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viernes, 30 de noviembre de 2012

Unforgiven: El Sol del Crepúsculo.



Con Eastwood renace el Western.

Hace ya tiempo, algunos años olvidado en la memoria, el Oeste parecía decrépito y desgastado. Mas, sólo algunos maestros, podían quitar tanto polvo acumulado en el cuero de sus botas.
Desde aquella trilogía de Leone, habían pasado 26 años (para nosotros ya sumarle 20 tantos más, por favor) y crea un universo con aroma a áquellos films de sus inicios como actor. Pero, también a los más consagrados dioses del Western, como John Ford o Howard Hawks.
Comenzaré un relato, a modo de homenaje. Para Unforgiven y Mr. Clint Eastwood.

La figura del viejo pistolero enmarcada en una rojiza y perenne puesta de Sol, podría ser el comienzo o el final de una historia de antiguos héroes y villanos en el salvaje oeste.
El cawboy va desapareciendo recortado en la lontananza a lomos de un caballo enardecido por sus brillantes espuelas. Pasará del amanecer sin destino al crepúsculo de un film inmortal.
Clint Eastwood vuelve a ser ese vaquero que desaparece en el ocaso en un western crepuscular como pocos, en busca de un nuevo amanecer en su vida.
En el caso de Sin Perdón, intentará retomar las riendas desbocadas de su familia.
El rojo Sol será la señal de un nuevo día y futuro mejores.

Además, todo ello toma una envergadura de misticismo cinéfilo.
Un rostro curtido y cortado por mil batallas frente al desierto y la cámara, la figura resaltada de una elevación física y facial sin oposición, y de una interpretación al alcance, únicamente, de los más grandes en el género.
Clint Eastwood, volvió para quedarse con el público e idolatrarle como actor-director en estado de gracia absoluto.

En fin, un pistolero surgido de charcos de sangre en el pasado que ha terminado con sus huesos fatigados en charcos de fangos en la granja de sus sueños.
Un asesino de mujeres y niños que mutó a dominador de puercos manchados de inmundicia, siempre ocultando los primeros caídos en el antifaz del alcohol manipulador.
Sin embargo, la edad no perdona y las caídas de estas monturas encabritadas, pueden devolverle como anciano imperdonablemente justiciero.

Mientras el pequeño ganadero William Munny, en las polvorientas llanuras de Wyoming, dedica su esfuerzo a sacar adelante su parcela y alimentar las bocas de sus vástagos huérfanos de madre, en la ciudad de Big Whiskey (antes lejana por la inminente llegada del reluciente ferrocarril), un cuchillo cobarde corta la carne de la lujuria.
La lucha del irracional machismo por la posesión de la mujer, a cualquier precio, esta véz no quedará sin perdón.

Un grupo de prostitución, mujeres como casi siempre, no permitirán que la vulgaridad y el salvajismo campe a sus anchas por la ciudad.
Como posesión, ellas tendrán algo que dilucidar de su futuro.
Y esto es, la venganza.
La ilusión de un dinero que podría suponer un nuevo comienzo, llegará a los oídos de viejos vengadores empolvados en el camino del Oeste. De aquí y allá, se deslizarán los revólveres, a caballo animal o de vapor.
Y nuevos trovadores, paparazzis de la época, se encargarán de contar las últimas hazañas o actos violentos (sin más), plumas y balas brillando en las páginas de periódicos y libros, que empiezar a llegar a la gran civilización urbanizada.

Las pistolas pendencieras de antaño, se convertirán en rivales por la dignidad y la ética de los viejos blues en tiroteos y ajustes de cuenta.
El ganador será el mejor postor. De viejos como Gene Hackman, Morgan Freeman y Richard Harris, a los nuevos rostros aniñados y envalentonados, como The Schofield Kid (interpretado por Jaimz Woolvett). Todos embelesados en el vil metal.
Ni los pocos años ni el alcohol añejo, podrán reponer el valor perdido.

