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jueves, 29 de enero de 2015

God´s Pocket.


Entre dioses o diablos.

Mickey Scarpeto es un miembro como otro cualquiera de un pequeño barrio, casi un suburbio o gueto, en el que se mira de soslayo a cualquier individuo que no venga de fuera. Que no pertenezca a la familia, y más si sus orígenes italianos pasan inadvertidos en una sociedad de raíces irlandesas como God´s Pocket.
En realidad se hace referencia en la novela de Peter Dexter a Devil´s Pocket en el sur de Philadelphia, un lugar dónde Scarpeto se encuentra en muchas ocasiones fuera de lugar, ejerciendo unas labores y actividades que le han llevado a esta última situación en la que se halla. Aquí, sentado y esperando a que las cosas tomen su camino natural basado en la violencia.

Cuando pasas por sus calles o entras en sus pequeños bares de reunión, miras con extrañeza y hablas con tus vecinos como si fuera una pesadilla o un divertimento muy negro. Las expresiones con escasez de educación son acusaciones lanzadas a propósito, se convierten en un reguero de sentimientos encontrados, avisos o amenazas que relegan a esta población a una especie de pesadilla social, tan real como sus personajes nos puedan hacer creer con situaciones tan viciosas como risibles.
Quizás hasta peligrosas, pues sus ciudadanos se confunden en la masa y pueden surgir como una jauría humana en la oscuridad o una mano empuñando cualquier tipo de arma. El hombre que se siente extranjero en su propia casa, la mujer reprochando su apatía, un amigo que apuesta su último riñón en una carrera, un enterrador que no sabemos si busca dinero o su muerte, un escritor que se encuentra sólo con el alcohol, y otros muchos vecinos hablando de las cosas de la comunidad en su lugar habitual.
Todo parece fuera de la ley, con humor negro aceptado, e igualmente silenciado para los extraños.

Como se dice en el texto, en God´s Pocket (presentada en el Festival de Sundance) todo el mundo ha robado algo a otro alguna vez... Y este Scarpeto con el rostro inolvidable de la profesionalidad y el vicio, se mueve en los ojos sombríos aunque vivaces del gran Philip Seymour Hoffman. Otro ladrón de escenas y carne que si bien no pertenece a dichas raíces sanguíneas, también participa de la vida salvaje a veces y contemplativa en otras de la idiosincrasia particular que envuelve a sus habitantes misteriosos, o cómicos.
God´s Pocket podría nombrarse como la Sin City de lo cutre, con lo anti-higiénico de la muerte, la violencia que se mezcla con los vicios, sexo, alcohol y juegos, o las mujeres transformándose en las defensoras del negocio familiar, como figuras emergiendo de una película de Scorsese (The Wolf of Wall Street) o de los hermanos Coen, asumiendo parecidos razonables.

Aquí en el primer largometraje dirigido por un actor llamado John Slattery y autor del guion adaptado junto a Alex Metclaf, junto a unos personajes bien interpretados por buenos actores, se halla la defensa de unos valores erróneos en el tiempo que vivimos, el rigor de la mafia y el ensalzamiento de la venganza, confundida por la xenofobia, los efluvios de alta graduación o el linchamiento público como escarnio.
El vicio y los comportamientos alterados es la clave para desarrollar una historia entre la marginalidad y la delincuencia, con toques de lúcida ironía humorística, como si fuera una parte de la sociedad que acepta un mundo sin reglas, la corrupción o la búsqueda de pruebas a cualquier precio. Y esto se advierte con un elenco preciso y de nivel, con Christina Hendricks (Drive), Richard Jenkins (The Cabin in the Woods, Jack Reacher), John Turturro o Eddie Marsan (Tyrannosaur, The World End´s). Y el aprendiz de psicópata Caleb Landry Jones (Antiviral, Byzantium), con una presencia pequeña aunque relevante e inerte.

Los personajes que giran alrededor son lo más eficiente y divertido de la peli (incluso los papeles que no tienen un nombre conocido detrás), a través de sus conversaciones entre tensas e irracionales se muestra su ecosistema en crisis, dónde la cultura es vista como un enemigo indiscreto, y los muchachos juegan a ser los psicópatas del futuro, puede que ninguno. También dónde las madres practican el tiro en los parques, esperando juntos el momento en que la familia se acerque a reclamar, presionar y sentenciar.
Dónde se busca una fortuna rápida y sin esfuerzo, porque el hastío de la gente busca el placer en otras materias más perjudiciales, también nos volvemos erráticos respecto del amor y el sexo. God´s Pocket es una muestra de cine independiente significado por la vida que nos rodea; o sino, miren a su alrededor y comprueben que muchos comportamientos están flotando en el aire. Simplemente, es un reflejo de la decadencia y la corrupción moral, y un enfrentamiento de un actor que se planteó demasiadas cosas a la vez o se vio superado por su entorno.

El caso es que cuando se abre el telón, el último viajante de Arthur Miller, se mueve con la tranquilidad o la gesticulación adecuada a cada secuencia, como si un dios pisará la escena o un pobre diablo entregara su propia alma con su trabajo. La profesionalidad de Philip Seymour hace que te olvides de su terrible destino, porque la película se ve como un homenaje a los espectadores por su parte. Y nosotros se lo devolvemos, con admiración.
Porque sí, es el último buen regalo que nos ofreció el vencedor tantas otras veces con su magnética presencia, desde que empezara interpretando a un abogado en la serie Ley y Orden hasta su magnífico trabajo sin fisuras en Capote, y tantos otros.

No podemos ver esta película sin emocionarnos un poco, porque oímos su voz ofreciéndonos un recital y le sentimos vivo, como una figura eterna y reconocida por la crítica y la industria cinematográfica.
Pero, además de cierta tristeza, Philip Seymour permanecerá siempre en los papeles que nos regaló a los aficionados y nosotros seguiremos aplaudiendo a este actor neoyorquino, con la cara tan jovial como triste... igual que la vida misma.

Así que God´s Pocket es una experiencia no del todo triste, gracias Philip. R.i.p.

*** Buena ****

martes, 27 de enero de 2015

Into the Woods.


Ten cuidado con lo deseas... te puede salir al contrario.

Algo que parece nuevo pero que no lo es. Así es el desarrollo interno (y externo) que se esconde en lo más recóndito de Into the Woods, una película con marcadas raíces teatrales, cómicas y musicales. Es decir, funciona en la más pura y tradicional trayectoria de las producciones de Walt Disney Pictures, pero con un ligero aroma a desmitificar y modernizar aquellas leyendas de antaño. (Cuentos en el cine)

Siempre en los cuentos infantiles (o no tanto) cuando algún determinado personaje se introducía en la oscuridad de un bosque frondoso, intervenían los factores moralizantes para desentramar comportamientos o acciones que se desviaban del camino recto, para aquellos que regían los destinos de los ciudadanos o como respuesta a los designios naturales inamovibles. Cosas increíbles y aventuras fantásticas o extravagantes les ocurrían a los protagonistas, con animales que se comportaban con rasgos humanos o seres exotéricos dentro de un mundo irreal o ejemplarizante.
Los grandes fabulistas y cuentistas como los Hermanos Grimm, se centraban en rancias tradiciones transmitidas oralmente entre generaciones, que se irían modificando a través del tiempo para adaptarse con las nuevas épocas.

Aunque se mantuviera la raíz etimológica de la historia, algunas pequeñas circunstancias podían adaptarse dependiendo de las zonas geográficas y las costumbres que contaban sus habitantes.

En Into the Woods del director Rob Marshall y guion escrito para Broadway por otro antiguo realizador de nombre James Lapine (mientras la composición estaba en manos de Stephen Sondheim conocido por multitud de partituras para cine y televisión), la tradición norteamericana del musical se esparce sobre los cuentos entrelazados, mayormente, embarullados. Que mantienen el mismo hilo argumental y la cadencia monótona de unas letras poco atractivas para Cinecomio, pues el paralelismo confluye por un guion poco atractivo, la música y canciones repetitivas y las interpretaciones esforzadas de sus protagonistas.

Por tanto, me parece que los aspectos que hacer de Into the Woods un desarrollo novedoso, se quedan en una estratagema para enrevesar dichos caminos hasta que los ilustres personajes se pierden en un laberinto sin interés ni gracia. Los cuentos, se transforman en mera formalidad para mostrar la industria de Hollywood a la hora de ambientar sus películas, con un vestuario profesional y ciertos escenarios naturales (como el Castillo de Dover, la abadía de Waverley o Richmond Park) mezclados con el diseño de los estudios Shepperton de Londres.
Otro punto nefasto para nosotros, es la producción de unos efectos especiales bastante desdibujados para ser una obra que debería brillar en todos los aspectos visuales.

Sin embargo, todo lo que parece brillar como un huevo de oro, se ve empañado por el batiburrillo de encuentros y desencuentros que terminan por desorientar hasta el tenor o la soprano más pintado o privilegiado en su voz. Nada que reprochar a los intérpretes que se esmeran por acompasar sus escenas a un guion que abarca demasiado y unas canciones o números musicales que pronto desaparecen de nuestras retinas y recuerdos.
Sin escatimar los esfuerzos de todo el equipo (a pesar de que Marshall no es de mi gusto), el guion se decanta por la confusión y un halo de realidad-fantástica que no acaba de funcionar, ni sus secuencias fluyen eficazmente por la pantalla.

La monotonía y la ambientación de cuento de princesas, se mezcla con chistes trillados sobre las relaciones o emociones que influyen para la desconexión de un humilde espectador, bombardeado con ciertos aspectos dramáticos forzados y las moralizadoras respuestas de los personajes. Demasiado semejantes a las tradicionales animaciones del pasado de la productora, que probablemente en el intento de versión por parte de Jim Henson Productions hubiera creado una visión de este mundo, mucho más mágico y divertido. Sin duda.

Si sumamos la modernización inevitable de la antigua batalla entre el bien y el mal, que se lleva desarrollando durante siglos en los cuentos, la moraleja se vuelve más disparatada y contraproducente con las transformaciones de bruja con guiños benévolos a dama distinguida con intereses ocultos. Vamos que ni Meryl Streep llega a estar convincente con sus expresiones y cambios de voz para seleccionar ambas caras de una misma bruja, o reconocer a Liv Ullman en un papel sin demasiado ángel, ni diablo.

