Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe

jueves, 26 de febrero de 2015

Selma.


La salvación está en nosotros mismos.

No sé si alguna vez se podrá concebir el cine sin distinciones de raza, sexo o condición, ya que se suele decir que las películas son como la vida misma. Por este hecho coincidente en intereses, seguirán haciendo falta películas que protesten o reivindiquen las injusticias sociales y morales. Como ejemplo tenemos a una figura que aprendió a combatir sin armas del mismo Mahatma Gandhi, y cuyo nombre es un ejemplo para la sociedad, Martin Luther King tuvo un sueño un día y pudo observar por un periodo corto de tiempo, cómo se establecieron los derechos y la igualdad para todos los ciudadanos de USA, desde Selma hasta Washington.
Contra la violencia, a favor de que los pequeños tengan un futuro sin atender a cuestiones raciales y haciendo una justicia que represente a todos los ciudadanos por igual.

Esta película dirigida por una directora con las mismas raíces que el doctor King y de nombre Ava Duvernay, es multicolor con ciertos retazos históricos y olor a blanco y negro. Como todos los actos representativos de una sociedad en su contexto histórico, marca los trascendentes momentos que se sucedieron antes de la proclamación de la ley que permitía el derecho a voto de los hombres y mujeres negros sin condiciones. Una decisión que hay que ponerla en su época concreta, estudiada con dificultades y decidida por la mano de Lyndon Johnson, interpretado con seguridad y cruel realismo por Tom Wilkinson. Y el panorama (algo menos expuesto en el filme) que el mundo empezaba a dibujar respecto a los enfrentamientos bélicos y movimientos sociales, el injustificable terrorismo contra los inocentes y la violencia en general.
En mi opinión, el filme Selma se puede contemplar desde diferentes puntos de vista.

En primer lugar, y lógicamente partiendo del hecho que su directora refleja la visión de las mujeres que conocieron o apoyaron la mayor representante por los derechos de su raza (junto también al asesinado Malcolm X) contra la conciencia egoísta y cruel que debieron de soportar durante siglos de torturas y vejaciones sus anteriores generaciones.
Gracias a esa lucha, que comenzaría desde un asiento de un autobús público, un hombre tuvo un sueño que se convirtió en premio Nobel de la Paz, liberó a un pueblo de sus pesadas cadenas, y gestionó como mejor pudo los momentos dramáticos que se cuentan desde la ciudad de Selma en Alabama.

En este sentido, aquella mujer viajó un pequeño trayecto que sería un paso enorme contra la frustración y la violación de sus derechos como ciudadana. Los siguientes pasos se llenarían de sangre de niños y pérdidas sin sentido, fruto de un terrorismo nauseabundo y un conjunto de blancos prepotentes que pensaban con un cerebro del tamaño de una bala amartillada. Planos.
Las mujeres y las dos hijas de Mr. Luther King sirven como inspiración al personaje (cuando son comparadas con las hijas de otras familias que morirían criminalmente en un atentado) para intentar que su futuro no tenga que estar obligado a la reverencia y a los insultos, aunque su dedicación infringiera duros golpes para su vida personal.
Mr. King es un personaje tan cinematográfico que su imagen protectora, nacería como organista en una iglesia de Atlanta y se trasladaría a la palabra con intención de líder. Curiosamente en el camino hacia la Historia, cantaría ante un público habituado a la grandes producciones de la época en el cine y su coro en el estreno en su ciudad de Lo que el Viento se Llevó.

Parece como si algo rodeara la vida del activista y pastor norteamericano. Y así sería, pues conseguiría que otras familias procedentes u orígenes africanos, los tatarabuelos nombrados como ejemplo por la Srta. Boynton (en la piel de la actriz Lorraine Toussaint) que derramaron en aquellos barcos del infierno el sudor, las lágrimas y la sangre, para que niños de raza negra tuvieran intactas sus posibilidades de una convivencia en paz con oportunidades nuevas de libertad.

Entre Selma y Montgomery se vieron las cargas de la historia emergiendo del antiguo espíritu exclavista, pesando como porrazos en el alma y más sangre diluida a orillas del río con su famoso puente Pettus. Los pasos que dieron aquel día, aquellas personas, se aproximaron a esa ansiada libertad y otearon al otro lado del puente, otra mentalidad más abierta para prosperar como comunidad. Y la necesidad de la educación para derribar barreras y odios.
Aquellos heridos contra la segregación racial impuesta por los administradores de protección y justicia durante décadas de una supremacía absurda, supusieron otro paso tan importante como el que poco después daría el hombre en su visita a la luna.

De aquí parte la segunda forma de estudiar unos hechos tan dramáticos, y a la vez tan definitorios de los próximos cambios que se iniciarían hasta la actualidad. A raíz de actos criminales injustificados y golpes de mano contra la razón humana, el derecho se elevó para igualar a todos sea cual fuere el color de su piel (el término de pobreza queda fuera de la ecuación, como bien leí en algún comentario por las redes sociales), si bien las barreras cayeron en los tribunales de justicia, en las calles de nuestras ciudades, los humildes siguen sufriendo la violencia y el ultraje de la superioridad económica.
El actor David Oyelowo que interpreta al reverendo, demócrata y racial Mr. Martin, va marcando bien los tiempos entre la desesperación por las injusticias hacia su pueblo oprimido y la lucha mediática, silenciosa y pacífica, en forma de grandes discursos para la historia de América y el mundo. Y la actriz Carmen Ejogo, es una guapa réplica femenina a sus deseos igualitarios.
Sin embargo, noto una pequeña falta de carga emocional que enfría el devenir de la pareja y las reacciones externas a esos sucesos tan marcados en la retina.

Este camino de resistencia contra la violencia y la vejación mediante las palabras, comienza en las escuelas y abre un resquicio para la necesidad de una unión que acerque voluntades negociando y no tener que hacer uso de la protesta para solucionar los problemas en el futuro.
Aunque, evidencie el peso de la educación religiosa y las creencias en todo momento de su vida, con sus equipos de reverendos proclamando la bondad de las religiones, cuando en realidad siempre han sido fuente de enfrentamientos y muerte.
La educación no puede, ni debe ser manipulada ni impuesta por la fe, aunque pregone la igualdad entre los humildes que, en definitiva, se queda en agua de borrajas.

Este cambio a la edad contemporánea que comenzara en la revolución francesa, necesita de un nuevo brío, pues todavía queda alejado de la realidad actual, cuando existen discriminaciones ideológicas y raciales por todas las latitudes del globo. Cuando aún existen hombres que piensan en la superioridad por encima de otros, por infieles o diferentes en el color de su piel o pensamiento, como personajes oscuros que aparecen en Selma interpretando a un sheriff o un gobernador extralimitándose en sus obligaciones. Cuando la policía, los jueces y los políticos sólo deben estar al servicio de los ciudadanos comunes que les pagan sus trabajos para la comunidad.
Paso a paso, como repite Luther King en algunas ocasiones, se logrará erradicar las ideologías separatistas y violentas del planeta. Puente a puente.