Todos los encuentros, se centrarán en el mal. Un mal reluciente de puntas plateadas. Un brazo peligroso por armado, de la ley, de la mala ley.
La ostentosa ley del más fuerte. La estrella plateada de la muerte.
Otro grande, él, Gene Hackman como Little Bill Daggett. De pequeño no tiene nada, este gran "cabronazo" de la escena.
Un quinteto enfrentado por unos cuantos dólares, por cabezas sin inteligencia, vaqueros de pantalones bajados, esperando la muerte en cualquier putrefacto sumidero. A manos de uno cualquiera, llegado con ínfulas de grandeza y espantado con arcadas y sollozos apagados por el whisky.

Y las prostitutas verán en los refulgentes revólveres, las muescas de la justicia por su mano.
En un mundo sin ley, la pólvora amartillada en salas sin demandas que resolver.
Marcas por almas sin piedad.
Letras escritas a sangre en los ancianos libros de historias de forajidos y forjadores de los territorios salvajes conquistados.
Unforgiven de Clint Eastwood ha entrado por la puerta grande, de los western clásicos del cine.

El Sr. Eastwood se viste como director, sus rancias botas con espuelas, para entrar en una escena oscura. Salida de las mismas entrañas del infierno, como aquél otro jinete pálido sagrado, el final del film se disfraza en película de terror.
Un fantasma infernal herido en su amor propio, repiqueteará por última vez (haciendo homenaje a sus maestros Sergio Leone y Don Siegel), esas espuelas míticas, y cuasi místicas.

Y cuando el viejo demonio, encontrado a base de lingotazos, alarga sus terribles garras de venganza... Nadie quedará a salvo. Nada, vivo.
Excepto las letras. Si se dan prisa por huir del salón.
Las únicas salvadas del hombre sin perdón.

Al término, de las justas arcaicas del western, el viejo director de cine se alzará en triunfador arrinconado por premios y oro. Pero, con el aprendido oficio forjado a golpes de experiencias y enseñanzas pasadas otrora.
Capacidades intactas que sigue demostrando en la actualidad, y que adornarán las vitrinas cinéfilas de cualquier aficionado al arte de los 24 fotogramas.
Fieles por siempre a Clint Eastwood. Sin Perdón. Gracias.

***** Excelente *****

Tema de Claudia, b.s.o. Unforgiven.


Clint Eastwood y su otra pasión la música... Está en pleno desarrollo de la adaptación del musical dirigido por William A. Wellman en 1937, Ha Nacido una estrella. Clint Eastwood dirigiendo un musical pleno.
Estracto de Ha nacido una estrella, versión de George Cukor 1954, con Judy Garland:

jueves, 29 de noviembre de 2012

Playing for Keeps: Un Buen Partido...y más pelotas.



El Pentágono del almíbar.

Esta es la historia de un hombre de edad mediana, con pasado cargado de ilusiones y éxito. Con un físico agraciado para el deporte de élite, y complesión fuerte.
A la vez que casado con un bella mujer de ojos impenetrables y cuerpo escandaloso. Ambos tienen un hijo que, aunque pareciera ser mal criado y intratable, acaba por parecer un chico espabilado y hasta simpático en ocasiones.
No existe ni un acto, ni una sola palabra que pudiera considerarse dentro del guión, una acción producto de la mala fe ni la maldad. Ni aparentemente algunos engaños insalvables sin escándalos económicos o sexuales.
Al pasar del tiempo, ese hombre nos aparece con las características de Gerard Butler (y claro se lleva de calle a todas la mujeres de la zona), convertido en una especie de ser perdido en la vida, con alteraciones del control y la autoestima. Y yo voy y me lo creo.
El caso es que el destino aciago, le ha llevado a esta situación de arrinconamiento. Terrible desasosiego, todo lo ha fundido. ¿Cómo? ¿Porqué? No lo entendemos. Quizás huyó.

