles. Como pisada en una evolucionada nave espacial… de sangre. Tecnología y activismo, frente a la antigua ley del imperio… que fue la base.

La invasión que viene, ya nos había llegado con Arthur C. Clarke y sobre todo con H.G. Wells y la versión radiofónica del maestro Orson, más violentas, esta última más terrorífica, y se hizo mayúscula con Dune de Frank Herbert, a otros niveles de concepción territorial. Ahora los veíamos, los planetas, cercanos y exteriores, que con el pensamiento colonizador extraterretre, el físico Gerard K. O´Neill mostrado en su documental rotatorio, tenía que terminar colonialmente. Por Nos... y otras formas culturales, el impacto visual de las tiras del cómic de Buck Rogers, con el John Carter de Edgar Rice Burroughs, o el aprendiz o jugador aventajado, Flash Gordon de Alex Raymond. Ah y por fin, los seres superiores, el gran Kal-El de Jerry Siegel - dibujado por el canadiense de familia judía holandesa, Joe Schuster, con su mezcla guasona entre Harold Lloyd y Douglas Fairbanks -, y el acabose claro, digo oscuroa... la atronadora sorpresa del cine galáctico con Star Wars. ¡La atmósfera estaba creada!

La Fundación…

El panorama ya estaba despejado, 2001 Una Odisea del Espacio, fue un monolito multidimensional de El Centinela de C. Clarke, que se instaló en la conciencia metafísica de los cinéfilos a través del rostro de Stanley Kubrick y una lente, – otro barbudo despeinado del que celebramos su segunda entrega llevada al cine hace 40 años, 2010 -, y que me produjo entonces el mismo mal que ahora... esos minutos finales son bastante caóticos y atolondrados.  Ahí se descargó toda la filosofía habida y por, imaginar, en una inestable paz que durará varios soles nuevos. Una puerta visual a las estrellas y la AI, a través de su visión y la voz de Hal-9000, como nuevo Prometeo.

Sin embargo, esto de la Fundación sacrificada en favor de humildes y desubicados del mundo, es una paradoja - alguno consideran patraña del independentismo galáctico, hablando de la actualidad -, cuando esos planetas que giraban y se alejaban cada vez más, padecían de órbitas de virreyes, sustitutos en el trono. Eran como clones, pero se hacían los locos... No existían repúblicas, sino generación de familias unidas por ideas, corruptelas y sus dioses armados, que eran invasores foráneos. Aquí, y ahora como antes, cada uno mira por sus intereses. Y algunos por todos... los imperialistas, que haberlos haylos... con su poder atómico.

Por territorios conquistados, o no… por divisas invisibles, que provienen de la ilegalidad en muchas ocasiones. Secuestrando voluntades... con el control del dinero y de las enciclopedias con las que enseñar virtudes o versiones falsas, de sí mismos. Ya que, en todas las sociedades, han existido impostores, defensores de una fe novedosa, idiotas en gobiernos, que buscan su bien personal antes del general, aunque tengan que vender su alma o doblar sus rodillas ante la agenda futura y abrir mucho la bocaza… que es de lo que viven, y sus medios. Es la Fundación falacia.

El pueblo, mezclado y en pie de guerra, en Children of Men, lo captaron muy amenazantemente, se purga ante la geometría y la aritmética de los cálculos, como guetos de terror. Como decían los antiguos filósofos griegos, recordando que su religión era mitológica, coloniales que se transformaban en una república imperial para solucionar devaneos territoriales y del conocimiento humano. Gracias a la dialéctica, que sería el arte de pensar, los dioses inmortales irían cambiando, de a poco… Pero, para eso había que tener cerebro y desbancar a los Titanes tiranos.

La Fundación, se dividía por tanto, otras fundaciones con otras características contrarias, nacían al otro lado del universo, y radicalmente el conocimiento quebrado, se basó en las matemáticas como inicio del todo. Con la métrica, se avaluaron los riesgos, las amenazas y las posibles previsiones, los 300 cálculos de guerras... dentro de los millones de conexiones sinápticas que habrían en el porvenir, incluso artificiales. Con, cada vez más elementos externos conectados al Terminus, que bien podrían llamarse Terminators también mirando atrás, los héroes fueron desapareciendo, creciendo los lobos, y viajar por todos los rincones de la galaxia, fue cuestión de créditos. Hasta caer en un tejado de Blade Runner, donde la metafísica se hizo psico-historia. Esa es la otra versión, de lo que podría ser la procreación, de la que todos opinaban... El Superhombre.