Para diferenciar proyectos anteriores del dirigido por Rob Marshall, tenemos que observar los cambios en los rostros, de Meryl a Cher o Susan Sarandon, o el panadero interpretado por James Corden con Robin Williams o Billy Cristal. De Emily Blunt (Looper, Al Filo del Mañana y próxima protagonista en Sicario del director Dennis Villeneuve) como esposa del panadero a Goldie Hawn o Meg Ryan, y personajes secundarios con Danny de Vito como gigante o Steve Martin como ese lobo humano en la corta aparición de Johnny Depp. Es un ejemplo de como cambiaría el cuento, aunque preferiría unos buenos diseños de marionetas y mundos creados por la imaginación desbordante del genio de Henson.

Los premios son otra historia aparte, dependen de muchos otros factores como intereses comerciales o el peso de los nombres en el reparto. Por tanto, si Into the Woods gana alguna estatuilla será una sorpresa para mí, así que vayan con el cuento a otra parte.
Vamos que casi me quedo con la aparición de los más jóvenes, como Daniel Huttlestone (Los Miserables), la inquietante expresión de Lilla Crawford, y a las estimulantes McKenzie Mauzy y Anna Kendrick con sus respectivos príncipes liados en la más divertida intervención musical y coreográfica.

Pues, sin más me despido de ustedes, esperando que les haya convencido este cuento... colorín, colorado, estas dos horas confusas han terminado.

** Regular **

Into the Woods in Tony Adwards 1988 (Broadway version)


Entrevista con Rick Springfield por su trabajo en Ricki and the Flash de Jonathan Demme, junto a Maryl Streep, Kevin Kline, Sebastian Stan.


domingo, 25 de enero de 2015

The Dissapearance of Eleanor Rigby.


Ella y él, con Ellos.

Como un tema mundialmente conocido de The Beatles, muchas canciones o algunos instantes de nuestras vidas que pueden desaparecer de los recuerdos, para quedar impregnados por un aire fantasmal que tememos revivir. Por ello, las películas basadas en estos momentos vitales y sentimentales, es decir la realidad más cruda, se identifican con la elaboración de los personajes como método de otorgar una mayor credibilidad a los diálogos que establezcan entre sí.
Luego, en alguno o varios de ellos, la memoria selectiva rellenará con pensamientos o decidirá con las imágenes del pasado que acciones emprender en nuestro presente.
Rememoramos una y olvidamos otras, o al menos lo intentamos.

Así, en la película The Disappearance de Eleanor Rigby (que no es aquella mujer solitaria que cantara Paul McCartney o pudieran ser todas) se toma prestado el título de un recuerdo fantasmagórico en Liverpool. La figura de la mujer o Ella, se establece en contraposición al cerebro masculino y sus distintas formas de interpretar algunas cuestiones, dónde se refugia el director neoyorquino, a seguir en su carrera recién iniciada en el largometraje Ned Benson, para emprender el viaje en el tiempo de las relaciones en pareja. Con un guion propio que indica los cambios dramáticos cuando dos personas dejan de confiar el uno en el otro, pasando por todas las etapas posibles en dos formatos que se convirtieron en tres.
Dos películas, de ella y él según la visión de cada protagonista, para confluir en un único filme remontado bajo la batuta de Weinstein para reducir el resultado estético en la pantalla.

Por tanto, he decidido que la partícula (Re-) sea la indicada para guiar los pasos de este retrato del tiempo en este comentario.
Siento que esta desaparición se transforma visualmente en Reaparición con Jessica Chastain tras su explosión interpretativa en 2011, remontando su participación en producciones no demasiado complacientes digamos. Una actriz que desarma a los espectadores con su presencia pálida y cobriza, una fuerza e intérprete natural a pesar de la estatura y un trabajo entre el énfasis dramático y la predisposición para enamorar a la cámara. Creo que su valor aumenta cuando se enfrenta a papeles alejados del cariz comercial o fácil, por lo que me alegra su vuelta a personajes intensos y llenos de alternativas en su mundo interior. Veremos a la actriz pelirroja en El Año más violento, de J.C. Chandor junto a Oscar Isaac, David Oyelowo, Alessandro Nivola y Albert Brooks.


También, es un filme de reencuentros. Cuyos personajes retoman las conversaciones pendientes tras una fractura, en busca de sus propios caminos y revelados sus cambios mediante cierta brillantez en las palabras expresadas. Unas veces usadas como puñales y otras como salvavidas en el naufragio.
Cuando es necesario abrir una ventana para la renovación del aire pero el impulso se queda en intenciones, entonces aparece James McAvoy (Él) para aligerar algo de tensión, o aumentarla. Restablecer el estado caótico sucesivamente hasta refugiarse en la soledad de un club o un restaurante golpeado por la crisis económica y espiritual. Sus errores provocan la reparación o el rechazo, sin término medio, o le quieres o le dejas con sus recuerdos selectivos como fiel representante del género masculino. Dispuesto a tomar las cosas como vienen, o quizá no. Aquí su próximo estreno Victor Frankenstein de Paul McGuigan, con Daniel Radcliffe y Jessica Brown Findlay.


Incluso con las tontadas y bravatas junto a su amigo interpretado por Bill Hader, se reencuentra livianamente con el humor dramático, a mucha distancia de sus voces en películas de animación o de las colaboraciones de éste con Greg Mottola o Judd Apatow. Con más campos a frecuentar como su participación en Her y próximos atrayentes proyectos.
Mientras la atmósfera se espesa o diluye con las resonancias que remarcan los estados de ánimo temporales, acercamientos o tragos para olvidar, mediante los sonidos musicales de Son Lux, un joven compositor y mezclador (Looper). Y también de los ambientes musicales, anteriores a las resacas emocionales. Estará en el nueva película de David O. Russell, Accidental Love. Reparto: Kirstie Alley, Jake Gyllenhaal, Jessica Biel, Catherine Keener, Beverly D'Angelo, James Brolin.


En esta película (o dos más) de La Desaparición de Eleanor Rigby, también destaca por el reparto con renombres famosos, pues los padres tienen algo que decir con su experiencia vital. Y, a veces, es lo más recalcable e importante con secuencias repletas de expresiones, sentimientos y reproches, intentando buscar una luz que alumbre las sombras de su pasado.
En este camino lleno de tropiezos y apertura de nuevas etapas, se entonan frase que actúan como resortes hacia otros comienzos y perspectivas. Aquí, nos reencontramos con actores cercanos (por sus extensas y ejemplares carreras) como William Hurt e Isabelle Huppert, los padres de ella.

(Picture The Moon and the Sun, Sean McNamara. Reparto: Pierce Brosnan, William Hurt, Benjamin Walker)


Una mujer rebasada por la vida y re-viciada con elementos sacados de su lujosa pinacoteca, comparte las verdades con efluvios aunque éstas duelan, o las equivocaciones se conviertan en cariño en el futuro. A su lado, a distancia en la misma mansión, reside un Hurt anclado en la resistencia, como forma de lucha contra la monotonía y la pérdida de la pasión.
Ya que, sobre todo, la Desaparición de Eleanor Rigby es una historia sobre la pérdida, el reencuentro y la vuelta a la pérdida, sucesivamente. Incluida la relación con una hermana menor, confidente e interpretada por Jess Weisler.


El otro profesor, es un actor que encarna al padre de él como Ciarán Hinds, destinado para papeles de carácter, que esta vez revierte su carisma en la relación paterno-filial con intervenciones que dejan huella. Una relación olvidada por sus propios traumas personales y la separación de su chico ya convertido en hombre en busca de un guía luminoso sobre su cabeza.
La reestructuración de todos los acontecimientos que se relatan en esta revisión, es según muchos críticos su punto débil. Pues ha sido remontada en un Ellos, que parece no reflejar el trabajo completo de la interpretación ni complejo del montaje de Ned Benson. A lo cual no puedo dar respuesta porque no he podido contemplar la idea inicial. Otro misterio a resolver en el futuro de sus resueltos protagonistas, incluida Jessica Chastain como productora.

Un último reencuentro, sería a través de una profesora con gesto impertérrito y duro de Viola Davis, que comienza con una reprobación abierta hacia la amistad, como un resorte de su propia incapacidad o un rebote con el género humano. Capaz de expulsar cualquier acercamiento sentimental y acercarse a la intimidad de una chica perdida, hasta reconvertirse en una especie de confesionario que ayude a ambas a reconocer sus defectos y tener otra actitud. Es como la madre comprensiva de Eleanor, aunque más oyente que consejera, pues lo esencial lo debe afrontar uno mismo. En definitiva, es otra magnífica peca de naturalidad en la blanca piel de su amiga, la Chastain (Criadas y Señoras). El próximo trabajo de la Davis está a punto de estrenarse con el título Blackhat - Amenaza en la red, de Michael Mann y protagonismo de Chris Hemsworth.

Al parecer podría haberse obrado de forma distinta, y el resultado de la post-producción más experimental tenga un componente más contundente que el reciclado. Pero, el comportamiento humano y de pareja queda patente, con conversaciones brillantes e interpretaciones francas. Eleanor es delicada y fuerte, a la vez... a pesar de espejismos y juegos de azar finales.

*** Buena ***

The Beatles - Eleanor Rigby

viernes, 23 de enero de 2015

Fury.


De Furia Bastarda.

En abril de 1945 el ejército alemán de la Wehrmacht se batía en retirada sobre su propio territorio hacia la capital Berlín y los grupos de combatientes nazis cumplían las órdenes transmitidas por el alto mando, con la figura decrépita y enferma de Hitler desde la Guarida del Lobo antes de su suicidio en la búnker de la Cancillería.
En esos momentos de repliegue final de la guerra, se incendiaban y arrasaban las propias poblaciones, sus materias primas y a todos aquellos que se negaban a la defensa a ultranza contra las tropas aliadas. Mientras, un grupo de la caballería acorazada norteamericana a bordo de los ágiles Sherman M4 servía como avanzadilla de protección a la infantería, a través de la campiña en la cuenca del Ruhr, sembrada por cadáveres. Sólo algunos de entre los 50 y 70 millones de víctimas totales.

El filme Fury hace referencia a la potencia del odio y del fuego. Aunque no entiendo muy bien el porqué del título en español y el gusto por llevar la contraria a los productores y el director David Ayer para nombrar su trabajo. Así que me sumo a esta corriente crítica de cambiar los títulos elegidos por los creadores.
En primer lugar, queda claro que lo tripulantes en esta aventura bélica comandan un unidad de carros de combate compuesta por personalidades entre el trastorno y la psicopatía, manchados sus rostros con la sangre de compañeros y enemigos mientras les rodea la locura. Ellos son Brad Pitt, Shia LaBeouf, Michael Peña, Jon Bernthal, Jason Isaacs, Logan Lerman y Scott Eastwood, este último hijo del director californiano de American Sniper.