Paramount Pictures ha entregado para los Oscars este año, una buena película que nos toca a todos por igual. A ricos o pobres, porque trata sobre las ideologías que confieren a los hombres sus rasgos característicos, con dioses y humanos mortales que sufren sin su intervención divina. Y también, ha conseguido un merecido premio a la mejor canción con Glory, dada la competencia.
La última forma que tengo de observar la película es haciendo referencia a una interesante serie firmada por Tom Hanks, Los 60 emitida en el canal Discovery y que ha coincidido en el tiempo con la visualización del filme Selma.
Estos capítulos sobre los disturbios raciales en la época de los 60, coincidiendo con la muerte de J.F. Kennedy, la guerra de Vietnam y los comienzos de la televisión, impresionan por la visceralidad y las emociones expresadas por los mensajeros de la historia. De la historia de Estados Unidos y de todos nosotros, pues representó un cambio que aún estamos viviendo.

Por tanto, la película es apropiada y necesaria, aunque los actores (un buen reparto por cierto) hacen todo lo posible para representar aquellos valores y emociones, pienso que los verdaderos destellos de emoción provienen de las imágenes y las palabras pronunciadas... caminadas, vividas por sus protagonistas en la realidad.
Ellos y sus actos, nos hacen reflexionar y así debe de ser siempre, pues ningún dios vendrá a arreglar nuestros propios problemas. Aunque lo pidiera el mismo de forma tan vehemente, el mismo Martin Luther King, Jr.

*** Buena ***

Common, John Legend - Glory (Selma Soundtrack)


Ole Man Trouble - Otis Redding
Ñ

Walk With Me - Martha Bass

sábado, 21 de febrero de 2015

American Sniper.


La ´Humanidad` ha elegido mal, de nuevo.

Si mirásemos atrás en el tiempo, veríamos la cantidad de decisiones que han tomado los hombres (gobiernos) con repercusiones fatales para los ciudadanos y la sociedad civil pacífica. Elementos con motivación económica o política, tan dramáticos que son una huella indeleble para todos aquellos que han sufrido la violencia en sus propias carnes o las de sus familias.
American Sniper dirigida por un Clint Eastwood en plena forma, cuenta la historia de algunos de esos personajes de procedencia humilde que tuvieron que enfrentarse a enemigos invisibles, a vida o muerte para defender a su país y sobre todo a sus compañeros. No obviando otras razones institucionalizadas por motivos religiosos o culturales, se trata de una involución que nos retrotrae como convivencia a la Edad Media.
Tenemos el deber de encontrar otras soluciones capaces de detener ataques o acciones suicidas demandadas por otros, con el fin de asesinar a personas humildes y trabajadores, mujeres o niños. Todo ello es consecuencia de las guerras, evoluciones de los poderosos en contra de la libertad del individuo.

La película será polémica desde todos los puntos de vista, pues desarrolla las labores armamentísticas de una u otra actitud, con jóvenes (y no tanto) que se ven abocados al manejo de situaciones de absoluta violencia en instantes de gran presión, como el protagonista interpretado por Bradley Cooper en toda la extensión de su buen hacer. Su personaje tomó decisiones que causaron víctimas y dolor en sus allegados próximos, incluso en sí mismos, pero también funciona como defensa de sus compañeros. En un caldo de cultivo que alimentará las hostilidades y un deseo de venganza sin fin.
El soldado Chris Kyle ejerció realmente como francotirador en los territorios más conflictivos del planeta, además es autor de la autobiografía adaptada por el guionista y actor Jason Hall. De aquí parte el hecho más polémico de esta historia verdadera, y es calificar de trabajo una acción consistente en matar personas. Aunque, recordando que las armas se empuñan por ambos lados.

En ciertos aspectos, recuerda a otras películas cargadas de realismo belicista como En Tierra Hostil de Kathryn Bigelow o en otras latitudes con Black Hawk Derribado de Ridley Scott. Pero, más concretamente en la competencia sangrienta entre las dos conciencias separadas ideológicamente y en sus creencias místicas o producciones cercanas al western, uno contra otro en un duelo sangriento. También los textos ecuménicos que pregonan ambas religiones entre sus fieles, con el ojo por ojo por bandera, que le emparenta directamente con otro filme de crueldad olímpica y aptitudes irreconciliables, en Enemigo a la puertas de Jean-Jacques Annaud.
Ahora, el director del poncho y devorador de espagueti cuenta las vicisitudes y actos sangrientos que vivió El Francotirador como miembro perteneciente a los Navy SEAL norteamericanos, su acción en batalla frente a los grupos armados iraquíes y de otras nacionalidades con ideología yihadista.
Hasta una vuelta a casa sin solución de continuidad, pues el conflicto no ha parado de crecer en todo el tiempo transcurrido hasta hoy mismo, día en que escribo este comentario y existen más muertos caídos entre el polvo y la ruina. Moral y humana en crecimiento continuo.

Clint Eastwood enfoca su cámara en las acciones rodadas con buen pulso y aquellas repercusiones personales o familiares de los soldados, también muestra de manera aséptica a los ciudadanos que sufren la incursión de la guerra en sus barrios, ya que cualquier tipo de conflicto armado produce daños físicos y sicológicos que perdurarán de por vida en las diferentes conciencias, tanto de soldados como de civiles.
La mayoría de espectadores de American Sniper valorarán esta película atendiendo a los factores ideológicos, y se posicionará en uno u otro sentido dependiendo de una visión traumatizada de la historia sangrienta que se está escribiendo diariamente. Porque, la realidad es que el argumento cuenta con dos francotiradores, uno por cada bando y muchas armas escupiendo fuego.

Así que no comprendo bien, cierta polémica al intentar justificar alguna de las partes cuando realmente se debería buscar una solución que termine para siempre toda esta masacre.
Eso incluye, la opinión de ciertos artistas y polemistas como Alan Moore, volcándose en la repercusión más que en lo verdaderamente importante, un uso mecánico de las armas para resolver las diferencias culturales, religiosas o políticas.
Los hechos dramáticos, que se cuentan en El Francotirador, tienen una carácter universalista y ha afectado a la mayoría de sociedades de una manera u otra, por lo que todo el mundo se siente legitimado para elevar la voz de su opinión.
Aquí, en cualquier lugar del mundo, se acusa del polémico y arraigado concepto que no diferencia a nadie, el patriotismo unido al sentimiento religioso por encima de la vida de los inocentes.
Por tanto, que se convierte en una parte sustancial del problema.
Precisamente, ahí radica la dificultad para calificar este filme.

En el terreno técnico, Clint Eastwood se rodea de unos actores novedosos en su carrera, ya que no han participado de anteriores proyectos del genial y maduro director, no olvidemos que pertenece a los USA como el protagonista de la cinta. Y no sólo rueda la historia con precisión histórica, sino que ha viajado con su equipo a localizaciones que van desde California a Marruecos, con todos los problemas que acarrea el traslado de los equipos técnicos, el calor o las miradas furtivas.
Los momentos de acción caótica y respiración controlada, desprenden un marchamo de realidad que intriga, emociona y asusta a partes iguales, con una pareja protagonista deudora del sueño americano y frustrada por la separación y las obligaciones patrióticas de cara a su país y la opinión pública, completada por una atractiva Sienna Miller.

No falta, por supuesto, el sufrimiento de la población musulmana que vive diariamente sometida a regímenes tan autoritarios como violentos. Decadencia o nulidad por el valor de la vida, agravada por sus condiciones económicas y un futuro en manos del petróleo. Por ahora.
Como en todos los conflictos bélicos, desde el comienzo de los enfrentamientos entre humanos, los que pierden son los humildes. Serán los trabajadores y los niños, porque pierden sus casas y vecinos, abandonan sus trabajos y métodos de manutención para embarcarse en legiones sangrientas que empobrecen a su país, aun más si cabe... mientras el cadáver de un niño inocente, forzado a una guerra adulta se ve ensangrentado sobre el suelo de la incomprensión. Fin de la educación.
Quedan las viudas y los huérfanos, mientras los señores de la guerra se siguen frotando las manos con su negocio de las armas y la muerte. No hemos avanzado tanto, porque cuando no hay soluciones, todos somos víctimas.