Predicción… el Botón.

Ese botón es el del horror… el miedo con el que convivimos, el cielo en llamas más allá de Orion. La amenaza de un nuevo anticristo, un Robespierre, la bestia del 666, no de las matemáticas puras, sino del verdadero antagonismo ideológico y político. Se busca un nuevo orden mundial… ¿dónde… en la destrucción? Y eso es el poder. Absoluto.

El que siempre gana… futuros hítleres del universo, que asesinan o empobrecen a otros, napoleones de navegación congelada, zares que revolucionaron con sangre, comunismo de purgas - no de murgas, que es más español -, con los republicanos más imperialistas evolucionados, oppenheimers científicos, preparadores del caos y la pandemia, títeres con sus dedos en el botón rojo… dictadores del alma, al fin. Dinero y poder, que mata a sus hijos, y los de ellos, que ya tienen su fecha de caducidad incluida en los genes… que nunca serán, como los imperios caídos. Al final… es lo mismo. Caos.

Números primos, separados, que hacen su guerra. Justo al lado de nuestras casas, como los depredadores, y los políticos actuales son sus clones, solo que, como manchas molestas que no se van, ni con agua. Lo llevan en la piel... Es decir, que los terribles vigilantes radicales se multiplican exponencialmente, en todos lados de la galaxia, sus recuerdos se congelan en las retinas con dolor, sus voces se manipulan en los libros, - otros los quemaban tal que un Farenheit de Ray Bradbury -, o se petrifican en oídos y se enferman, tal que estatuas mortecinas de sal, con los colores del holocausto en vitrinas, en tonos grises como cenizas. Son la futura cabeza de caballo, sajada del mal, de una zona de interés, que mereció más atención, por parte de todos. Mientras los políticos, intentan cerrar las ventanas o taparlas con sus esputos sangrientos, que son veneno, a un lado y después al otro. Falacias, mentiras… la historia es circular, no un conjunto de líneas paralelas. Es una especie de bóveda, donde los ecos rebotan. Como brotes entre el imperio soviético versus el reino clonado, de un Reich tercero.

Igual que rebotan los rayos catódicos que llevaron a Mary Shelley a construir su monstruo eléctrico, universalmente humano, una individualidad... que construyó un corazón que tenía su propia vida, y luego enfermó de soledad, hasta alzar la mirada a otro u otras, cuerpo de fémina, con otra cabeza, otro cerebro y género sentido. La novia de Frankenstein – siendo el joven marcado por el padre, es el monstruo -, que se reproduce en una Pobre Criatura, una de las autodenominadas Poor Things (cuando debieran ser otra mente), científica reivindicativa, que abandona toda su existencia olvidada, para descubrir el mal en el mundo y aprender… y no poder cambiarlo. 

¡Salvo su propia historia femenina! O la de Emma Stone, cuyo cabello negro resurge como el ave fénix, en llamas. Y ´dios` creó a la mujer,  - como fuera… o eso del universo en un bang evolucionado -, y el hombre con rostro monstruoso – como siempre actualmente en la pantalla, me refiero a ellos - , ya no serán héroes de Bowie, ni en Fundación en serie. Y forjaron el futuro de una procreación pelirroja, distinta hasta entonces, que los sustituyó como un robot. Repletos de bilis y dolor, al estilo clásico… se quedó casi desnuda, masacrada, apenas con un vestido del pasado helénico, de la corte del rey desnudo. Y definitivamente, esa república ya no busca sólo la igualdad, depende quién seas, a quién te acerques, qué comas, a quién ames… y se buscará la venganza, al principio o el final del círculo, en una revolución esférica.

Una y otra, guerras, frente a la visual Oppenheimer de un dolor, no predecible, y la de las flores del genio Scorsese, formaron el imperio de los sentidos, antes de las balas, el brillo de las ideas, el olfato del mal, el peor sabor, que confluyen en el sentido del peso acumulado de la culpa, de una nación, de un imperio, de una república. De los tontos, o los muy listos... Mientras, la superpoblación augurada por los escritores científicos, pongamos Asimov´s metafísicos, no magos, no paraba de crecer, padecer demagogia y devorar la cueva de Platón. Eran metafísicos de bolsillo, de red. Así… no se cabía, poco espacio para tanta ni pedagogía ideológica. Al término, o Terminus conspirativo, damagógico, alguien apretaría el Botón. Y finiquito, como mi cartera...