Podemos sentir como los carros blindados se comportan en el campo de batalla, a modo de abrelatas todoterreno con gran potencia de fuego que surgieron de prototipos antiguos, para cambiar para siempre la estructura de las guerras modernas. En su interior, los soldados conviven, injurian y mueren, atrapados sus corazones en una coraza metálica cubierta con sus restos vitales.
Pero el verdadero nombre Fury, proviene del sobrenombre de un cañón de 76mm., tal vez recuerdo de una incursión bélica o una relación amorosa (o homenajeando posteriormente a un caballo protagonista de una serie de televisión), con carros históricos rodados a caballo entre California e Inglaterra.

Pienso que Fury, se deba a la mala estampa que se propagó por todos los rincones de la vieja Europa durante la masacre en la 2ª Guerra Mundial. Furia por el odio intrínseco que invadió la sociedad. Furia por el carácter violento de unos hombres enfrentados, con un jefe rebautizado como Wardaddy y sus unidades denominadas con Amor. Furia contra las terribles e inhumanas acciones emprendidas por los miembros criminales que componían las Waffen de las SS hitlerianas. También Fury, por los carros enemigos y su potencia de fuego de 88mms., con una protección blindada frontalmente impenetrable para los tanques yanquis y la afinada vista de un Tiger1, conocidos por la tripulación sobre las arenas ardientes contra el Africa Korps. Furia por una guerra de hombres-niño que se aprovechan de las mujeres del ejército derrotado, como un derecho inalienable.

Y finalmente, Fury es el cambio de un joven dedicado a las letras que se ve inmerso en las tripas de la bestia, reclutado para una carnicería y con unos 19 se ve tratado como carnaza para tiburones, hasta que los veteranos de África le bautizan con su primer baño de sangre enemiga.
Es curioso que Wardaddy sea interpretado por el jefe de Hollywood en la cruzada de cambiar la historia con Malditos Bastardos (con un guion indefinible de Quentin Tarantino), pues Brad Pitt está en guerra contra los nazis en pleno siglo XXI, y olvidado la selección de papeles que le ofrecieron su status entre los mejores actores pagados del mundo, como otros. Con este ánimo que parece invadir la sociedad actual hacia un nuevo conflicto, pero... eso es otra historia.

Hay un lugarteniente en el guion del propio Ayer que se decanta por el refugio de la religión, y se convierte en una película como Fury en un elemento extraño y metido con calzador en esta lata para sardinas sin cabeza. Mientras se nombra a la Biblia, se defiende el sexo con mujeres del eje derrotado como escarnio y justificación de un conflicto bélico.
Igualmente, es bastante raro el camino que toman los protagonistas, con situaciones reflejadas que provocan incredulidad, como disparadas por el director a discreción a ciegas, en una vorágine de puntos de fuga de lo realmente importante y trazando la confusión de una encrucijada de egos planos. A veces, las conversaciones son misiles lanzados sin coordenadas correctas ni hacia objetivos reales y certeros, solamente muestra interés por la psicopatía del guerrero mientras se destrozan unos a otros. Son los perros de la guerra lamiéndose las heridas y escondiendo lo peor del ser humano, aunque me falta más sensibilidad en contra de la muerte que la escalada patriótica y la exhibición armamentística.
Existen momentos en que es difícil entender tanto gusto por la sangre y la propagación de trozos de cerebelo salpicando la pantalla, con el único motivo de alimentar el efectismo con planos salvajes, pero nulo sentido de la crítica ante los efectos del odio.

Por tanto, David Ayer que se desvive por mostrar la brutalidad en el campo de batalla, se refugia en una guerra de balas trazadoras al estilo láser de Star Wars, aunque planeando confusamente entre ambas filas ya que tiñen de sangre todo alrededor hacia un desenlace tan heroico como increíble.
Y es que dos bombas de mano sirven para rodar una secuencia ñoña y sin sentido, como una ligera explosión ante un recital de cuerpos desmembrados.
Me ha dejado frío esta Furia sin sentimientos, cuyos protagonistas se enzarzan en la violencia buscando un final sin romanticismo ni crítica.

Mucho carácter ególatra sin demasiadas aristas que desentramar y nula capacidad de emoción. Y una presencia que derrotaría a Hitler con sus motores diesel y su fuerte protección acorazada con una cañón de 85mms. Era el T-34 ruso, un destroza Panzer en toda regla que queda excluido de la ecuación y la Furia.

** Floja **

Tráiler Mad Max: Fury Road, de George Miller. Reparto: Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne, Zoë Kravitz, Angus Sampson, Rosie Huntington-Whiteley, Riley Keough, Nathan Jones.

martes, 20 de enero de 2015

The Inmigrant (o El Sueño de Ellis).


Érase una vez... Un Sueño.

En los inseguros años 20, en la ciudad de Nueva York circulaba en sus puertos un profuso movimiento de seres humanos provenientes de distintos puntos del mundo, especialmente de Asia y Europa. Se había convertido en un punto de confluencia de hombres y mujeres que llegaban en busca de un futuro y una mejor vida, alejados del hambre y la enfermedad.
En estos momentos, Norteamérica era el refugio de muchos europeos que decidieron abandonar sus orígenes (incluidos sus familiares y amigos) para escapar de una Primera Guerra Mundial y sus posteriores efectos en la población más humilde.

Aquella guerra que era sólo el inicio de los problemas o la continuación de los enfrentamientos de una larga y vieja historia con enfrentamientos políticos y territoriales. También la ruina de una Europa unida, con semejantes intereses para los ciudadanos de los distintos países, que cambiaría la esperanza por una verdadera carnicería.

La muchacha polaca interpretada por Marion Cotillard en el filme The Inmigrant, se desplaza llevada por la necesidad como tantos miles, con ganas de comenzar de nuevo junto a su hermana. Pero, la fatalidad y el contagio vírico le obligará a quedar confiscada en la Isla de Ellis (nombre que da título en español a la película) a causa de la expansión de tuberculosis.
Esta plaga de comienzos de siglo, se uniría a otras como el hambre, el paro, la burocracia, el miedo, y por último, la prostitución.
Reconozco una belleza algo atípica en la francesa Marion Cotillard. Sin duda, una interesante actriz con una carrera oscilante, pero creo que sus grandes papeles aún no han llegado y espero que siga creciendo en los próximos proyectos en una línea ascendente. No sé porqué razón en esta película no me acaba de convencer su interpretación distante y gélida como la niebla de la bahía de New York o Upper Bay.

En principio, la historia dirigida por James Gray y coescrita junto a Ric Menello (también autor conjunto de la notable Two Lovers) no pareciera tomar los sentidos que van secuenciándose en imágenes particularmente sexuales, pero las vías de la pobreza y la inmigración se tuercen hacia derroteros más marginales si cabe. De la misma forma que El Sueño de Ellis visita algunas de los temas y espacios comunes a anteriores películas del director de ascendencia rusa y judía, incluso otorga un papel protagonista a uno de sus habituales actores como Joaquin Phoenix.

Los escenarios tienen una ambientación de época excelente, con la ciudad de los rascacielos ´en construcción` desde el desembarco a los estudios Kaufman Astoria de Queens, hasta las calles del Bronx, Manhattan y alrededores del puentes de Brooklyn. Sin embargo, la fotografía y el montaje de la cinta se distancian un poco con las interpretaciones, que curiosamente pecan de cierto exceso de teatralidad o frialdad, acordes con la época y el invierno neoyorquino.
Otro aspecto secundario que refleja el punto de vista de Gray, es la decadencia de la actividad policial convertida en una asociación con motivaciones mafiosas, todo al margen de las leyes como ocurriese en familias precedentes en Little Odessa (su primer largometraje), La Otra Cara del Crimen o, sobre todo, La Noche es Nuestra.

Joaquin Phoenix aparece como una balsa salvadora, frío y distante como la atmósfera generalizada que recrea la película, un hombre dedicado a los inicios del vodevil, cuando las almas perdidas de la gran ciudad se unían en un foro, mezcla de personajes siniestros, prepotentes negociantes, jóvenes en busca de sexo de pago, insultadores y faltones profesionales. El salto al comercio del sexo resulta algo forzado, oculto ante un espectáculo de variedades que aparenta una familia más fiable del resultado real. Y es que la necesidad del estómago pasa necesariamente por las camas de alquiler. O bajo los puentes.

El Sueño de Ellis es un retrato documental de las oportunidades y fracasos de los inmigrantes procedentes del Este de Europa u otros lugares, antes de su escapada a la conquista de las nuevas rutas del hambre, hacia el prometedor y caliente Oeste. Porque, aquí a este lado, todo parece rollizo invadido por una ola de frío, sin luz, una calamidad que denota demasiada asepsia.
Solamente cuando entra en escena la magia, el tercer lado del triángulo interpretado por Jeremy Renner, se ofrece un resquicio de claridad y variedades fuera del mundo regido por el forzado proxenetismo. Pero, será un mero espejismo para volver a las calles y la tensión, a los Miserables y Juegos del Hambre, lanzándose unos cuchillos demasiado afilados para tragárselos.
Si bien la carga dramática rebosa en el metraje, echamos de menos más podredumbre y montañas de ratas a uno y otro lado de esta alcantarilla.

Lo mejor, el comienzo en el circo de los horrores dónde se trafica con las vidas y la carne, aunque la distancia no haga brillar las situaciones ni empatizar con los personajes. Tampoco sabemos si la terminación del invierno depara consigo un mundo más amable y respetuoso con las mujeres inmigrantes.
Aunque el futuro vislumbre algo de libertad y luz a esta Inmigrante prisionera de su mismo diseño y ambientación.

** Pasable **

Nino Rota - Godfather Soundtrack 

lunes, 19 de enero de 2015

The Theory of Everything.


Todo no significa Nada.

Creo que la lucha contra las enfermedades degenerativas será uno de los retos que afrontará el ser humano y la medicina moderna, para intentar alcanzar unas mayores cuotas de calidad de vida y supervivencia. Todas aquellas relacionadas con el deterioro del organismo y el cerebro por motivos de la edad o genéticos, así como de una vida sedentaria, con problemas de alimentación o consumo irracional de otras sustancias, serán objetivo de la ciencia. Y enemigo de las barreras económicas.

Stephen Hawking cosmólogo y científico nacido en Oxford (Inglaterra) fue diagnosticado de la terrible enfermedad de ELA a los 21 años, cuando comenzaba a despuntar en su faceta intelectual por encima de la media de investigadores universitarios. Ese dramático encuentro con la inmovilidad le supondría una larga enfermedad necesitado de ayuda externa para las acciones más comunes e importantes del hombre, como por ejemplo alimentarse, comunicarse o respirar.
Sin embargo, el hubo ciertos órganos que mantuvieron su funcionamiento, en plenas condiciones de uso, siguió racionalizando o expresando sus pensamientos gracias al motor de su vida, la ciencia. Y también, demostrando afectos o amando mientras el corazón siga latiendo a sus 73 años.