Creo que Mr. Eastwood, no es culpable de la controversia ni de las manifestaciones en contra de la labor de un soldado, simplemente ha mostrado las circunstancias vividas por esa persona y descritas en una biografía (evidentemente con una única visión del conflicto) en un caso que, desgraciadamente, estamos todos viviendo y padeciendo. Y parece que no tiene visos de terminar.
Como anécdota, si que el director tiene la culpa de la elección de un robot-maniquí bebé. Cosas de la tecnología.

Chirs Kyle fue otro de aquellos niños que crecieron en una sociedad que admite el uso de las armas en su vida cotidiana, y una víctima más de el concepto equivocado que se baraja en el mundo... la guerra como forma de vida.
Cuando en realidad, es todo lo contrario.

- Sin Calificar -

Ennio Morricone - The Funeral


American Sniper Movie Official "Van Morrison- Someone Like You" Soundtrack / Song


Marvin Allen - A Hero's Sorrow [American Sniper Soundtrack]



viernes, 20 de febrero de 2015

Leviathan.


Leviathan y los grados de violencia.

Como en la numerología bíblica, el 6 ha sido fuente reiterativa en la representación del ángel caído sobre la Tierra en su forma humana. De igual modo, que la palabra Leviathan viene nombrada en el Antiguo Testamento otras tantas veces, en referencia a un Satán monstruoso y marino que abandona sus dominios fríos, azules y espumosos, para dominar a la raza humana y pecadora con sus terribles fauces. De ahí, el significado de leviatán en hebreo sin H intercalada, tan solo quiera decir ´ballena`.
Se suele decir que las ballenas son muy protectoras con su descendencia, pero en una pequeña localidad costera de Rusia, el leviatán al que nos referimos es uno de los cuatro príncipes del averno, junto a Satán, Lucifer y Belial.
Al estilo de la anciana Moby Dick, con un peso en el alma, unos arpones clavados y una mirada velada por la sangre de la pierna de Ahab. Este le llamaba monstruo asesino y diablo del mar. Y se persiguieron sin descanso para cumplir un designio de los hombres. Una marejada de sentimientos con un único final, la muerte de uno de ellos.

La lucha de lo masculino con lo femenino, la muerte del monstruo de sexo femenino, la salvación para los justos. Behemot es la Tierra y Leviathan el Mar. Y el mar siempre tiene las de perder por la fuerza bruta de los hombres, hasta que la tierra que los cobija sea destruida por sus propios monstruos.

Un Leviathan, creado por las palabras y la fe religiosa como contrapunto al Dios omnipresente y salvador de almas (o eso pregonan), que fuera despojado de su parte femenina para evitar la reproducción del Mal. Mientras, otra parte de la Biblia se encarga de desarrollar como el Mal puede ser interpretable, dependiendo de algunos factores o acciones de los poderosos.
Desde el punto de vista del Libro de Job, en el que el justo es castigado con un penoso devenir familiar, se convertirá en un paria arruinado y consumido por el alcohol. Un reflejo de los tiempos que unas generaciones delegan a otras. Pues en algunos casos, o la mayoría, los inocentes son los niños.
En el lado contrario, tenemos al corrupto y traicionero que es premiado con una vida espléndida y holgada, gracias a un comportamiento fuera de toda lógica y legalidad. Y al que protege el silencio de los justos, si la justicia no remedia su corrupción.

El número 6 aparece sobre el Mar de Barents en la costa norte que visita Rusia al Océano Ártico, cerca de Noruega. El rodaje en los pequeños pueblecitos de la federación de Múrmansk con una mayoría dedicada a la pesca y las manufacturas, y muy transitado por los mayores mamíferos marinos, mucho más pacíficos y sanos que aquel.
Se disfraza con distintas formas, como alcalde avaro y cruel con los desfavorecidos que manipula los poderes administrativos para lograr acaparar los terrenos que le proporcionen un mayor beneficio. O como un almacén de botellas de vodka vacías, tiradas por el suelo de la cocina y el salón, a la vista de la mujer y el hijo, y observadas como una situación tan normal que produce escalofríos. Ya, este alcohol siquiera tiene la excusa de ahuyentar las radicales heladas del invierno, son vapores que nublan la razón y los sentimientos, en una confusión tan irracional como las olas de una tempestad destructiva. Ni aleja los dientes metálicos de la demolición de nuestra conciencia.

Las religiones ideadas por los hombres, han servido como escudo para detener el avance de aquella conciencia libre, sean del tipo o en la latitud que se produzca algún cambio. En la actual Rusia, los resquicios del poder tienen preponderancia y se manejan paralelos a las instituciones religiosas, cuando los gobiernos deberían mantener apartados de sus tentáculos y garras marinas, la fe y las creencias divinas. Como en cualquier lugar verdaderamente libre.
Es la vieja lucha, entre los elementos que pueden hacer caer a los protagonistas de Leviathan tentados por viejos vicios o debilidades humanas. Un hombre empobrecido, hasta el desahucio. Un hijo que no comprende el consumo desproporcionado de alcohol. Y una esposa que sufre el machismo violento con desencanto, sin poder escapar de ese abrazo mortal con que Leviathan intenta llevarla a las profundidades con él. Mientras, la maquinaria del corrupto sigue derribando a los débiles.

He leído algunas críticas sobre la excesiva duración de la película, pero no estoy muy de acuerdo, pues la mayoría de escenas tienen su fuerza y sentido concreto para aparecer en el desarrollo de la historia. Quizás, se deberían haber delimitado un par de secuencias demasiado leguleyas, que no aportan nada más que elucubrar sobre los encasillamientos de una justicia lenta y algo farragosa en sus términos. Pero, su alma destila pureza y realismo.
Por tanto, veo bastantes lógico el Globo de Oro, por la fotografía de calidad entre espuma y sal, rompientes junto a cementerios marinos, ballena en plena natura y naturaleza humana incomprensible. La verdad de la que habla la película sería, conseguir detener algún día los procesos violentos que impiden los avances sociales, evitar la corrupción con unos medios y fuerzas de seguridad aceptables, el machismo (que separa a ambos sexos en una guerra inacabable) y la libertad para escoger pareja, domicilio y un futuro. Sea en Madrid, Nueva York, Egipto o Moscú.

Sin embargo, con todos estos elementos que aumentan la calidad de la cinta rusa, prima la forma artística de seleccionar una ambientación salvaje y apartada de todo, con una densidad que se respira o emerge como el chorro salado en la respiración de una ballena sobre la superficie. Y, con la misma vitalidad que sugiere la propia naturaleza viva, luchando por la supervivencia de las familias matriarcales cercenadas por la debilidad y los comportamientos poco inteligentes. Aquellos de los que sólo los humanos son capaces, por delante de los irracionales animales salvajes.