Su reaparición estelar en el presente. Su intención, al menos, es recuperar la confianza y el cariño de su vástago. Por la casualidad del oficio, una hecho fortuíto le hae encargarse del pequeño e infantil equipo de fútbol o soccer en USA, del mismo.
Y el caso es que, el australiano, no la toca mal del todo. Y no será lo único que toque. Ejem. A pesar de ser un profesional retirado.

Por que claro está, una joya con ese brillo, que al sonreír encandila a toda bicha viviente que le rodea, va encendiendo pasiones sin proponérselo. Por tanto, es un fuego carnal que despierta una avalancha sentimental a su paso. Un triángolo que se convierte en paralelogramo, y hasta pentágono.
Las escapadas furtivas y una serie de conjunciones copulativas, derivan su visión de afanoso padre, creando una tensión endeble y facilona.

Esos ángulos del pentágono, se concentran en su persona. Butler es el centro continuo del film y la historia se ramifica, entre una extraña amistad de interés con Dennis Quaid, fuera de sí. Y los cuatro puntos cardinales.
Un póker de bellezas y estrellas fulgurantes con luz propia. A saber Uma Thurman, Jessica Biel, Judy Greer y Catherine Zeta-Jones. Todas convergen en su centro más humano, simpático y, como no, sexual.

Butler se convierte en Un Buen Partido o Playing for Keeps, en una galán con inclinaciones cómicas, demostrando que puede tocar la pelota sin desprenderse de otros "territorios", melodramáticos y humorísticos.
La directora italiana Gabriele Muschino abandona el drama más compulgido de anteriores trabajos en Hollywood (En busca de la felicidad y Siete Almas), y me parece que no escoge demasiado buen camino (aunque a mí particularmente no me proporcinarás ninguna novedad interesante).
Sus intentos por parecerse a la realidad, son infructuosos. La supuesta comicidad de los escarceos sexuales, quedan demasiado banales y vacíos. Gabriele se centra en la comicidad de los personajes, bien interpretados, como choques casuales, simples y meramente divertidos.

Todo en Un Buen Partido pasa por el tamiz del sentimentalismo y la recuperación de los valores perdidos en el pasado. El amor por el hijo. Y, quizás algo más.
Butler necesita como su personaje, una recuperación de sus capacidades profesionales, en la ficción y en el cine. Podría llegar a alcanzar el éxito de nuevo, ascender a metas profesionales más altas. Conseguirá un Ferrari último modelo... Lo veremos.

Con todas estas características, así cualquiera.
Pese a todo, la película se deja ver, no sin cierto cansancio en el último momento. Viendo desfilar a rostros tan popularmente atractivos.
Si, además, te gusta el fútbol y tienes novia, con tendencias a la comedia románticona, otro punto a tu favor.
¡Invítala al cine! ... Si tu presupuesto te lo permite. Claro está.

** Regular **

Ya está aquí, ya llegó. Son Los Miserables, de Tom Hooper (El Discurso del Rey). Reparto: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Amanda Seyfried, Sacha Baron Cohen, Eddie Redmayne, Aaron Tveit, Samantha Barks. Trailer:



Trailer de El Molino y la Cruz, del polaco Lech Majewski. Reparto: Rutger Hauer, Charlotte Rampling, Michael York, Joanna Litwin.


Por último, el esperado nuevo trabajo del director francés Jacques Audiard, Rust and Bone. Reparto: Marion Cotillard, Matthias Schoenaerts, Céline Sallette, Bouli Lanners. De Óxido y Hueso:

jueves, 22 de noviembre de 2012

Trouble with the curve: A la vejez... pelotas de béisbol.



¿Sólo es un juego o la vida?

Cuando me llegó el pase para el film Trouble with the Curve distribuida por Warner, y conocer que se trataba de una historia desarrollada en su mayoría en el deporte del béisbol, me pregunté cuándo me pude interesar mínimamente por este juego.