Su vida es una película continua vivida desde su butaca especial, y por ello el cine ha demostrado su interés por el personaje observando las experiencias descritas por Jane su primera mujer y profesora de lenguas romance, en sus libros titulados Travelling to Infinity y Music to Move the Stars. Por lo que el director James Marsh junto al guionista Anthony McCarten, han dado su punto de vista sobre una época determinada y fundamental en sus vidas, con el título abstracto y matemático, La Teoría del Todo.

Se pueden calificar este tipo de películas o biopics, de un acercamiento a la personalidad y la naturaleza humana con raíces en los inventos científicos, pues sus vidas son retratadas por aparatos fotográficos creados por los inventores e intelectuales. También, son expresiones determinadas por los recuerdos (de uno mismo o los que convivieron con el personaje) y en muchas ocasiones, propiciadas por una visión foránea, de un escritor o director. Aunque, se cuente o no con la opinión personal del individuo diseccionado emocionalmente ante el público.
Por tanto, el resultado siempre será bastante partidista.

En The Theory of Everything, la mayoría de escenas se desarrollan en el aspecto más personal de los Hawking, enseñando su lado más humano y dramático. Aquellos primeros momentos dónde todo brillaba alrededor, desde una celebración en el firmamento hasta una mirada, terminando (o sólo comenzando) con los síntomas de una larga batalla, a la que se predecían dos escasos, y extremadamente duros, años. Una parálisis motora que muestra en pantalla la crudeza de las etapas, con los primeros lazos sentimentales hacia su futura esposa y madre de sus tres hijos, junto a los avances cruciales de su pensamiento respecto a la creación del universo.

Por supuesto, James Marsh está habituado al contacto con el documental y vidas de determinados personajes públicos, así en La Teoría del Todo amalgama lo profesional y lo privado, relativo a un superviviente como Stephen. Pero, al basarse de primera mano en las experiencias de su ex-mujer Jane, el mundo científico y universitario giran en una órbita más limitada para acercarse al público en general. En cierta forma, es adecuado porque Hawking peleó para que su voz fuera oída y entendida por todos.
Los términos sociales, académicos y sentimentales prevalecen sobre los científicos, no borrados del todo (algunos están presentes como refuerzo a la historia) como ejemplo del esfuerzo físico y mental. A través, de otros personajes que se acercaron en aquellos duros momentos a la familia y que señalan los diferentes estados de ánimo por los que pasó su relación íntima.

Los puntos fuertes de la película se hallan en las personas y sus sentimientos, primero con romanticismo y después con esfuerzo denodado para alimentar un amor herido mortalmente. Siendo Jane, principal protagonista como juez y parte interpretada por la premiada Felicity Jones (Spiderman 2 El poder de Electro, La Mujer Invisible) junto al poseedor de las estrellas y la poesía, encarnado por un actor también en continua expansión como Eddie Redmayne (Los Miserables, Mi Semana con Marilyn). Un universo de nuevas estrellas confabuladas para brillar en una poética y emocionante interpretación, más que para elaborar una teoría sobre los designios de la humanidad.
Se exponen las bases de la teoría caótica del Todo, pero el fracaso sentimental y el enfriamiento pasional demuestra que todo sigue en movimiento, hasta el cambio constante del todo es posible en pugna con la antigua postura de un Dios inamovible.

Stephen Hawking sigue en la actualidad haciéndose preguntas semejantes desde aquella época que le causara las lágrimas y la fatalidad, aquellas sobre la vida y la existencia de una divinidad, negándola como científico y convirtiéndose en un auténtico explorador incansable. Poniendo en marcha su cerebro con la ayuda de manos y pies de otros más agraciados físicamente por voluntades divinas o, diría más bien, por el carácter hereditario de nuestro ADN.
Como una ruleta rusa que reparte enfermedades o capacidades fuera de lo común, revitalizadas con la dedicación y el estudio, inmersas en una espiral semejante a una pequeña mancha de leche sobre la superficie del café diario. Enfrentándose como galaxias que se devoran, hasta la extinción del amor o expandiéndose más allá de los límites humanos hasta el infinito, de nuestra mente.

Estudiando a Hawking se observa que la resistencia humana no pareciera tener límites, pues creo que la unión construye una fortaleza que sólo puede derribar la falta de fe o la desaparición del deseo. A opciones como éstas, nos aferramos para vencer el dolor o el sufrimiento.
Entonces, para la inmensa mayoría, La Teoría del Todo es el cariño. Un auténtico motor de esperanza, de cambio de vida y respeto. Del todo que se confunde con la nada.

Si la muerte es el destino final u otro paraíso onírico (e indemostrable) deberíamos escuchar más a la ciencia e intentar comprender el origen de la guerra, las ideas o... el amor.

*** Buena ****

Samuel Karl Bohn – Unlocking the Mind (The Theory of Everything Music Trailer)


Tráiler Jupiter Ascending, de Andy y Lana Wachowski. Reparto: Mila Kunis, Channing Tatum, Eddie Redmayne, Sean Bean, Doona Bae, Douglas Booth, Vanessa Kirby.


Tráiler True Story, de Rupert Goold. Reparto: Jonah Hill, James Franco, Felicity Jones, Ethan Suplee, Gretchen Mol.


The Theory of Everything Soundtrack – Jóhann Jóhannsson, nominado al Oscar.

domingo, 18 de enero de 2015

Big Eyes.


El Arte que entre por los Ojos.

Dos años habían pasado desde que Tim Burton dirigiera la revisión de Frankenweenie y ha demostrado que un periodo corto de tiempo puede hacer cambiar muchas cosas en la vida. Y relaciones, igual que le sucediera a la pareja protagonista de su nuevo filme Big Eyes, en una historia real y deformada por las emociones interesadas.
Para ello, ha contado de nuevo con algunos de sus colaboradores habituales y que dan un sentido singular y humorístico a las historias que interesan al director nacido en Burbank (California), los guionistas de Ed Wood. Aligerando algo su interés por la muerte y los crímenes pasionales hacia otro de sus temas favoritos, el vacío existencial y el amor-odio entre géneros. Todo difuminado por el mundo de la pintura y las melodías de Danny Elfman en la voz de Lana del Rey interviniendo en dos temas compuestos para la película producida por Silverwood Films y The Weinstein Company.

(Dibujaré una especie de conversación mantenida con sus dos protagonistas principales encarnados por Amy Adams y Christoph Waltz tras una interpretación ficticia, y con ligero toque de humor cínico)

¡Hola Señorita Margaret! Me he quedado contemplando tus Grandes Ojos y he decidido que me gustas más que todas esas otras.
Un amigo llamado Tim Burton, me dijo que los ojos son como las ventanas del alma. Pero, no sé qué alma. Una cariñosa y benefactora, u otra que piensa únicamente en sí misma, oscura como algunas películas.
La tuya es de una artista dulce e inteligente. ¿Te quieres casar conmigo?
Lo haría si creyera en el matrimonio... ¿te diste cuenta que tengo una hija? ¿Me quieres?
Sí, Ojos Grandes, a ti y a tu pequeña princesa. Cuál era su nombre... ah sí, Arte. Me encanta tu pintura como si fuera mi propia obra.
Gracias Walter... aunque no sé si me dices toda la verdad.
¡Corten, corteeen! Os necesito por ese camino, la dulce y tímida Margaret junto al atropellado y lenguaraz Walter Keane.

Así, Tim Burton construye una obra fuera de sus habituales escenarios entre penumbras (aunque tras esta ventana se esconde algún que otro monstruoso ser) y de las líneas rectas, espirales y demás objetos animados sacados del universo del cómic.
Aquí abraza a la pintura, con el sentido de reflexionar sobre la propiedad intelectual y los individuos llevados por su poca estima a la ocultación o incluso la desaparición.

Esta intensidad emocional es la que andaba buscando el director norteamericano, una película que se reflejara en un mundo real pero con una ventana hacia las personalidades alteradas, con un punto de maldad en sus comportamientos. Más bien, un cuadro.
El filme que ha titulado Big Eyes, está centrado en el engaño de la vista respecto a los mecanismos ocultos en el cerebro, pues éste cree que la realidad es lo evidente cuando se esconde en los sentimientos más recónditos.

Para ello, ha elegido a dos protagonistas en plena cresta de popularidad y buen trabajo en los últimos tiempos, para que se luzcan en unas interpretaciones bis a bis, con un estilo marcadamente burtoniano, porque el director ha intentado mantenerlos dentro de su mundo particular siempre con una pincelada de creatividad propia. Eso me gusta pensar al menos.
Aunque en este caso, haya abandonado algunos temas evidentes para tratarlos como un reflejo de la fantasía en el mundo real, una ventana de la realidad que abriría aquellos escenarios imaginarios, a través de su mirada de creador.

Amy Adams: Crees que el público podrá entender este cambio, al tratar una temática con el punto de partida de las relaciones personales en la pareja.

Tim Burton: Pues claro, siempre ha sido una materia relacionada con mi cine y los temas fantásticos que me apasionan. Desde mis orígenes en el cine, he desarrollado personajes con esas reminiscencias reales en un mundo oculto a los demás. Viviendo su propia historia, tras el horizonte visual de mis seguidores, que crecieron entre seres de cuentos y héroes legendarios, pero que se enfrentaban a la ciencia ficción deslizándose por sus historias dramáticas, sus parejas y desarrollos infantiles con características adultas en la oscuridad.
Muchas de ellas, eran aventuras amorosas casi inaccesibles, sólo posibles en ese mundo de fantasía o en los sueños de los espectadores, como yo mismo.

Christoph Waltz: Gracias Tim, gracias por ofrecernos ambos papeles. Grandes posibilidades para satisfacer otras visiones, de como un artista que intenta realizar una obra maestra se esconde entre la multitud de colores ajenos para venderse como producto de mercadotecnia. Me he sentido así tratado, alguna vez.
Siempre tienes un gran Ojo para mezclar cierta amabilidad con las pasiones contrarias, como la insufrible avaricia que persigue a algunos personajes de tus películas, en la más tradicional costumbre de los malvados de Hollywood. Espero estar a la altura.

Tim Burton: Tranquilo Christoph lo estarás, aunque nos costará un riñón convencer a los fans más recalcitrantes.