La violencia se ha encaramado en lo más alto de las perspectivas humanas, expandiéndose por cualquier frontera en forma de ideologías y el poder económico o político. El comunismo ha abandonado los huesos de aquellos gigantes consumidos hasta las entrañas por la pobreza y la desesperación, creando un cementerio de ilusiones sugestionadas por los efluvios, los maltratos y las armas.
Pero, no está todo perdido. Seguimos necesitando de países tan grandes como Rusia con sus hombres y mujeres para seguir avanzando hacia una humanidad más justa y sin derramamientos de sangre. Sumar a la conciencia general a aquellos escritores, actores y creadores que aportan su grano de arena marítima y diabólica o sus letras fotografiadas con excelencia, como el guionista y director Andrei Zvyagintsev a que sigan ofreciendo una visión crítica de los resortes que dominan y esclavizan nuestra existencia.
Leviatán es una amenaza para todos nosotros, emergiendo de la oscuridad con la apariencia que cada sociedad quiera esbozar, produciendo el terror en las mujeres o empobreciendo los valores educacionales de los hijos, en definitiva, anulando nuestra libertad como ciudadanos. Tema que ya tratara en su filmografía Andrei Zvyagintsev en su primer largometraje, El Regreso, ganadora del León dorado en el Festival de Venecia en 2003.

Porque al final, como decía la expresión “Todos los caminos te conducen a Roma”. Siendo el nombre del hijo que sufrirá las consecuencias de las decisiones erróneas de sus padres, o de las conflagraciones que producen los cauces gubernamentales en el presente de una generación golpeada por el oleaje continuo y sin piedad contra las rocas.
Pero, como buenas rocas, de aquí somos y aquí nos quedaremos... hasta que cambien los cementerios por estancias menos luctuosas.
La esperanza de un cambio real, no de fotografía colgadas en la pared.

**** Notable ****

Philip Glass - Akhnaten HQ [Prelude; Refrain, Verse 1, Verse 2] (Leviathan Soundtrack)


martes, 17 de febrero de 2015

Ida.


Holocaustos religiosos.

Nos encontramos quince años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, pasando por diversas localidades de la región de Lodzkie (Polonia) que han cambiado en el tiempo y el espíritu desde aquellas atroces consecuencias de la masacre. Ahora, su capital Lodz es una ciudad moderna con atractivos espectáculos musicales que tienen como protagonistas grupos del tamaño de Deep Purple o Judas Priest.
Sin embargo, no estoy en una sección de cine para comentar la participación de un sacerdote llamado Judas con sus poderosas guitarras, porque la película que entra en Cinecomio habla sobre la religión desde una perspectiva mucho más clasicista, más bien sus jóvenes novicias y la búsqueda de restos familiares que fueron enterrados y masacrados durante los años del terrible holocausto.

Ida, es una joven como podría ser cualquiera de las demás de su época, aunque creo que el pensamiento de aquella etapa de la historia, a veces puede confundir a los espectadores al trasladarlo a la época actual. En 1960, las heridas estaban aún demasiado abiertas para gran parte de la sociedad polaca y judía, estampa que podemos comprobar en el papel de la actriz Agata Kulesza, una mujer de armas tomar e ideológicamente presionada por los actos acontecidos desde la izquierda, en una venganza que ahora arrastra su decadencia por las camas regadas de alcohol.
En contraposición hallamos a esta guapa muchacha, encuadrada con su pequeña nariz respingona y sus ojos de inocencia angelical dentro de una vestimenta demasiado seria para su edad. Pero, se trataba de otra época y la educación otorgada a una huérfana por aquellos tiempos podía llevar a equivocaciones irresolubles.
Exactamente como ahora.

En este aspecto de una enseñanza propia de otros tiempos, no laica, el filme Ida podría entroncar con el drama contado en La Cinta Blanca de Michael Haneke, pero se queda en una formalidad que deriva hacia lugares más lúdicos de la mente religiosa, en lugar de extenderse en los efectos de ese aprendizaje. Aunque sea voluntario es injustificable, ya que también existen sociedades que educan a los hijos entre armas para su dedicación posterior al negocio inmoral de la guerra.

El director Pawel Pawlikowski sincroniza con imágenes en blanco y negro (con medida televisiva de 4:3) como una trampa cerebral de la protagonista interpretada por una jovial encorsetada Agata Trzebuchowska. Actriz que despierta a la pasión dentro y fuera de la pantalla seccionada desde los encuadres preciosistas en su descuidada estructura técnica. Como si fuera una película densa de Ingmar Bergman, pero desprovista de demasiadas tensiones conceptuales, porque todo el dramatismo de las secuencias funciona con la evidencia de un guion que podría haberse convertido en una búsqueda más girada hacia el suspense. Una pena.

Igualmente, Ida propone una fotografía contundente para tratarse de una película que habla sobre la religión católica, dónde los rincones retratados reflejan, en todo momento, la oscuridad de esos instantes tan luctuosos y la ambientación cargada de pesimismo. Viene a remarcar ese carácter de pérdida de sus protagonistas, vista desde dos vertientes tan distantes como problemáticas respectivamente. Tendrán consecuencias para cada una de ellas, viviendo a su manera.
La huérfana y la tía Wanda se enfrentan con factores ideológicos que no se comprenden ni aceptan, ya que su vida ha estado repleta de muerte y miseria, sólo que una lo ha vivido en sus carnes mientras que la otra, ha sido borrada de su existencia primera.
Tanto que, casi todo, lo que se respira en el filme (producido entre Canal+ en Polonia, Italia y Dinamarca) es extremadamente oscuro. Salvo unos zapatos de tacón y, algo que pudiera cambiar el sentido de aquel escenario tan negativo. Algo como la música que elevará el espíritu de cualquier jovencita a la apertura y el descubrimiento.

A aquellos que no están acostumbrados a la contemplación y el éxtasis carnal, desprovisto de cualquier otro artificio que la imagen, provocadora o no depende de cada uno, verán en Ida una tratamiento narcoléptico de primera magnitud. Mientras que, los críticos y entendidos en cine, que disfrutan con la moralidad compleja (aunque demasiado escondida en el silencio) o los espacios arquitectónicos y las formas reflejadas con excesivo estudio de la composición, encontrarán resquicios en el velo para iluminar un rostro tan dulce y discreto, como poco comunicativo.
No sabemos en ningún momento que le pasa por la cabeza a la protagonista, sólo los efectos que causa a su alrededor. Excepto alguna cana al aire que otra, que funciona como un espejismo de la realidad claroscura.

Así Ida conseguiría en los Premios del Cine Europeo con los principales galardones y alzarse como mejor película de habla extrajera en diferentes academias europeas. Ahora, veremos si los Oscars perseveran o dirigen su mirada hacia un relato más salvaje que la cinta polaca, como un leviatán que se alimenta de las almas de ciudadanos rusos en plena vorágine depredadora, otros protagonistas en la resolución de aquella barbarie ideológica.
Música de Marino Marini compositor ya fallecido que facilitara el ambiente con sus letras y canciones, a grandes películas como Rocco y sus hermanos. Y encontrarnos con la voz de una cantante y actriz de rostro tan impactante como Joanna Kulig, esforzándose en dotar de empaque la música italiana o acompañar al saxo tenor que interpreta piezas maestras de John Coltrane y música clásica.