Recordando... me acerqué a esos tiempos de niñez en mi barrió. Un barrio de un pueblo cercano a Madrid, dónde los chavales nos reuníamos en la calle a jugar y establecer lazos de amistad. Una de las actividades que tuvo su momento estelar, fue el béisbol. Ocurría que nos juntábamos entre 20 a 40 niños y niñas, juagando a golpear una pelota de tenis con bates de madera. Muchas veces tallados de ramas caídas de árboles de los parques cercanos.

Cómo pudo ocurrir esto, si en España no hemos dado un sólo golpe de efecto.
Lanzábamos la bola hacia los edificios de entrente, era una calle sin salida superior, por lo que pasaban coches sólo buscando aparcamiento. En ese momento, todo se paraba y nos retirábamos para que el automóvil en cuestión atravesará la mitad de la calle y el terreno de juego. A veces, la pelota bateada paraba en la ventana abierta de algún balcón, e incluso, en el mismo techo del edificio, pues a menudo se cambiaba la madera por el cordaje de una raqueta.

Sí es cierto, esta actividades proporcionaban un nivel de camaradería, competencia sana (en ocasiones enfrentamientos sin llegar la sangre al río) y diversión ante todo.

Así, recuerdo mis primeras incursiones en el béisbol.
No sé quién tuvo la brillante idea de practicar este juego, además de los más habituales claro está.
Lo que si recuerdo es haber visionado una película que me marcaría en edades tan juveniles. Ver entonces a Gary Cooper, tomando los mandos del equipo de sus sueños, entrando al Yankee Stadium y convertirse en un héroe de la sociedad americana encarnando al jugador Lou Gehrig, y enamorado de su sufrida esposa interpretada la guapa Teresa Wright y flanqueado por el omnipresente Walter Brennan. Cómo olvidar aquel discurso ante ojos atónitos y humedecidos por la trágica despedida. Mítico.

En Golpe de Efecto, mucho mejor llamada originalmente Trouble with de Curve, el director Robert Lorenz, su ayudante en dirección en películas como Los puentes de Madison, Mystic River y Million Dollar Baby (aquí en su primeriza e interesante puesta en escena en el rodaje), Clint Eastwood no encarna precisamente al héroe típico americano. Más bien, es el héroe silencioso, observador y oteante, de ruidos y silencios.
Porque en el deporte existe este tipo de personaje. Un ojeador que pasea sus ojos cansados por el tiempo y la experiencia, por campos de juego para futuribles. Pequeñas estrellas por descubrir de manos de estos avezados profesionales, pocas veces reconocidos.
Sin embargo, Clint Eastwood nos vuelve a tocar la fibra sensible. Una mirada o una frase jocosa suya, bastarán para hacernos inclinar ante su personalidad y naturalidad. Una micción de sinceridad, ante la cámara y el público. Admirable.

Trouble with the Curve, es una película sobre perdedores y vencidos. Pero, también de triunfadores en la vida. Por que el talento tiene que ser reconocido al final.
Además, posee un reparto muy acertado y correcto. Destacando a Amy Adams, como la hija del mismo Clint, una actriz que enamora a la cámara y al espectador en cuánto hace acto de presencia.
El béisbol es un nexo, un hilo conductor, para contarnos otras materias más relacionadas con el amor padre-hija, el amor más carnal y la amistad. Un vehículo para establecer un nido de relaciones y sacrificios personales. Para poder vencer hay que arriesgar siempre algo.
El resto del reparto, es perfecto, aunque con nombres como Justin Timberlake, John Goodman, Matthew Lillard, Robert Patrick, Bob Gunton, Ed Lauter, y el propio hijo del jefe, Scott Eastwood (perimiso concedido jiji); es evidente tenía que salir bien forzosamente.