C.W.: Me he divertido muchísimo, caricaturizando al personaje en Big Eyes. Pues, los laberintos de la mente por los que discurre su aptitud, son propios de tu imaginería este pintor, hacedor de billetes y vendedor de mentiras. Se mueve entre el malo de un cómic y aquellos dibujos animados desvergonzados, pero con un hilo de histrión. Incluso, me ha recordado a Christopher Lloyd como Juez Doom, en Quién engaño a Roger Rabbit u otras animaciones de tus películas que jugaron con el reverso tenebroso de los seres humanos con cierta comicidad patética. Seres con una luz, bastante siniestra.

T.B.: He querido demostrar ambas caras de la moneda. El arte con los pinceles enseña a unas niñas tristes, con un futuro oculto en sus ojos enormes como si pidieran una oportunidad para vivir. Su negritud se enfrenta a la búsqueda de cariño necesario en todos nosotros, porque para seguir adelante necesitan relacionarse y crecer tanto personal como artísticamente.
Por tanto, Amy y sus niñas pintadas son los verdaderos protagonistas de esta y otras películas, aunque tú te levantes una mayoría de las escenas en la película con tu personalidad arrolladora.
Los niños dentro y al otro lado de la pantalla, son el objetivo de mis oscuros pensamientos como en un cuento o una fábula. Aprendizaje del comportamiento, a través de algunos pequeños sustos y la diversión, por supuesto.

Amy Adams: Gracias a Mr. Waltz mi papel luce más aún. Tus heroínas lo pasan mal en la mayoría de ocasiones (sino en todas) porque en el fondo buscas la redención o el perdón por los comportamientos de hombres (monstruos) contra ellas, o también la reivindicación del espíritu femenino en contra de la injusticia. Ánimo de superación que celebro por el egoismo que demuestran elementos secundarios de tus películas y algún que otro protagonista machista.
Mira Tim, como en nuestra industria sucede a menudo. Las directoras piden más oportunidades de trabajo para realizar y pensar sus proyectos, ya que el mundo masculino controla el Séptimo Arte para mantener ese dominio.

T. B.: Vaya Amy, muy acertada en la comparación con mi película Big Eyes, pues el esfuerzo de todos en ella ha tratado de valorar el proceso creativo de la mujer, para evitar que sea un objeto a vender sin ninguna personalidad y valor propio. Te agradezco tu participación en la batalla que habéis iniciado, pintoras, directoras... y en general artistas.
También a Christoph por su gran trabajo como vendedor de humo, tu interpretación da la réplica necesaria entre la genialidad y el sarcasmo cómico, casi de tebeo. Habéis retratado el verdadero espíritu del artista contra el negocio, como Dos Caras separadas contra el archienemigo.

C.W.: La mente del artista no difiere mucho de la realidad en la sociedad, pues todos los ciudadanos buscan ese reconocimiento personal y profesional, también buena posición económica (o sustento legítimo) y aquella cosa indeterminada llamada amor.
La historia se llena de vidas, de hombres y mujeres que enloquecieron al no poder alcanzar alguna de esas metas, aunque el divertimento domine a la frustración con el patetismo, y el mito sobreviva con métodos propagandísticos y la mentira.

T.B.: Big Eyes, se empeña en reconocer los méritos personales por encima de intereses ocultos, con el poder de la publicidad y los contactos mediáticos logrando construir esta gran trampa escondida en los Grandes Ojos. Una historia para defender la verdadera personalidad a costa de las lágrimas, silencio y olvido.

A.A.: Me enorgullece interpretar a esta pintora y espero que sirva para devolver algo del crédito perdido. Ahora, me encuentro en mi mejor época, una niña de ojos limpios dispuesta a abrirlos para abarcar todas las perspectivas posibles. Aunque este año, nos hallamos quedado sin ninguna nominación a los Oscar´s, otra vez será.

C.W.: Ya te digo Amy, te esperan trabajos con Jean Marc Vallée y Janis, con Denis Villeneuve y Zack Snyder, casi nada... te veremos por estos lares. Yo mientras termino Spectre con Sam Mendes y me alisto a un nuevo Tarzán con David Yates.

T.B.: Suerte amigos, pues yo tengo también interesantes proyectos en el camino. Esperemos que las personas no se alimenten de méritos ajenos, ojo avizor, pues el talento y la justicia nos deparará nuevos éxitos.

*** Buena ****

Big Eyes – Lana del Rey (Soundtrack)



Tráiler Jupiter Ascending, de Andy y Lana Wachowski. Reparto: Mila Kunis, Channing Tatum, Eddie Redmayne, Sean Bean, Donna Bae, Douglas Booth, Vanessa Kirby.

viernes, 16 de enero de 2015

Obvious Child.


El Humor Femenino.

Algún tiempo ha transcurrido desde que el humor se empapaba en los clubs nocturnos de humo y de risas compartidas, luchando a brazo partido contra las conversaciones y los gritos derivados de una atención descuidada.
Aquellos lugares de copas y comedias clandestinas, dónde se podía despotricar contra cualquier idea sin repercusión multitudinaria en los medios, sólo podrías temer que a alguien del público se le cruzaran los cables por un gaznate jaleado por los efluvios del alcohol.

La risa en los escenarios, por sus comienzos, no estaba demasiado concurrida de exposiciones ni posturas femeninas. Contadas eran las mujeres que se atrevían a hacer competencia a aquellos humoristas forzados por la situación económica, normalmente.
Profesionales del humor, como el maestro Woody Allen rodaba el surrealismo sexual y vivaz en sus primeros filmes, y encarnaba la inteligencia mezclada con el criticismo más arrollador abriendo las puertas para otros actores que triunfarían en sus carreras como Robin Williams, Eddie Murphy y Billy Crystal con elementos atribuibles a ese estilo de humor. Se seguirán incluyendo principalmente chistes sobre las relaciones sociales o privadas entre géneros y una carga crítica por bandera. Por supuesto, a través de una mirada especial, siempre bajo la condición de judío y hombre de Mr. Allen dada la vuelta en Obvious Child hacia las dificultades de la mujer para conseguir un lugar común en la Stand-up Comedy americana.

Ahora, las cosas han cambiado.
Las féminas han alcanzado semejantes niveles en la comicidad de los monólogos, tanto en directo como en televisión, y en el caso de la película Obvious Child, la actriz Jenny Slate se encarga de recordarnos que existe la visión femenina del humor, con la misma carga ácida y de gusto dudoso que puede expresar un hombre. Y hacer la misma crítica de las relaciones de pareja con el punto de vista de una treintañera lenguaraz y omnipresente en todas las secuencias de principio a fin.

Es complicado calificar un filme como Obvious Child sin caer en cierta contradicción o remarcar las distancias que nos separan de las opiniones en ella establecidas. Pues, todos tenemos una postura determinada por nuestra experiencia en la vida. Pero, intentaré obviar la realidad para acercarme a la crítica cinematográfica.

Primero, se trata de una producción independiente USA, rodada en Brooklyn por una directora Gillian Robespierre que alumbra su primer largometraje y ha intentado que rueden cabezas dejando algunas temas al libre albedrío, o más bien, al control total del ritmo que marca la comediante en escena. Tanto en las tablas como en la privacidad, demuestra un repertorio de gags y muletillas propios de los primeros chistes sociales, al lado de estrellas como los recordados Georges Burns o Jack Benny. Una muestra serían los trabajos alocados realizados en su primer guion para el cine What's new, Pussy Cat? y en películas como Toma el dinero y corre, Bananas o sobre todo Todo Lo Que Usted Siempre Quiso Saber Sobre el Sexo, Pero Nunca Se Atrevió a Preguntar, que regirían el destino crítico y sexual comenzado en aquel local Blue Angel sobre 1960.
Por tanto, la narración depende del ritmo de ella con un guion a su medida, aunque resulte algo floja cuando tiene que enfrentarse con los obstáculos personales que pone la vida delante del micrófono. Con un guion de la propia directora que se pierde en determinadas discrepancias y dudas sobre la pareja o la fidelidad.

Segundo, el método utilizado se basa en el denostado sentido del ridículo, porque el humor se lanza como defensa personal y ataque, dependiendo de las situaciones que acosen a la protagonista en cada momento. Feminismo, sexo y paro, frente al escaparate del humor escatológico.
Así, puedes tomar partida por una postura u otra, atendiendo a tu parecer sobre la protagonista, pues su rostro y palabras dirigen la escena haciendo que tomes partido en algún sentido sobre su trabajo confeccionado para escandalizar. Parecida en la contradicción, el aspecto físico y el mental con Woody, siempre desde el otro lado del campo.

Tercero, la primera impresión no es la que cuenta.
Porque alrededor de una comedia disparatada y ´bizarra` se esconde una acción ideológica, a cierta distancia aunque persiguiendo un sueño de la idea que Martin Scorsese presentara en El Rey de la Comedia y la carrera de un actor cómico en la piel de Robert De Niro que pretende triunfar profesionalmente en dicho campo o Burnie... . Una mujer dedicada profesionalmente a hacer reír y cercana al Lenny interpretado por Dustin Hoffman en la notable película de Bob Fosse con el mismo título sobre la vida del humorista Lenny Bruce (también se podría relacionar en muchos aspectos con la cara femenina de Tootsie dirigida por Sidney Pollack), o otro estado en el filo del chiste que lleva a Adam Sandler a reírse entre la vida y la muerte en Funny People con Judd Apatow tras la cámara.
En su avance, deja algo de lado la vida azarosa del profesional del chiste en clubs nocturnos, para dirigirse hacia una comedia romántica con tendencias obsesivas, pero manteniendo un cierto rechazo a las películas ñoñas que pertenecen al género más edulcorado del amor. Aquí su pareja cinematográfica Jake Lacy comparte elementos críticos, su vida con el humor y una complicidad entre la diversión, el sexo y la realidad de las relaciones entre hombres y mujeres. O viceversa.

Por último, un cómico de la lengua irreverente con similitudes a Mr. Allen más joven y con tetas, que va desapareciendo poco a poco, para dar lugar a un personaje iracundo y frustrado que cambia su humor para ajustar cuentas con la vida a su alrededor es la parte más deficiente en el filme. Y, a una pareja masculina que deambula primero por el desconocimiento y luego por la ambigüedad frente a las implicaciones tras una noche de excesos. Más marcada por los mismos rasgos humorísticos y escatológicos que por su peso en la historia de los protagonistas.
Como decía el personaje de Woody en Delitos y Faltas, “Comedia es tragedia más tiempo”.