A pesar de todo la complejidad en la composición de unos personajes atrapados en su propia historia, se escapan ciertos rasgos extraños que hacen dudar del relato en su tramo final. Son pequeñas decisiones que funcionan como una escala musical perdida en una escalera vacía hacia el cielo, que no sabemos si suben o bajan. Que no dibujan un sentimiento de culpa pecaminosa ni una sensación de libertad, únicamente un hermetismo reflejo del argumento.
Tiene un referente lejano en el rostro idílico de Audrey Hepburn en Historia de una monja de Fred Zinneman, estrenada en 1959 cuenta la historia reflejada durante la misma campaña bélica y una amplia indecisión crítica del estamento religioso ante los elementos criminales. Algo con la misma raíz pero en diferente dirección, para esta monja dedicada y el papel principal de Ida.

Por tanto, el riesgo queda embellecido por la fastuosa fotografía y el dramatismo de una memoria histórica que sólo trae más oscuridad, a través de ventanas que dejan entrar aquellos ecos de muerte entre vecinos, entre niños que jugaron una vez juntos sin mirar su entidad familiar ni creencia. Pero echo en falta, algo más de atrevimiento.
Ida aporta un romanticismo que pierde la partida ante la educación más moralista.

Reflexión: Tanta Monja, Moja Tanto. :D

*** Buena ****

John Coltrane - Naima


Adriano Celentano - 24000 Baci


IDA, reż P. Pawlikowski

domingo, 15 de febrero de 2015

Wild (Alma Salvaje)



La Gata con Botas.

Desde que el director canadiense Jean-Marc Vallée iniciara su viaje personal por los entresijos de la producción cinematográfica, ha conseguido interesar a crítica y público con sus pasos hacia la psicología humana y los sentimientos de culpa. Desde la genial C.R.A.Z.Y. Hasta Dallas Buyers Club había circundado el inmovilismo que atenaza la idea de libertad del individuo. Su próxima visita sentimental tendrá el título de Demolition, como premonición de una sociedad que deambula perdida entre el amor/desamor y las almas en pena, antes de sumergirse en el infierno personal y el cielo musical de Janis Joplin.
Demolition tendrá como protagonista a un trío conformado por Jake Gyllenhaal, Naomi Watts y Chris Cooper, sin duda una configuración de partida salvaje, como el título de la película que presenta este año a los Oscar´s con varias nominaciones. Incluidas mejor actriz femenina para Reese Whiterspoon y de reparto para Laura Dern, su madre abnegada en la película Wild y lleva la sangre del cine en sus venas.

En todo viaje cultural que se precie, no está de más contar con algunas escrituras motivadoras de experiencias. Y en el caso de Wild, Vallée ha contado con un libro que cuenta las andanzas autobiográficas de la escritora Cheryl Strayed y la adaptación de un guionista de recorridos largos como Nick Hornby (Alta Fidelidad, An Education) y un escritor muy interesante. Para una experiencia vital por la vía de dureza turística denominada Pacific Crest Trail (El Sendero de las Crestas del Pacífico), con una ruta que cruzaría su protagonista real de Sur a Norte de los USA.
Si bien, el filme se podría haber titulado, ¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste?, dada la poca experiencia viajera de la joven en aquella época y sus raíces ancladas a una gran ciudad como Minneapolis.

Wild es un desafío de redención personal que cuenta con distintas velocidades, ya que una actriz como Reese Whiterspoon se propone compartir esta experiencia que no se expone del todo hasta mediada la duración de la penitencia. Porque los primeros momentos son una pequeña broma a los hombros y un reto difícil para una muchacha de ciudad como Reese/Cheryld, además del cruce con personajes que poco aportan a la historia.
En esta primera parte, el camino parece demasiado Salvaje para tan pocos recursos aventureros y gráciles, como unas botas asfixiantes de pasos o una dieta a base de alimentos fríos. Aunque se esté dispuesta al sufrimiento, es demasiada carga para el despecho, la ira o la culpa.

Sin embargo, en estos trayectos sentimentales e ideológicos mezclados con la aventura (un recuerdo para la impresionante Hacia Rutas Salvajes con otra figura real), los obstáculos se los impone uno mismo en su mente. Viendo el panorama como una ventana al futuro y una aceptación de los hechos pasados, la segunda parte del viaje se desarrolla sobre unas coordenadas emocionantes con la mente de la protagonista más abierta a las percepciones, tanto internas como del paisaje. En definitiva, más entretenida.
En ella, la confusión de Reese se acerca a la naturaleza que la rodea y a las personas que dejó en un rincón escondido de la memoria, y que producen los mejores instantes rodados por un director tan emocional como Jean-Marc Vallée. Sentimientos enfrentados habituales en sus películas, entre la soledad del viajero y la angustia de la naturaleza humana.

Una vez se ha despojado de todos los personajes irrelevantes y cargas neutras, el film funciona en su vertiente de descubrimiento y necesidad de cariño, en el proceso de cambio que lleva a la madurez emocional. Hasta germinar en otro lugar e, incluso, crecer como una persona distinta. De una niña bien, saturada por infinidad de decisiones errantes como las páginas marcadas de un libro para viajeros, y personas que no significaron nada para ella. Sólo recuerdos y dolor.

En el aspecto artístico y visual, no entiendo la poca presencia (hasta bien avanzada la historia) de los resortes naturales con un desierto de Mojave casi irrelevante. Con la naturaleza que parece un invitado más que un personaje vivo, ni deslumbrante ni amenazador. Apenas, pequeñas anécdotas.
En el desierto salvaje hay que pisar el terreno con mayor seguridad, y sentirse parte del camino para averiguar el porqué hemos tomado la decisión de emprender dicha búsqueda.

Aún, con el ralentí puesto durante gran parte de la cinta, Reese y Laura Dern ofrecen algunos consejos y perspectivas vitales que se convierten en lo mejor de Wild, demostrando que su director controla todos los mecanismos para impactar en los momentos cumbre. A pesar de gritos a los animales, hombres que recogen chicas sin nada que contarse, excursionistas presuntuosos y preguntones, periodistas del vagabundeo o surferos de la nieve.
Hasta que todo el aburrimiento que profieren a las serpientes de cascabel, la sangre en las botas y el peso de la mochila, se entremezcla con el sentido de pérdida para salir a flote. Con algo rebeldía y feminismo de cantimplora, tras su comportamiento inestable.
En el lado de esta montaña iluminada por el feminismo que declara igualdad y derechos me parece bien, pero si este movimiento trata de crear más enfrentamientos entre sexos y por tanto separación, no me interesa en absoluto.

Y lo que pudiera haber derivado en un filme ñoño y soporífero (como sus últimas bocanadas del metraje), si sabes esperar el momento, da muestras de personalidad, franqueza, poesía y un puñado de buenas canciones como compañía.
Creo que esta vez, el Club del canadiense se conformará con las nominaciones.

*** Interesante ***

Simon & Garfunkel – Homeward Bound


David Bowie & Stevie Ray Vaughan - Wild Is The Wind (Not Soundtrack)


Bruce Springsteen – Tougher Than The Rest

viernes, 13 de febrero de 2015

Mr. Turner


Un pintor ´iluminado`

La película Mr. Turner tiene dos figuras principales como protagonistas destacables, ambos son británicos y estudiantes en la Real Academia de Arte Dramático, dónde comenzaron sus carreras en el teatro y el cine. Además, el director Mike Leigh es hijo de un médico inmigrante judío, quizás de ahí su interés por las enfermedades y las clases sociales trabajadoras, mientras que el entrañable y estimulante actor Timothy Spall amante del arte y los retratos de personajes de época nació del vientre de una peluquera.
Estas características, sin importancia para su trabajo inicialmente, si tienen que ver con Sir Joseph Mallord William Turner, Mr. Turner nacido en 1775 y criado en las raíces culturales del Romanticismo, que durante su niñez observaría la vocación empresarial de su padre por las pelucas y los pelos.