Clint clava otro personaje en plena edad rabiosa de resistencia a la juventud. En este drama mezclado con la comedia romántica y ácida. Sonrisas y lágrimas a dósis justas. Todos buscan encontrar algo importante, Clint a su hija, la hija el reconocimiento y el cariño, el yerno futurible y su búsqueda por el amor de su vida, la gratitud de los viejos amigos de siempre, el castigo de los abusones y trepas, etc.
Pero, al final. Todo es un juego. La vida es un juego.

Un juego en el que se gana o se pierde. El viejo vaquero triunfador en mil duelos fronterizos, se va a encontrar otra vez sólo.
Apoyándose en su profesión y su pasión. Observando bolas con efecto, a la izquierda o a la derecha, altas o bajas, pero siempre intentando encontrar el camino recto de las cosas bien hechas. Capacidades innatas de un ojeador y fenomenal actor.

Debemos disfrutar de este mito viviente, llamado Clint Eastwood. Disfrutar de toda su experiencia y savoir faire, ante y detrás de las cámaras. Hasta en las pequeñas historias que se convierten en regalos cinéfilos que nos proporciona.

Por lo tanto, recomendable disfrutar de esta pequeña bola curvada, por momentos algo envenedada. Con una pequeña sonrisa dibujada en su cara blanquecina y amante de un guante de recepción. Si vale no es nada del otro mundo, pero...

Otro sencillo strike para Robert Lorenz, y su maestro, Clint Eastwood.

*** Buena ***

Trailer End of Watch (Sin Tregua), de David Ayer. Reparto: Jake Gyllenhaal, Michael Peña, Anna Kendrick, Frank Grillo, America Ferrera.


Trailer de la película Invasor, de Daniel Calparsoro. Reparto: Alberto Ammann, Antonio de la Torre, Karra Elejalde, Inma Cuesta.

sábado, 17 de noviembre de 2012

The Bridges of Madison County: Clásico instantáneo.



“Hombre, acuérdate que polvo eres y que al polvo volverás”.
Génesis, III, 19.


Así parafraseando libros divínamente arcaicos, sin eufemismos, el hombre está conformado de materia orgánica y en ella derivará en sus instantes últimos. En el polvo comienza (y termina) una de la mayores historias de amor reproducidas en el cine. Vemos y casi creemos.
Por que las historias vitales, inclusive las más románticas, acaban con seres humanos de ambos sexos, flotando ingrávidos como partículas de polvo grisáceas. El tiempo.

Meryl Streep y Clint Eastwood, tanto monta monta tanto. Han recreado unos personajes que forman ya parte de la cultura cinematográfica, y tan sólo en 18 años. Los Puentes de Madison, han cumplido ya su mayoría de edad y se conserva cada día mejor.
Ambos actores en estado de gracia (y yo creo que algo más) recrean vívidamente esos momentos de enamoramiento que son conocidos universalmente, miedos, dudas, deseo. Una fase de calentamiento-enfriamiento que ni los años venideros podrán hacer olvidar. Tan sólo la muerte.

Amor, ¿hasta qué punto?.
Por supuesto, hasta el punto y final.
¿Realidad o ficción?.
Eso, sólo lo pueden saber los verdaderos protagonistas. Los Puentes de Madison han retratado un universo íntimo sin parangón, y lo dirige el mismo Clint Eastwood. ¡Increíble!.
Y me parece muy bien que quede oculto y misterioso. Que más nos da, cuando el viejo cawboy del poncho raído, se pone detrás y delante de la cámara, y con su ojo en el visor enmarca hermosas estampas de tal calado. Su enorme figura como actor y director queda patente en un estado de gracia absoluto. Al golpe sonoro de la claqueta, Clint y Meryl se rindieron a la cámara sin tapujos y crearon una auténtica Obra Maestra del cine romántico.