Creo que el papel de la monologuista es más atractivo en su comienzo que cuando afronta las cuestiones decisivas, aunque el reposo de tanta frustración algo psicopática, se analice frente al televisor compartido en el sofá observando una película.
Siempre que se produzcan las ideas ocurrentes y frescas habrá posibilidad de llegar a acuerdos, elaborar un texto cómico o a rodar una película, pero sin deseos, aptitudes coincidentes o gustos semejantes en la pareja no podremos compartir sensaciones, más allá del sexo.
Está pequeña producción con varios premios en 2014, me ha recordado lejanamente a aquel inolvidable carnicero interpretado por un magnífico Ernest Borgnine, no muy agraciado físicamente pero determinado a dejar de lado la soledad que invade nuestra sociedad, en la obra maestra de Delbert Mann con el título de Marty. Una recomendación personal.

El amor duradero (si existe) podría ser cuestión de tiempo... e interés.


** Pasable ***


domingo, 11 de enero de 2015

Clouds of Sils Maria.


La Serpiente y

Poéticamente en este filme se recrea una situación proveniente de la experiencia, y por ende del paso del tiempo mientras esperamos un acontecimiento (pudiera ser natural o de índole mística) que nos proporcione las respuestas universales que deseamos conocer. Como por ejemplo, ¿cuál es nuestra misión en el mundo o hacia adónde nos dirigimos después de la vida?
También el porqué tomamos algunas decisiones que marcan y rigen nuestro destino.

Clouds of Sils Maria es una coproducción entre Suiza, Francia y Alemania con unos protagonistas comunes en dos franceses. Por un lado, el director y escritor de París, Olivier Assayas que abandona sus registros artificiales (apuntados en una secuencia del filme) por un paisaje cinematográfico más naturalista; y por otro la carismática actriz Juliette Binoche que viaja a su pasado real (ya trabajo junto a Assayas en este cambio con Las Horas del Verano) para contarnos aspectos metafísicos e intimistas, dando una relevancia principal al conocimiento de la personalidad femenina respecto a determinados temas como la atracción, la vejez y la muerte. Es decir, una ramificación de anteriores temáticas de su cine en que prevalece la supervivencia de la mujer frente a la violencia social o la sexualidad.

Por ejemplo, confluye en una relación triangular con varias de esas personalidades atraídas por una labor profesional como actrices o su momento crucial atendiendo a la diferenciación por edades. Y una idealización de la juventud como respuesta a las inquietudes, que sería la atracción sexual e intelectual entre mujeres con similitudes, pero comportamientos más existenciales que físicos.
De ahí, que el director Assayas se olvide de una acción frenética o la fantasía (incluso del cine negro con mirada tecnológica) enfrentándose con un mundo dominado por los sentimientos femeninos y las inquietudes espirituales, encuadrado en un evento onírico del paisaje o en las relaciones privadas dentro de un contexto teatral.
Por tanto, se desplaza entre diversas localizaciones al cantón suizo de Graubünden deteniéndose con las vistas de St. Moritz, Maloja y Sils María, fotografiada en 35 mms. y presentada a concurso en Cannes.

Posicionamiento y sentencias públicas respecto a los medios de comunicación, con aparición del sensacionalismo en busca del escándalo, pero siempre manejado desde la distancia como si alguien oteara el panorama desde lo alto de una colina. Y, sin embargo, tuviera toda la atención puesta en ella, esperando nuevos acontecimientos o pérdidas.
También, trata sobre la desaparición del amor en todos los sentidos incluida la amistad, tanto personal como profesionalmente. Cuando una actriz madura comienza a discutir su propia realidad y las decisiones tomadas en el pasado, que influyeron sobre terceros. Quizás por ello, Assayas se muestra aparte de sus diálogos, como dejando construir los personajes o destruir su trabajo.
De esta situación al margen de la historia, se apodera la interpretación por encima de todo, de dónde proviene todo lo bueno y malo de esta cinta, dominada por la espontaneidad en la piel de una correcta Kristen Stewart, y la estrella titubeante Chloé Grace Moretz, de la que desearía más participación y peso en la historia.

El guion del propio director se basa en la parte estructural de la obra, en el aprendizaje de un texto que habla sobre esas mismas relaciones que se intuyen (más que se admiten) dentro de la lucha de egos y atracciones interesadas, en dura pugna entre el raciocinio y los deseos.
Claro está, es una dramatización idealizada y llevada al límite de la resistencia de una trabajadora, también algo forzada a mi parecer, pero con plena vigencia en las actuales actividades profesionales o de amistad.

La figura cartesiana con forma vaginal y perspectiva clitoriana define distintas aptitudes ante la vida según las edades de las protagonistas, y un misterioso comportamiento entre lo irreal y lo confuso, como una niebla que invade la clara visión de las cosas. Un argumento que transita a bandazos, debido en parte a los pocos datos que conocemos de los personajes centrados más en la teatralidad que en algunas emociones ocultadas al espectador.
La observación de Clouds of Sils Maria es fría y manipuladora como el personaje de Madame Binoche, pues adereza la interpretación teatral con una ambientación mágica, cuando se está hablando de sentimientos.

En el sentido esotérico, las nubes se presentan como metáfora del engaño que representa la serpiente, creando una atmósfera demasiado irreal para la aptitud crítica que se quiere contar y perdiendo la perspectiva de los hechos acometidos en primer término por el director. La asunción de elementos peligrosos como la superioridad moral o la prepotencia cultural, como medio para destruir la comunicación entre el ampuloso posicionamiento del amor propio.
El valle nebuloso aparece como un velo de ocultación o una sensible amenaza que nos visita desde el pasado, para dejar escondida esa parte débil que todos tenemos frente a los demás.

El ecologismo y la elección de variados estilos musicales para esta aparición fantasmagórica, acompañan al espectador como una expresión artística del autor, aunque también confieren un carácter dramático sobre la perspectiva vital de una actriz cercana a la vejez.
La confusión juega con los estados emocionales, como la niebla se adapta a todas las superficies, con excelso cuidado estético marcado por la fotografía. En detrimento de la realidad, que se apunta con la función teatral y el aprendizaje de un texto, está la doble intención de enmascarar los verdaderos motivos y la personalidad dentro de los lados de este triángulo de Venus.

En el ámbito interpretativo, para Cinecomio resulta ganadora Kristen Stewart por una naturalidad excesiva pero necesaria para alcanzar otros papeles en el futuro, una Juliette Binoche que vive de las rentas como presagio este papel en el presente, y a Chloé Grace Moretz que pareciera sentirse observada, como el fantasma que emerge por las montañas y desaparece sin volver a saber de él, cuando se esperaba un reptil más venenoso.

En definitiva, zigzagueante y fría como la serpiente e inconsistente como la niebla.

** Pasable ***

Das Wolkenphaenomen von Maloja (Arnold Fanck, Short of 1924)


Largo from the opera Serse by George Frideric Handel (Clouds of Sils Maria Soundtrack)

sábado, 10 de enero de 2015

Jauja.


En el viaje nos encontraremos...

Desde luego, hay gente de todas las épocas que ha enloquecido buscando las promesas de prosperidad o fortuna, desde los inicios de la humanidad hasta épocas más cercanas. Como ocurriese durante el siglo XIX, en la lejana y fría Patagonia, en el que los hombres se dispusieron ha encontrarse con sus ancestros superados por la imaginación, aquellas antiguas leyendas o los propios terrores.

Por entonces, muchas otras regiones que prometían un enriquecimiento con sus tesoros o misteriosos efectos en las aptitudes humanas (pongamos como ejemplo el cáliz sagrado y las leyendas artúricas) fueron víctimas de la voracidad de exploradores y soldados temerarios. Hombres dispuestos a los excesos y una fisicidad a prueba de cualquier reto a su resistencia, que se dedicaron a hallar los vestigios de antiguas civilizaciones plagadas de riquezas y oro.

Y el arte fue testigo de aquellas viejas leyendas, a través de la poesía o la prosa, actualmente el cine. Como ocurriera con territorios imaginarios que cruzaban por parajes inhóspitos casi prohibidos para los hombres foráneos, protegidos por terribles seres o dioses. A esas regiones cargadas de posibilidades se les llamó Xanadú, Shangri-Lá, Las famosas minas del Rey Salomón, otras más físicas en Potosí, la ciudad más enigmática de la Atlántida, o en el caso que nos ocupa, como Jauja.
Esta historia de la Jauja argentina, está conducida por un hombre que gusta especialmente del estudio del comportamiento humano y ganador del premio Fipresci en el Festival de Cannes. Por eso, no se centra tan sólo en la búsqueda de la riqueza prometida, sino en valores más profundos y ocultos en el ser humano, como la pertenencia a la sangre.

Si el director nacido en Buenos Aires, Lisandro Alonso, hubiera nacido en Dinamarca como el protagonista y mercenario capitán Gunar Dinesen interpretado por un contemplativo y adecuadamente físico Viggo Mortensen (autor también de dos temas musicales del filme), los paisajes retratados tendrían el aspecto europeo y costero del Atlántico, con otros paisajes y temperaturas, también colores propios del invierno en el país de la Península de Jutlandia aunque con vegetación y fauna autóctona del continente europeo. O tal vez, en una mansión aristocrática rodeada de excelsos bosques con abundante vegetación de coníferas y olmos, salpicados de lagos que guardan aún terribles secretos. Pues, el perro es el mejor amigo del hombre, dicen.
Pero, en la tierra de Jauja, las llanuras y los parajes desérticos que se adentran en una afilada y elevada costa en medio de la nada, fueron testigo de enfrentamientos entre el indigenismo y el avance de la tecnología. En cierta forma, semejante al western crepuscular con la llegada de la ciencia montada sobre caballos de vapor.

Las bajas temperaturas en charcas naturales que servían de reposo de los guerreros, se llenaban de sangre y violentos actos, mientras un padre perseguía como un fantasma a algo muy diferente por lo que llegó a esta región. Durante cientos de kilómetros en solitario, su cabalgadura y luego sus botas, se adentraron en la quietud salvaje, en la contemplación dramática o los momentos dónde el único movimiento proviene del viento o los animales. Y durante la noche, te abandonas a soñar con un encuentro que parece ya imposible. Aunque fotografiado por Timo Salminen compañero de fatigas y aventuras de Aki Kaurismaki, el resultado llega a la perfección en los encuadres.

Aquel tesoro que buscamos, es una probabilidad o una pesadilla. Ahora el oro no importa, pues buscamos una personalidad que forma parte de nuestra existencia, todavía a medio construir por la joven edad. La falta de esta respiración o el agotamiento puede causar la locura en el protagonista y sus sueños.
Y entonces, el soldado quedará a la merced de la naturaleza, abandonado y tirado en el campo de una batalla sólo existe en el recuerdo, como las tierras que intentaban descubrir. Entre lo onírico y lo salvaje. Hasta desaparecer en otro tiempo y espacio.