Y Asimov… se clonó.

En un documental, tal que un visionario que abre su propia cápsula del tiempo, se volvió a ver a sí mismo, en el espejo de su pensamiento futuro. Con el rostro periférico de la historia y la ciencia… ¿fe? Puede, aunque no… De eso no habla la serie, se lo salta en el espacio, y vosotros deberéis opinar... Pero Platón a los 30, promulgaba que la dependencia de los maestros, podría ser perjudicial, e Isaac puede que lo pensara, ya que en su frontispicio mental, como en la fachada de aquella Academia, rezaría “Nadie entra aquí sin saber geometría y le preocupaban otras cosas del carácter humano y su mente. Por ejemplo, energías y paralelismos.

Ahora se ha tenido que reinventar la historia, en forma de imperio de los sentidos hacia lo aristotélico, cambiando las formas y su esencia, creando nuevas leyes y jurisprudencia, caustica, no filosófica… Ahora, todo se basa en el dinero, el que ganan abogados sin escrúpulos, comerciantes enriquecidos, mercaderes de la carne, por una libras de peso... y te lo quieren controlar, como el presupuesto de una serie. Es, en toda su estrategia, el Impero de la Ley, no de los Sentidos, que sería mas imaginativo. Por eso quieren controlarlo, me refiero al poder, claro.

Vamos hacia el imperio de los mediocres, abogados sin escrúpulos – puestos en nómina -, con alcaldes corruptos, parejas transhumanistas, genios de puticlubes, insufladores de polvos, roboces o robotas, ministros manipuladores, presidentes con trono, reinos perdidos… hacia el imperio de la Uniformidad Básica y Esencial… Gracias a ellos, como bien señaló el mismo George Orwell… con su ojo avizor. E, ¿Isaac…? ¿Dónde quedó…? En holograma, pues a repetir el mismo discurso. Puede ser, una y otra vez, el futuro de la alienación. Verdad que el mundo no está loco... ¡somos nosotros!

Por consiguiente, ninguna república o su evolución – en Fundación -, puede considerarse perfecta… y menos, éstas. Solamente parches para el dolor, masculino y femenino; como ese clon que busca la felicidad de los seres queridos – que no del espíritu, pues ya está muerto - , como el sentido romántico de Poor Things, como los del imperio de las nieves de los Andes, y su creador, como un monstruo marcado; el Napoleón histórico y pensativo frente al mar de Abel Gance y sus colores pastel; el jinete que quería más a su caballo que al resto de habitantes del planeta, Tierra, pero ya estaba enterrado en vida, el Imperio del Mal absoluto, derrotado por un vómito de sangre... los sonidos de sus tripas; la heroína de las flores de la Luna que ha sido resucitada por el maestro, en su tierra de adopción, familiar, que ahora son propietarios de casinos, de allí y más acá, zonas negras en Europa también, al otro lado del estrecho límite, ¡sinvergüenzas políticos! Y caras, casas de apuestas digitales… Este es el futuro… la psico-histeria.

El acabose, es el rostro con lágrimas de Mahershala Ali -que volverá a renacer Blade, un mito-, como una cápsula del tiempo pasado de Bram Stoker, con estoque… La alegoría de El canto del cisne, o Swan Song de la actual ciencia ficción, anglosajona, pasada por la mente de un irlandés de Dublín, que te lleva a un círculo sin fin… La revolución científica es una esfera, una lágrima, que encoje el alma. El Imperio de los Sentidos, al fin.

Pero… el imperio de las Repúblicas, es una ilusión óptica. Al final da igual... ¿Seremos globales o individuales… reales o clones? 

Postdata... Y alguien se preguntará... ¿no vas a opinar de la serie...? Pues no, eso os lo dejo a vosotros, que yo estoy en mis trece, doce más uno, de ver... Una próxima, mera crisis... Sin héroes, lo mejor son los clones, y sólo existirá wokismo desilustrado.


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