Como un viento sedante de verano, vamos observando el proceso, sin velos. El condado de Madison en Iowa, está flanqueado por dos grandes ríos Missouri y Mississippi, y los puentes son pequeños espacios para cruzar vidas.
Un aire templado que igual puede rozar sensualemente un vestido vaporoso medio abierto, (de los momentos más inteligentemente íntimos rodados por el larguilucho vaquero), o igualmente, esparcir las esperanzas infranqueables y los recuerdos cálidos en cenizas al aire.

Así, las partículas de ceniza se transforman en letras, y éstas en palabras, apuntadas y enfebrecidas por la pasión. En las cartas quedará marcada, disimulando besos a hurtadillas como máxima expresión de la libertad individual. Pero, la elección es un mal creado por los seres humanos. Las dudas y el engaño, los miedos y la madurez racional, también lo son.

Robert y Francesca, Clint y Meryl, comparten todos secretos pululantes en el viento con sus familias. Las cartas de amor se convierten declaraciones de ley y sorpresas de maternales demostraciones. La ley del amor. Y como aquellas cenizas arremolinándose en jirones y volutas mortecinas, la declaración quedará olvidada por el tiempo y la vida de todos.
La magia del cine y la maestría de Eastwood mezcla con dósis perfectas, estos dos tiempos familiares en el mismo plano argumental. Funde las risas y los llantos equilibradamente. Y nos recrea con una composición de sentimientos universales unidos a instantes precisa y preciosamente corrientes. Mágicos.
Esos pequeños momentos dentro de la vida de cada uno. Habituales e íntimos que te sumergen en Los Puentes de Madison, creyéndote partícipe de ritual amoroso.
Siempre acompañando las bellas instántaneas con una música deliciosamente jazzística y soul.

Clint Eastwood, duro rostro, cerebro brillante. Se ha transformado. De aquellos héroes errantes por polvorientos caminos y avenidas cargadas de violencia, nos acerca una cara más dulcificada que nunca. Qué gran actor y director.
De sus inicios, guardados en antiguos arcones quedan las botas con espuelas de finas puntas, el poncho raído por mil y una polillas, y su cigarro apagado encima de las cenizas del tiempo. Del gris al dorado inolvidable.
Su carrera a esta alturas se ha desenrollado en alfombras rojas, con todo merecimiento (aunque recordemos que Los Puentes de Madison no tuvo la fortuna, ¿cómo?, he dicho la consideración de acaparar premios importantes. Sip). Visto y comparado con western crepuscular, me parece totalmente injusto para tal joya del romanticismo.

Como has podido Clint, pasar de los colts a una pequeña e íntima historia sobre el amor y la traición. Magnífico. Esperamos que aguantemos por muchos años más y puedas seguir ofreciéndonos estos peliculones. Qué tus cenizas estarán a salvo ya, para siempre, en pequeños receptáculos metálicos de celuloide.
Ahora, ya de múltiples series de bits. Jajaja. Gracias y god save to Clint.


Meryl Streep, no dudo en un solo segundo, adentrarse en esa casa y a esta aventura contigo. El papel le brillaba en los ojos como un amor primerizo.
Dibujó contigo el mejor personaje de su carrera, una mezcla de americanismo a la italiana, muy sensual.
Sin embargo, con matices. Por que una sufrida y casada mujer de la Iowa campestre, cuasi sureña, luchará por la estabilidad y sus cadenas versus la aventura y el romanticismo adulador. Pero, ¿qué hubiera ocurrido con el transcurrir de los años?.
Yo creo que, como la mayoría de las parejas, habrían terminado algo aburridas. Los años pesan en el cuerpo y en la mente. Y su amor escrito, se hubiera difuminado en sus vidas, transformándose en una simple anécdota. Es el desgaste de la convivencia.