Porque, la búsqueda es una excusa para contar una relación perdida con los hijos, y esconder aquellas relaciones personales a cambio de la libertad, bajo el prisma de unos ojos tan azules como fríos. Aquí, cerca de la inexistente Jauja, prometida tierra, el explorador con espada como tantas otras veces, se queda en la frontera de la realidad apabullante y la imaginación más traidora, al igual de un espectador que observa entre incrédulo y sorprendido. Tal vez, perdido a su vez como la Tierra, los indígenas o como una hija de nuestra propia sangre.
La decisión de continuar es vuestra.

El cine, como dije, ha tratado en bastantes ocasiones este tipo de viajes al encuentro de uno mismo, con diferentes versiones de la realidad. Dónde se enfrentan esas dos visiones del mundo, una natural y otra moderna, en un espacio imaginario que pertenece a la literatura de nuestros antepasados o a los sueños en 24 fotogramas por segundo, creo que de ahí el reencuentro con un formato que recuerda a tiempos pretéritos. Entre lo real o lo onírico.
En Jauja, como en otras circunstancias utópicas imaginadas en la historia de la humanidad, se mezcla cinematográficamente la esencia de lo natural con el naturalismo, con tratamiento contemplativo que pone a prueba la paciencia y entrega por el cine a sus artistas y equipo de rodaje, por supuesto, también a sus espectadores.

También son un arma para el lucimiento de sus protagonistas, encuadrado con perfección milimétrica y sensaciones plagadas de sonidos o aromas, entregados a la espiritualidad o el encuentro de la causa o persona perdida.
La obra de algunos directores circula por las venas de esta Patagonia agreste, con similitudes con ciertos aspectos del cine documental, por ejemplo de Werner Herzog, o las aventuras detenidas en lo minúsculo de David Lynch, o mucho más prolongado por los magníficos recorridos que emprenden sus personajes en las películas de Terrence Malick.

En estas películas sobre viajes que se alimentan de un combustible propio basado en los sueños, buscando una meta personal o un tesoro de valor incalculable... Pero, ojo que algunas cosas no son materiales y se pueden convertir en una obsesión.
Como le ocurriera a otro capitán llamado Ahab con la persecución de una venganza blanca y enorme dirigida por John Huston e interpretado por una caricaturesco y entrañable Gregory Peck.
De igual factura y con el mismo maestro tras la cámara, se hallaría un viaje que es a la vez una huida y una búsqueda del conocimiento de uno mismo, con todas las dudas, vicios y errores que cometemos a lo largo de nuestra vida. Aquí, el viajero es una pareja encarnada por el incomparable Humphrey Bogart, y no menos inolvidable Katharine Hepburn, por las aguas espesas del río Lualaba en Uganda. Una aventura cinéfila de título La Reina de África en honor a un paquebote.

Dando un salto cualitativo hacia los mitos concentrados en el nombre de una ciudad legendaria y perdida, Frank Capra se embarcó en un viaje a la fantástica Shangri-La ubicada supuestamente en el Himalaya, y un grupo de visitantes encabezados por Ronald Colman y una compañera valiente que lucharía contra el McCarthismo Jane Wyatt, hasta estos Horizontes Perdidos.

En este aspecto más aventurero del viaje, hallamos muchos territorios que reúnen tras ellos, una leyenda más o menos afortunada. Pero que marcan los senderos por los que sobreviven y sueñan sus protagonistas, como Robert Redford fundiéndose con el ecosistema en
Las aventuras de Jeremiah Johnson, dirigida por el Sydney Pollack más salvaje.
O las famosas Minas del rey Salomón, en varias ocasiones visitadas por el séptimo arte, siendo una de las más famosas la interpretada por una pareja tocada por salacot y las picaduras de insectos, Stewart Granger con Deborah Kerr. Una búsqueda de tesoros que arraiga con la más famosa aventura en la selva, junto a Johnny Weissmüller y Maureen O'Sullivan de carabinas raptados por insaciables y peligrosos individuos en busca del oculto Cementerio de los Elefantes.

Por otro lado, la más divertida y alucinante se rodaría alrededor del mundo por Norman Z. McLeod con un personaje que ha sido actualizado últimamente por Ben Stiller interpretando en La vida secreta de Walter Mitty, aquella especie anti-explorador con las muecas y la simpatía de Danny Kaye. Sólo que cambiando a Virginia Mayo por Kristen Wiig.
En este descanso para comer un tentempié y echar un traguito de la cantimplora, podríamos adentrarnos junto a Werner Herzog por La Cueva de los Sueños Olvidados y encontrarnos con el Fin del Mundo, como aquel hombre que se perdía con sus amigos, los osos buscando formar parte de la naturaleza como uno más, y desafiaba la voz rugiente del animal interior.

Sin embargo, poco tendrían que ver estas aventuras arquetípicas de Hollywood con la presencia más minuciosa de una cámara rodando el silencio, o mejor dicho los sonidos de la naturaleza. Al igual que Howard Hawks con su western se diferencia de El Dorado de Carlos Saura, o más irreal y sangriento dirigido por el mismo Herzog mostrando la visión europea y polémica del hombre blanco con su Aguirre, la cólera de Dios.
En este aspecto, la aventura entronca más con la forma de rodar de un norteamericano de Illinois llamado Terrence Malick que se entretiene igualmente con el vuelo de las balas que con el sustento en el aire de un insecto o colibrí. Pero, que mantiene en sus dos facetas (natura y violencia) el mismo sentido para bucear en su poética narrativa. Como desmostrase en El nuevo Mundo o la más reciente El Árbol de la Vida, aunque personalmente nos quedemos siempre con su gran obra contemplativa, La Delgada Línea Roja que trata sobre esquivar los peligros de las aventuras más peligrosas, las guerras.

En un buen momento para introducir en la ecuación kilométrica, al maestro del surrealismo natural David Lynch, imbuidos por las drogas más potentes, los influjos del alcohol o los viajes por las mentes maquiavélicas de sus personajes. Aunque también denota la pausa necesaria para recrearse en el detalle como en Blue Velvet, y muy especialmente en la búsqueda de la movilidad castigada por los años o la agilidad mental de un experimentado de la vida interpretado inolvidablemente por Richard Farnsworth en Una Historia Verdadera. Lynch está mparentado con un alter ego ruso de nombre Andrei Tarkovksy.
Y ya que estamos, recordar a otro simpático abuelo que viaja con la idea de alcanzar ese tesoro en la piel y pelo canoso del genial Bruce Dern, que realmente será un encuentro con los seres queridos, como en Jauja pero obra de un creciente autor como Alexander Payne por tierras de Nebraska.

Por último, aunque hay muchas experiencias relevantes en la carretera que se podrían mencionar en este apartado plagado de aventureros, con recorridos por cielo, tierra o mar (como Los Viajes de Julio Verne que veremos revisitados en su faceta submarina muy pronto), no quería olvidarme de la aventura del hombre a solas con la naturaleza que supuso la curiosa vida y muerte de Christopher McCandless en Into the Wild adoptando la figura idealista a estilo del Quijote, con el alias de Alexander Supertramp en un trabajo soberbio del joven Emile Hirsch. Y rodada por un hombre acostumbrado a este tipo de desarrollos personales en este caso con la salvaje Alaska.

Mientras unos se divierten e imaginan los lingotes o piedras preciosas, mientras se sumergen en el mundo de la fantasía para acariciar la Jauja como un paraíso dónde gobierna la felicidad por siempre... siempre existirá un momento de reflexión o de echar la mirada hacia ninguna parte (o al todo) para encontrarnos con la sangre y los sueños.

*** Interesante ****

Tráiler JAUJA, de Lisandro Alonso. Reparto: Viggo Mortensen, Diego Roman, Ghita Nørby, Mariano Arce, Viilbjørk Malling Agger, Misael Saavedra, Adrián Fondari.




miércoles, 7 de enero de 2015

Las Horas Muertas.


Fumando espero...

Creemos que la transcendencia de nuestras vidas reside en los momentos señalados que han acontecido durante la misma, pero proverbialmente, ésta se compone de infinidad de tiempos muertos en los que no sucede realmente nada relevante. Y mucho menos, si resides en el estado de Veracruz y te faltan algunos meses para alcanzar la mayoría de edad.

En la película dirigida por Aarón Fernández Lesur, el joven actor Kristyan Ferrer (magnífico en el filme de Cary Fukunaga, Sin Nombre) interpreta a un muchacho de la capital del estado, Xalapa, que se hace cargo del negocio de su tío en la costa debido a una enfermedad, y entre las tareas de limpieza o atención a los clientes, encuentra esos momentos indeterminados que sugieren el título Las Horas Muertas, en una coproducción entre México, Francia y España.

Demuestra que la existencia está plagada de pequeños instantes, en los que no sucede nada especialmente importante para el acontecer futuro, y son meras distracciones en las que pasa el tiempo esperando a que suceda algo significativo para contar a los demás o simplemente mantener en el recuerdo.
Así, hombres y mujeres se obnubilan con estados de espera mientras su conciencia navega a la deriva, imbuidos en la insignificancia de algunas cosas que nos rodean, mirando las musarañas en una esquina de la habitación, sintiendo pasar la imperceptible nada delante de nuestros ojos. En definitiva, ensimismados.

Y el director Aarón a caballo entre su tierra natal y Brasil, presenta esos motivos con una tranquilidad e imágenes desoladas en una paraje luminoso, en plena costa rodeada de cocoteros salvajes y un negocio dedicado a los placeres terrenales. Todo en un rodaje que duraría cuatro semanas, y que significó la presentación de Las Horas Muertas en el festival de cine de Morelia.
Aunque, por supuesto, el resultado depende de los lugares elegidos para efectuar dicha espera, pues la situación en la que nos encontremos varía con el estado de ánimo y el ambiente.

No es lo mismo estar aburrido e intentar distraerse con juegos solitarios, sobre todo en la edad de la adolescencia, que haber alcanzado ese grado de madurez necesario (que no de seguridad) para que la espera, en la mayoría de ocasiones resulte desesperación.
La espera del desesperado que ya no puede resistir más. Pues las circunstancias y comportamientos de otras personas a nuestro alrededor, te obligan irremediablemente a pasar Las Horas Muertas. Aquellas que nunca se recuperarán, tanto por el desgaste neuronal que nos infligen como por el vacío sentimental que depararán a las próximas relaciones que se afronten en el futuro. Ya que el paso del tiempo, te confiere una especie de coraza o carcasa vegetal (como la del coco esperando la madurez para abandonar las alturas).