Sin embargo, tras la muerte de su hermana pequeña a los once años, desconectaría de ese mundo hermético de cuatro paredes para adentrarse en los viajes y fijarse en lo externo, en la arquitectura y la naturaleza, en su poder para destruir y cambiar los paisajes.
Por ello, su carácter fue cambiando (aunque siempre jovial) para adentrarse en la observación y la ambigüedad solitaria del artista, pues poco después ingresaría en la Royal Academy of Art de Londres, cuando había dado muestras de su precoz genialidad para la pintura.
En 1802 se convertiría en miembro destacado de una generación romántica que exponía sus obras ante las principales familias nobles y regias de la Inglaterra victoriana.

Timothy Spall hace uno de los papeles de su vida, esperado desde el comienzo de su carrera en la mítica y musical Quadrophenia, ahora como Mr. Turner aguardando una luz determinada y los colores naturales adecuados para comenzar a interpretar su obra. Siempre atento a la fuerza de los fenómenos atmosféricos, del paisajismo cambiante y los cambios tecnológicos y artísticos, se dedicaba a tomar notas a sanguina en pequeños cuadernos de dibujo para captar el instante. Decía: “ Pintar lo que se ve, no lo que se conoce”.
En la película es difícil atrapar esos momentos de inmovilidad del artista, ensimismado con los colores y la luz, concentrado en sus bocetos y alimentado por los viajes a través de su amado río Támesis y el océano. Barcos al óleo representando circunstancias históricas, mitología mezclada entre azul cobalto y toda la gama de amarillos existente, escupía sobre sus cuadros y pincelaba sus acuarelas como un animal excitado busca un momento de placer o éxtasis.

Así era su vida, alrededor del arte más variado, desde la música que veía con los ojos, la poesía que meditaba entre gruñidos o la fotografía que abría las puertas a otra generación de artistas. Pero, como el sabía, la inmovilidad de su trabajo y las temáticas pictóricas estaban envueltas de todo lo contrario, masas de agua y aire que formaban sus pinturas o cambios drásticos en su estilo naturalista y paisajista. Cambios que provinieron, en gran medida, de sus viajes por Francia y el Louvre, Suiza u Holanda e Italia, conociendo los movimientos de sus distinguidos camaradas y tomando prestado las ideas de otros genios como Albert Cuyp, Claudio de Lorena, Rembrandt o Tiziano.
Seguramente muy distinto a lo aprendido de sus maestros Sir Josuah Reynolds y Paul Sandby, que consiguieron de Mr. Turner uno de sus alumnos más brillantes y personales de la época.

La película de Leigh también dibuja un escenario personal durante sus últimas décadas de vida, desde su enfermedad respiratoria (probablemente inducida por el ambiente húmedo de la ciudad) y las relaciones con su padre o sus mujeres. Una madre que enloqueció siendo aún muy joven, una hermana dramáticamente fallecida, una ex-mujer que desprecia su forma de vida pero ama su dinero, una criada que es tomada sexualmente al asalto salvaje y negada en su personalidad de mujer, y por último, una amante en una estancia luminosa que le lleva a una doble identidad.
Son los rasgos nasales que siempre le traen el recuerdo de otra de sus pasiones, la mitología y la historia clásicas, a golpe de pincel y comidas sabrosas mezcladas con sexo en la ventana, alcohol o drogas, identificado con la libertad del hombre y des espíritu renovador.
Leigh idealiza en su cine las clases sociales más bajas, pero en Mr. Turner se combinan con la aristocracia de las clases adineradas y su pomposidad de palabra u obra, de forma magistral y con sentido crítico. A la vez que Timothy Spall escandaliza a sus coetáneos con un proceso de abstracción y confusión, adelantando otra época caracterizada por el impresionismo, las formas y la claridad onírica de nuevos paisajes.
De aquí nacen su Ulises mofándose de Polifemo, dónde el héroe arranca el ojo al monstruo, más La Valiente Teméraire remolcada desde el último punto de anclaje para ser destruida, dónde el Sol Poniente y la Luna Creciente rivalizan por el cambio de era tecnológica, y Lluvia, Vapor y Velocidad dónde ya es un hecho la entrada de nuevos motores en la ciencia y el arte.

Obras de un maestro que tendría por delante muchos amaneceres antes de que la enfermedad le robara los últimos alientos de vida y su anticipada visión de la pintura. Después de que El Amanecer con Monstruos Marinos, quedara como tributo a los ciudadanos de manera libre y gratuita, contra la especulación del dinero y a favor de la dedicación solitaria del artista.
Aunque, actuara alguna vez como mascarón de proa de una generación contra los críticos, sus ojos se fijaban en la nariz de diosas, de manos musicales o de criadas abandonadas a su suerte, en un mundo dirigido por los hombres, pero reinado por una mujer.

Leigh ha construido su última gran película, entre la vejez marcada por los rasgos geniales de la locura, esa depresión jovial y la enfermedad, con que ha regalado a su amigo y compañero (en cinco ocasiones) Timothy Spall este personaje visionario y ganador como mejor actor en el Festival de Cannes.
Ojalá su colaboración por muchos años más, a pesar de la crónica leucemia mieloide del actor londinense, que le lleva a pensar cosas geniales como ésta: “No sabía lo que me había enfermado, pero el estrés tiene algo que ver con ello y el punto ahora es enfrentar al estrés. Hizo darme cuenta de las cosas y llegar a ser más selectivo. Estoy menos preocupado por el empleo. Realmente hago mi trabajo, por lo cual no estoy tenso en el set, porque realmente no sé lo que estoy haciendo”.

Toda una revelación y otra joya del arte pictórico y de la fotografía, como no podía ser de otro modo tratándose de Mr. Turner, cuando se disponía a preparar su último gran lienzo, junto a la ventana de su pequeña habitación de Chelsea.
Esta película es un homenaje a todo los amantes... de la pintura.

**** Notable ****

Mr. Turner – Soundtrack by Gary Yershon.


Mr. Turner and the Summer Exhibition (Making-Of)

Nightcrawler.


Monstruos en imágenes.

Pocas veces habíamos visto a un Jake Gyllenhaal tan oscuros y con semejantes ojeras. Es normal al ir arrastrándose como una araña por la noche en busca de nuevos encuentros para ser filmados, así sus ojeras han ido ampliándose desde que se le vaciasen las cuencas en las extrañas pesadillas que le visitaran en Donnie Darko.
Ahora acercándose a la cuarentena, se ha oscurecido más si cabe, tras sus interpretaciones en películas con fondo criminal como Prisioneros y Enemy, y se pone tras la cámara (la propia de su personaje Lou Bloom) con el rostro de Frankenstein de las filmaciones truculentas para llevarse un codiciado dinero. Sin embargo, ni Nightcrawler es el mejor vehículo para lucirse ni sus ojos se parecen al gran Boris Karloff para inquietar al personal, a pesar de sus esfuerzos por mantener a flote la película.