Meryl y su transcendente y genial interpretación, no puede empezar esa nueva vida. Escapar para qué y adónde. Por el contrario, Clint se encargará de encender aquellos rescoldos humeantes. Una carta, pulsera y collar... un poema.
Todo ello desencadenarán las amargas lágrimas del pasado. Palabras de amor húmedas. Las mismas lágrimas disimuladas ante el diluvio reflejado en su deseperado rostro. Una llorando. El otro, quízás también, por una manecilla inmóvil y maldita.

Un único adiós.
Una mirada y unas sílabas entrecortadas por la emoción. Tráqueas de espectadores, jóvenes y mayores, tragando galones de saliva.
Seres vivos que buscan en vano el amor, o incluso, han tenido que hacer volar al viento cálido, las cenizas de otros seres queridos.

Clint y Meryl desnudaron sus cuerpos y sus almas en 1995. Y el público con ellos.
Todos sabemos que el futuro, es como el de ellos, convertirnos algun día lejano en polvo.
El rostro de Clint, piensa palabras. Todos estos momentos, se perderán como cenizas en la lluvia.

***** Obra Maestra *****

B.s.o. The Bridges of Madison County.


Trouble With The Curve, dirigida por Robert Lorenz.

Parece que Meryl Streep, tiene un nuevo trabajo dirigido por Tommy Lee Jones, The Homesman. Y otro posterior, junto a Julia Roberts, Ewan McGregor, Benedict Cumberbatch, Abigail Breslin, Chris Cooper, Juliette Lewis. Se titularía, August: Osage County. Quedamos a la espera.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ruby Sparks: El amor entre líneas.



La letra con amor entra.

Según Ruby Sparks en muchas ocasiones, el amor es como un hoja en blanco y vacía de contenido. Es decir, de sentimientos.
En ella, se pueden ir escribiendo lecciones sobre el orgullo y la admiración, la apatía y la crisis existencial, los celos y la necesidad.
Siempre que no se esté inmerso en una crisis creativa o emocional.
O ambas conjuntamente.

Y las letras en los capítulos vitales, se funden en la nival presencia impertérrita del folio, unas veces con colores vitales y optimistas, aunque lo más normal es que sean en un maravilloso negro. El negro da seriedad al asunto.
Así, una declaración de amor personal, escrita sobre idealizaciones sobre la mujer u hombre soñados, puede convertirse en algo especialmente mágico. Pero claro, la magia es uso y costumbre de los prestidigitadores, acostumbrados a manipular chisteras y conejos, y por tanto, una ilusión.

Ruby Sparks se piensa y se escribe, se conforma como una persona a la que poder modelar a tu antojo. Y Paul Dano, el escritor, en su proceso creativo le otorga de todo aquello que le hará a sus ojos, especial.
Sin embargo, el amor platónico se suele escribir en sueños. O en papel.

El film nos propone un triángulo de amor bizarro, una relación creativa y enfermiza, entre Paul Dano y Zoe Kazan (sus rostros, su expresión y hasta sus nombres son peculiares). En el que el tercer ángulo obtuso será una máquina de escribir. Además, de las antiguas como los ancestrales deseos y miedos humanos.
Estas obsesiones de los procesos creativos, normalmente se desarrollan en el interior de nuestras mentes, en cambio, Ruby Sparks es de carne y hueso. O no.

La simbiosis entre máquina y novelista, no siempre es perfecta ni real. Cuando se pone a acariciar las teclas de su flamante y antediluviano teclado, emergen frases y palabras que se desean, o se fatigan del uso. Por ello, en último instante se fracasa, al planificarlas.
Las letras en el "love" se pueden convertir en un "velo" que cubre nuestro razonamiento. Y el mago, predistigitador de palabras, se transforma en loco.
Ruby Sparks es la creación, el monstruo devorador de amor. La novia de Frankenstein.
Sólo que está constituida de trozos y retales de cadáveres, y esos muertos proceden de las experiencias fallidas del escritor. Un poco Dr. Frankenstein con sus gafitas de verlo todo con el poder de la inteligencia.
La bella y el monstruo... El genio y la lámpara maravillosa.
Por que el surrealismo puede ser vida.