Mientras el joven embelesado con investigaciones nada trascendentales, observa a los visitantes con pasotismo o curiosidad, observando el techo desde la hamaca o estudiando la manera de cambiar un colchón gastado. Habrá novedades que le parapeten bajo la techumbre de un garaje a la espera de escampar el chaparrón costero, o escuchando los sonidos misteriosos (o no tanto) que proceden de habitaciones prohibidas, ranuras para el voyeurismo y los quejidos compartidos por actos sexuales en el motel Palma Beach.
Sexo clandestino a orillas del océano atlántico, dentro de un negocio familiar que necesita del muchacho para asistir a los clientes sexuales y que será la puerta para conocer a una mujer más adulta, que inicia una transformación marinera en sirena.

Así, rodeado de palmeras y hablando con nuevos desconocidos, el sobrino se embarca en el sexo esporádico y pasional, cuando efectivamente las tareas aburridas se apoderan de su estancia en el motel, limpiando la suciedad de la acción gratificante para el que no limpia, recogida de condones usados que fueron la semilla olvidada de aquellos encuentros entre amantes.

Esta espera también puede traer el azar, cuando la bella y refrescante sirena interpretada por la actriz Adriana Paz, decide que este puerto está demasiado alejado de sus pretensiones, pues la soledad no está hecha para marineras con amores en cada puerto. Aunque éste se encuentre en la Costa Esmeralda en pleno golfo de México.
Un día te das cuenta que tu existencia se concentra en una mancha en la pared que presagia el desembarco diario en el mismo lugar, cuando no necesitas amarrarte ni sentir el paso de las horas en abrazos sin futuro.

El director Aarón Fernández se decida a acaricias con pausa y detenerse en partes de la naturaleza insignificantes, sean insectos o conversaciones, cuando la soledad dirige los tiempos muertos y la mente divaga entre un cigarrillo y unas palabras frías a través del teléfono.
La pausa para fumar que se alarga para abarcan Las Horas Muertas y mirar la situación de quietud desde una ventana, como si ya no estuviéramos allí.

Este filme ha reflejado (según retrataba con minuciosidad David Lynch) aquellos trabajos contemplativos y un cierto placer en dedicarse a la nada más absoluta, en habitaciones si televisión por cable, a ritmo de son o a la sombra del viejo Quetzalcóatl. Viendo el tiempo pasar, como si dedicasen una canción en la orilla contraria en la marroquí Casablanca, sólo que sin amor y tomando agua de coco.

*** Interesante ****

Tráiler Birdman, de Alejandro González Iñarritu. Reparto:
Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Andrea Riseborough.


domingo, 4 de enero de 2015

Open Windows.


Una habitación con vistas... a la fama.

Con Open Windows ha sido la primera vez que el director de Cantabria (España), Nacho Vigalondo ha ideado y rodado en Madrid, una historia sobre crímenes (su tema preferido en el cine) con las repercusiones psicológicas que Alfred Hitchcock y su cine han establecido en las producciones modernas. En las que el aspecto visual toman una relevancia mayúscula a la hora de establecer la estética del suspense, en este caso, acompañado de un sentido del humor poco significativo. Cosa que me sorprende en el director español.
Para la ocasión cibernética, el método de ventanas a modo de viñetas de cómic se apoderan de una gran parte de la duración del filme, y también refleja el interés de Vigalondo por los matices y diferentes personalidades de los protagonistas de sus películas, desde que en 2007 sorprendiera a los aficionados a la ciencia ficción con su primer largometraje Los Cronocrímenes con la versatilidad y giros argumentales al servicio del suspense. En el mismo sentido que la acción, en un increscendo de posibilidades paralelas.

La tecnología informática en esta ocasión se muestra como mecanismo de rodaje, con múltiples observaciones desde las ventanas digitales a las físicas demostrando un voyeurismo que roza la perversión, pero sin la carga de emoción de La Indiscreta del maestro londinense. Con el que establece otra relación al viajar a Hollywood en busca de nuevos proyectos y la maquinaría que la industria pone en manos de los directores europeos, ahora con la participación de los Estudios Spiderwood localizados en Austin (Texas) y escaso bagaje todavía en la producción especializada en la animación digital y los efectos visuales para cine y Tv.
Esta nueva empresa con su fundador Tommy G. Warren a la cabeza, se involucra en pequeñas producciones de género (Plan de Escape, Exits) esperando llamar a las puertas de un éxito internacional que les lleve a ocupar puestos más significativos.

Mientras, ofrece esta oportunidad de navegar por las atracciones fanáticas de los seguidores a los famosos, en la piel de un curioso y despistado Elijah Wood el ex-hobbit (siempre coqueteando con la criminología o el scifi, The Faculty, Enredos en Cadena, Miércoles de Ceniza, Olvídate de Mí, Sin City, Todo está Iluminado, Bobby , Número 9 y sus dos trabajos con directores españoles en Los Crímenes de Oxford y Grand Piano, sin olvidar su despiadado asesino en Maniac) vigilante forzado del físico y la vida de una actriz con pasado guiado por los excesos y las relaciones sentimentales interesadas. Para ello, la imagen idealizada de otra profesional con reconocidos encantos sirve como portada de sus escrituras blogueras, con la mirada sugestiva de una Sasha Grey tan reinventada como artificial, que se verá involucrada en una trama algo confusa con tantas entradas y salidas de personajes poco atractivos.
Al cliquear sobre su icono, se abre un mundo dónde la observación fuera de los cauces legales se apodera de nuestros ojos de espectador para convertirnos en meros fisgones de una realidad forzada. Multitud de ventanas emergentes se ofrecen sin conocer exactamente sus intenciones, con significados demasiado variables para mantener la atención en todas las propuestas sin sentido. El mecanismo digital explota en la pantalla y marea con idas y venidas, que desvían el interés general hasta la resolución en las secuencias en su último tramo.

Creo que la intención de Nacho Vigalondo es que cuando empiezas a visionar su Open Windows, te encuentres igual de perdido que sus personajes, buscando su relación impredecible, más por los efectos visuales que por un guion bien estructurado, al menos hasta su clímax final. Este estado sorpresivo del espectador por los diferentes puntos de vista, se aparta del bagaje y la calidad de los diálogos (algo chabacanos) que emprenden unos personajes con escaso bagaje personal. Algo que no cuadra con el cine de Hitchcock más interesado por esas ramificaciones de sus acosadas heroínas y asesinos despiadados.
La exposición de los hechos se muestra atropellada en algunos instantes, falta de seriedad con un camino repleto de trampas poco convincentes y que se alejan del aspecto dramático para caer en el exhibicionismo tecnológico.

El resultado de tanta intervención de Internet y los chat en redes sociales, abren en esta ventana discreta, un disfraz excesivamente programado, con artilugios preparados para el engaño y ciertas intenciones de convertir al protagonista en una especie de todopoderoso. Pero, como todo será una ilusión que deparará en la humanidad escondida detrás de la máscara, trasladando que sólo se trata de hombrecillos jugando con datos privados de vidas que no les pertenecen. Gracias a Bill Gates o cualquier otra divinidad microinformática, los usuarios pedimos más protecciones contra estos comportamientos crecientes y repudiados por la mayoría.
Es lo que nos gustaría realmente, pero estimo que las empresas no están demasiado interesadas a proteger a sus clientes, pues es más beneficioso la eterna lucha entre la legalidad y lo inconveniente.

Si la gracia de las relaciones en el futuro es esto, mi intención es abandonar cualquier pertenencia a un mundo caótico debido al espionaje en la llamada nube, más una sopa de sentimientos encontrados, y convertirme en un anónimo cualquiera de la calle, aburrido y desconectado de tantos gadgets invasores, miradas con intenciones delictivas y apoderamiento de ideas. Esas ventanas que ya no dan más de sí, como los irreales franceses y las burlas a las investigaciones policiales.
Nacho Vigalondo, vuelve a tomar el interés por los personajes en la definición fuera de los artificios poco elaborados, cuando una parte del recorrido que nos trajo hasta aquí se ha perdido por links poco creíbles, en un file not found de un público más exigente con los guiones y la evolución dramática. Algunos han sido estimulantes confeccionados para la avidez y la satisfacción de los deseos primarios.

Estimulación del confusionismo como método de crear el suspense, girando sobre el fanatismo por la imagen pública más que por los sentimientos, de unas apariciones casi fantasmales que no dejarán ninguna huella en su carrera profesional, como un ratón sin batería en las manos de un director del que se esperaba un crecimiento hacia metas más relevantes o una mayor variedad y peso en las intervenciones de los papeles secundarios.
Por supuesto, respeto la forma arriesgada y la complejidad a la hora de abarcar el rodaje, pero no me atraen las conversaciones que se establecen ni la carga interpretativa de actores que no dejan una huella en la retina. Porque, en la ventana de enfrente se hallaban James Stewart con gesto apurado por la inmovilidad, y una Grace Kelly haciendo gala de toda la fuerza de las estrellas de la época dorada de Hollywood.

Bueno, aunque no se interactue de la manera que a mi me gustaría o los avances informáticos se encajen como una retahíla de sucesos emergentes por lo imprevisible, debo aceptar la valentía de Vigalondo por ofrecer temáticas y retos distintos al resto de la producción cinematográfica española, la utilización de la cámara en primera persona (a pesar de los artificios y trampas) y una resolución adecuada tras las escenas de acción sacadas de un vehículo involucrado en una persecución sin sentido, y claro, más trampas.

No he podido ver su anterior película Extraterrestre ni su parte en el rodaje viral de V/H/S, así que espero que no haya comenzado el declive de un director llamado a mayores logros comenzados con un imaginativo corto llamado 7:35 de la mañana, que le valdría una merecida nominación a los Oscars hace ahora diez años.

Ojalá que sea capaz de abrir la ventana para airear sus ideas, con nuevos proyectos y una mayor continuidad en su labor de contar historias, sean o no de género fantástico o negro.

** Regular **

Tráiler The Scribbler, de John Suits. Reparto: Katie Cassidy, Garret Dillahunt, Michelle Trachtenberg, Gina Gershon, Michael Imperioli, Sasha Grey.


Elijah Wood and Jack McBrayer talk 'Cooties' at Sundance


Tráiler de Set Fire to the Stars, de Andy Goddard. Reparto: Elijah Wood, Celyn Jones, Kelly Reilly, Steven Mackintosh, Shirley Henderson, Kevin Eldon.


Coming Soon, The Last Witch Hunter de Breck Eisner. Reparto: Vin Diesel, Rose Leslie, Elijah Wood, Michael Caine, Ólafur Darri Ólafsson, Julie Engelbrecht, Rena Owen.

Cinemomio: Thank you

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