Tampoco, las imágenes que graba y edita, a su vez, son rodadas con buen pulso y un argumento arrollador para competir con otras producciones que se presentan este año en los Oscar´s. Pues, el guionista Dan Gilroy (The Fall, El Legado de Bourne), que aquí se sitúa tras la cámara, se ha dejado arrastrar por unas secuencias demasiado estereotipadas sobre la violencia y las imágenes que aparecen en las cadenas de televisión, ni reproduce el temor que éstas producen en los telespectadores. Los grandes olvidados del filme.
Desarrollar una película sobre esta amoralidad que se expande por nuestras calles, con la consecuente devaluación de los valores humanos, centrándola a la vez en el ámbito del periodismo y sus agregados sin título, es una evidencia del debate que se abre en la mayoría de sociedades en la actualidad. También del futuro de algunas profesiones que pudieran estar siendo invadidas por "arañas" falsas y manipuladoras.

Sería evidente traducir el problema de los infiltrados en cualquier profesión haciendo una mayor crítica sobre los pasos que llevan a alguien a lanzarse de esa forma a la vida nocturna, y la muerte. También, el poder que ejercen los medios y profesionales angustiados por sus situaciones personales, que se vuelcan en la charcutería fina para continuar en los primeros puestos de las audiencias, aunque haya que tratar con individuos de tan baja calidad moral. Convirtiéndose en una sombra peor que ellos.

La sociedad que abandona unas reglas de comportamiento se verán abocadas a la desintegración y la manipulación, en definitiva al imperio del miedo. Porque esta invasión furtiva de personajes ilegales será a la larga una lacra para todos los estamentos, tanto públicos como privados, y las profesiones que hasta ahora parecían limpias y respetables, se convertirán en un basurero de imágenes impactantes y ninguna solución.
Dan Gilroy escribe con cierta repetición las secuencias por las calles de Los Ángeles, pareciendo conocer bien lo que esconden sus anocheceres y la fauna que circula en busca de víctimas propicias (normalmente la clase media y blanca) como protagonistas de los noticieros y sus aperturas con los sucesos diarios. Sin embargo, siento que Nightcrawler fotocopia excesivamente algunas secuencias y no denuncia ni avisa de los peligros que sugiere, muy de lejos.

Aunque, el guion solamente se trate de una ficción, si que hay algunos elementos enjuiciables que se dirigen hacia prácticas ilegales, casi esperpénticas delante de los cuerpos de protección ciudadana. Pareciera un panorama tan increíble que cuesta bastante digerir y encima se permita en favor de una libertad indebida y el nulo esfuerzo para conseguir un trabajo en que prima la espera, y las carreras con la competencia.
Creo que el personaje de Gyllenhaal es tan execrable como estúpido, y la cinta se deshace con una desvirtualización que lleva al desencuentro con los profesionales, o por último con un público que se encuentra perdido. He leído algunas referencias a otras películas que pudieran ser las antecesoras de Nightcrawler en cuanto a temática, pero no hallo demasiadas coincidencias ni interpretativas ni artísticas, como Driver o Taxi Driver, o El Gran Carnaval y Network. Creo que nos hemos vuelto un poco locos, además al comparar a Gilroy con estos directores o el mismísimo David Lynch, pero bueno, son interpretaciones y gustos.

El Frankenstein creado por la presencia exultante de Internet queda bastante diluida, y la búsqueda de carnaza con que alimentar la voracidad de los medios de comunicación, parece ser presa de esas imágenes violentas que no son tan impactantes viendo la actualidad. Tampoco la competencia entre las distintas productoras dedicadas a aumentar las audiencias a cualquier coste.
Realmente este monstruo (y otros que delinquen) se debate entre las exigencias, más bien extorsiones para alcanzar lustrosos contratos y la manipulación de los contenidos o las pruebas. Para ello, se convierte en algo distinto a un ladrón menor, dirigiendo los pasos a invadir la intimidad de las víctimas, propagando el terror entre los ciudadanos, en un ciclo sin fin que entra en el salón de nuestros hogares.

Ni Rene Russo, ni Bill Paxton con tablas suficientes en el mundo del cine han logrado que me interese por sus noticias, más impactantes o truculentas que eficaces para mis intereses críticos. Mientras la gente se encierra herméticamente con cámaras y altas vallas en sus propiedades y comunidades, con sus hijos protegidos como en cárceles del nuevo milenio.
Toda una temática de actualidad que hubiera necesitado más amplias miras para construir una historia creciente en interés y tensión, mirando más allá de los acontecimientos de extrema violencia y que producen un debate diario en los profesionales y el público en general. La presentación cinematográfica me ha parecido demasiado retenida y falta de dicha tensión dramática, en concreto algo reiterativa con los momentos de espera.

Y una reflexión. Si se propagan en las noches este tipo de personajes deambulando por nuestros barrios e invadiendo domicilios privados con nula moralidad, será sin duda una pésima noticia para la palabra más ultrajada de nuestros días. La libertad.
Por otro lado, la profesionalidad y legalidad en la información de los medios de comunicación estarían en serios problemas de credibilidad, observando un horizonte dónde los monstruos andan a sus anchas.
Como un verdadero Depredador Nocturno.

Pienso que hubiera dado de sí en manos de otros directores como Dennis Villeneuve (por no decir de las referencias que se han comparado) y he visto suficiente pulso en la denuncia que subyace en Nightcrawler.

** Pasable ***

Nightcrawler Soundtrack - Faith in Love

Judas Priest - Night Crawler


Judas Priest - Night Crawler

miércoles, 11 de febrero de 2015

Foxcatcher.


Amigos para siempre...

Un escrito puede edificarse mediante una simple anécdota, al igual que una película puede construirse alrededor de una historia poco interesante a priori.
He podido observar que este año, las películas que compiten por hacerse con un Oscar (siempre vistas hasta ahora) tienen algunos rasgos en común poco relevantes. Además de desarrollar historias basadas en ciertos momentos históricos o representativos, biográficos y destructivos para algunos de sus protagonistas.
Con causas internas y personales o acciones de personas a su alrededor que producen la decadencia, tanto en escenarios propios de Pennsylvania y hechos reales como imaginarios.

Uno de esos rasgos emparentados, tiene que ver con el físico de los personajes a quienes se interpretan los actores, bien por su personalidad manejando unas baquetas, a través de dos científicos con olfato para los grandes descubrimientos, cómicos y héroes, o un hombre-pájaro a ritmo de jazz con cambios emocionales y profesionales.
En la cinta Foxcatcher dirigida con impactante y resolutiva tensión, a manos de un director Bennett Miller que aporta un puñado de obras cinematográficas en conjunto gratificantes (aunque escasas) como Truman Capote o Monneyball, toda la emoción se esconde tras las interpretaciones de un reparto de peso pesado. Quizá un director dedicado al mundo del deporte rodado para la gran pantalla.

Sobre todo, lo que tapan los trajes o disfraces entre la lucha y el estado catártico es una atmósfera extraña, tras músculos y armas, barbas y postizos, encontramos caballos y jeringas. Esto es, bajo la goma de alguna prótesis nasal que otra, esta hornada de filmes tiende a la aportación dramática y cómica especialmente ácida, son algunos de los protagonistas de la noche de los Oscars. Se podría comentar que los directores, actores y guionistas de este año se caracterizan por su gran olfato.
Foxcatcher además, es un lugar singular, apartado del exterior y de apariencias.