Paul Dano es un actor que ya nos llamó la atención en anteriores trabajos, con un rostro y una forma de actuar, que se desencasillan de los clichés de Hollywood. Y para mí, una fanático de la interpretación, eso es una cualidad a tener muy en cuenta. Por otro lado, está Ruby Sparks, la creación, interpretada por Zoe Kazan. Dano y Kazan, curioso y además ambos con aspiraciones artísticas más amplias. Música y escritura.

Zoe es una propuesta de actriz, fresca e innovadora, aunque a veces, me resulta algo cargante por su exceso. Quizás por motivos del personaje que desarrolla, en ocasiones dulce y rallana en lo empalagoso. Otras chirriantes y desquiciadas, como un amor que no se queda quieto ni atándolo. Ya habrá tiempo de medirla en otras películas, pues está cogiendo impulso.
Se completa en los papeles restantes con un Antonio Banderas y Annette Bening, muy acostumbrados a lidiar con sus papeles de padres. Ningún inconveniente, al igual que tampoco ningun dato relevante en su aportación al argumento. Correctos.

Ya no es tan noticia pues se da en bastantes ocasiones, Jonathan Dayton y Valerie Faris, son su pareja de directores californianos. Lo que si es relevante es que el guión parta de la cabecita de la joven actriz que interpreta a Ruby Sparks. Para mí, una agradable sorpresa.
Ni que decir tiene que los realizadores me dejaron perplejo con su anterior cinta, Pequeña Miss Sunshine. Ácida y tierna fábula moderna, para disfrutar y reflexionar.

Por tanto, Ruby Sparks es como aquella dulce chica, enamoradiza. Una Audrey Hepburn que era la creación "real" del maduro William Holden en una interesante película llamada Encuentro en París. Un sueño hecho realidad para el escritor.
La realidad a veces se disfraza de amor, y otras se embarca en la persecución y asesinato del protagonista de la novela, como en el caso de Will Ferrel. El director Marc Forster, ya extrajo a sus personajes de la novela y los hace interaccionar con los del film. Doble ficción unida a la propia desarrollada en el cerebro de cada espectador. Genial película y sorprendente Más Extraño que la Ficción.

En cambio, podríamos confirmar a Woody Allen, como el mago de la disfunción de los personajes.
Contínuamente se desdoblan en pasado o futuro, en realidad o ficción.
Bien sea como actor galán y aventurero, que rompe los moldes de la certidumbre con su aparición en el patio de butacas.
Buscando romance y aventuras, en la magnífica película La Rosa Púrpura del Cairo.
Otras como, camaleones mimetizados entre el mundo imaginario y el histórico en Zelig.´
Así muchas otras, que marcaron el paso a esta Ruby Sparks.

No hay nada como abrir bien los ojos, para enfrentarse a la realidad.
Paul Dano lo hace, y decide.
Al final los personajes son del creador, y toma la partida por una bonita ensoñación.
La libertad del monstruo.

*** Buena ***

Cinta independiente de Tribeca Films, llegada desde el Festival de Sundance. For Elle, de la directora koreana So Yong Kim. Reparto: Paul Dano, Jena Malone, Margarita Levieva, Jon Heder y la joven actriz Shaylena Mandigo. Trailer V.O.:


Otra cinta que refleja el mundo de las letras, con Paul Dano, Robert De Niro, Jualianne Moore, Olivia Thirlby. Dirección de Paul Weitz. Trailer de Being Flynn.

Entrevista en v.o. con Michael Fassbender. Habla de su nueva película junto a Steve McQueen. Reparto: Paul Dano, Brad Pitt, Benedict Cumberbatch, Paul Giamatti y Sarah Paulson.
Título del film Twelve Years a Slave.


Cinemomio: Thank you

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