La película es una vuelta al pasado más próximo a mi generación. Los ochenta con sus dudas y sus brillos, con la esperanza de conseguir nuevos retos (físicos e intelectuales), con consumo de drogas y la personalidad individual alterada (escondida y visceral) bajo los lazos familiares, que a veces aprisionaban más que una llave estranguladora sobre un ring de lucha libre.
Foxcatcher es, también, una hacienda millonaria, con ricos excéntricos y secretos ocultos en soledad. Tras otra nariz exuberante como su actor protagonista Steve Carell, hallamos una capa gruesa de mentiras y miradas separadas. Mediante la construcción de un personaje entre lo histriónico y lo divertidamente patético que lucha mediante la constancia con su doble cara. Sensacional junto al resto del reparto.

Su familia, los Du Pont han edificado un imperio de exhibicionismo y su papel es un reflejo de las posibilidades de un actor que viene demostrando su calidad con otros proyectos profesionales. En una historia con alta carga ideológica sobre el paradigma humano, entre la ambición o el valor personal y los defectos o rasgos que acentúan las decisiones personales. Se asoma la rentabilidad de una actividad minoritaria y la representación de unos valores patriotas frente a los egos. Todo parece poco rentable a priori, como todo lo existente, como enigmas, como Birdman y la batalla del viejo jazz en Whiplash. Tendencias a la desaparición provocada por la cabeza del águila dorada, semejante a la calidad del material de aquel Halcón Maltés, sobre el que se forjaban los sueños.
Sin embargo, odiamos lo que representa la imagen de alguien o lo que le rodeaba. Good.
Esas son las relaciones que rodean la eterna pelea, las discrepancias y actitudes irresolubles ya, entre una madre e hijo corriendo paralelamente a el duelo de un hermano mayor y otro menor, y la amistad confusa que confluye entre ellas.
Son individuos tan diferentes como aunados en el terreno emocional.

Foxcatcher reparte la fisicidad del deporte, la crítica de ciertos comportamientos y el egoísmo del éxito personal. Mientras los actores que compiten cuerpo a cuerpo entre sí, entrelazando sudor e historias, marcan el sorprendente escenario flemático y visión nasal de un cómico abriendo nuevas etapas (tanto monta Carell como Keaton con sus diferencias), y el director Miller.
Por supuesto, sin desdeñar el magnífico trabajo de sus compañeros de reparto, a Channing Tatum creciendo y forcejeando con su hermanado Mark Ruffalo, siempre convincente y seleccionando buenos papeles. También junto a Sienna Miller y Vanessa Redgrave en pequeñas apariciones en una película de hombres, pero con papeles de guía como madres esforzadas enseñando músculo ante sus familias tan separadas en el tiempo y la realidad.

Todo acompañado por un guion resuelto en la construcción de unos personajes (en principio tan indiferentes), marcados por sus comportamientos y aptitudes morales tan dispares, que ayudan a magnificar esta trama real de pasiones olímpicas, héroes y deportes íntimos.
De ellos parte su estructura decadente, su atmósfera sofisticadamente enferma y los retratos de una época que tiene dos direcciones, una denunciable respecto a su moralidad y otra, paradójicamente, entrañable. Por tanto, gran trabajo de sus guionistas acostumbrados a manejar la sonrisa como Dan Futterman y E. Max Frye encaminado hacia un retrato de parafernalia deportiva que desconocía. Todo compactado en unas imágenes impolutas por su rodaje y montaje, y el trabajo de una banda sonora minimalista y convulsa por la utilización de instrumentos, compuesta por Rob Simonsen que funciona como un trabajo de desgaste en la lucha.

No será la gran favorita, pero rebosa calidad a raudales, gracias a la nariz de un zorro como Steve Carell y el jefe dirigiendo Bennett Miller. Pues, se debe descubrir lo que esconde esta película en los vestuarios, al quitar el fango del ring y hallar vidas perdidas, inexistentes.
Tragarse el barro pisoteado en una cacería que salpica a todos los personajes, entre sangre, droga o miedos al fracaso, a asimilar el oro del triunfo. Por medio quedarán los reproches y las falsedades, incluidas narices postizas y postureo ante la realidad de vidas fracasadas, también de unas interpretaciones renovadoras en algunos casos y academicistas en otros.

La competición que va a comenzar y será salvaje por acceder al podio, tan salvaje como algunos relatos de este año... y unos directores bastante disfrazados, inteligentemente “zorros”.

**** Notable ****

Rob Simonsen – Olympic Losses ( Foxcatcher Soundtrack ) .


Jóhann Jóhannsson - Escape ( Foxcatcher Soundtrack)


Arvo Pärt & Alexander Malter - Für Alina ( Foxcatcher Soundtrack)

lunes, 9 de febrero de 2015

Whiplash.


El Jazz pugilístico con Whiplash.

Aquella jornada no iba a ser como otra cualquiera de su vida, ya que durante los días precedentes de su existencia su mente había soñado con estar en la situación actual. Las tensiones se había ido acumulando, entre él y los participantes en las primeras escaramuzas.
El joven llamada Andrew Neyman se desvivía por tener un bis a bis, había pasado toda la noche sin pegar ojo pensando en reencontrarse con su rostro ejecutor, alguien que tanto le estaba alterando física y psicológicamente.
Parecía que el reloj se detenía a cada segundo, resonando en el silencio de la noche. Eran las 6 o las 9 de la mañana, quién sabe. Aunque el canto del gallo había dado plantón a su nerviosismo, éste le indujo a saltar precipitadamente a la calle antes de que los primeros rayos del sol alumbraran su rostro cansado y apareciera sobre los tejados de los edificios. ¡Mueve tus pies Andrew, rápido!

Tanta prisa para reencontrarse con el temible Terence Fletcher, y ahora una larga espera con las armas preparadas y enfundadas como las baquetas de una batería. Era otro intento por demostrar que dominaba el temblor en sus manos y se distinguiría por ser el más rápido sobre el terreno.
Andrew lo sabía, estaba preparado pues había estado practicando durante largo tiempo, ejercitando sus músculos y concentrándose en el objetivo. Toda una vida para intentar alcanzar a los más grandes, tentados por el alcohol o las drogas, con lanzamientos cortantes a sus cabezas y bravuconerías de todo índole, insultos graves hacia sus parientes más cercanos, que intentaron minar sus esfuerzos. Ser el mejor.

Andrew se había adelantado, el enfrentamiento no se produciría hasta tres horas más tardes ya con el sol luciendo con cierta fuerza. Tres horas para mentalizarse y hacer frente al gran combate que se avecinaba en el horizonte. Un duelo a muerte, no entre 6 cuerdas de bajo u 8 como en una guitarra, porque este ring estaba cubierto de sombras y sangre reseca de otros combates.
Su estrategia sería plantear un combate con impactos bien sonoros, retumbando en todas las cabezas presentes, tanto amigos o conocidos como los espectadores que hubieran pagado su entrada para presenciar el duelo desde sus butacas.
En el lejano Oeste, hace un par de siglos, las cosas se habrían solucionado de otra forma con el Duque (no Ellington) marcando los pasos. Sólo podría haber quedado uno en pie, mientras el otro permanecería tirado en medio de la calle, agujereado y lleno de polvo.

Sin embargo, el boxeo como el jazz era más caballeroso. Sus sonoridades parecidas en la escala habían sido retratadas en multitud de ocasiones por la literatura negra y el cine de Hollywood. Se parecía en los movimientos agresivos y las improvisaciones, en la libertad con que se ejecutaban los movimientos, las notas.
Se asemejaban con los golpes precisos, el ritmo y la cadencia con que los púgiles sueltan sus manos sobre el rostro del contrario. Y las reacciones que provocaban en la audiencia, en un baile con su swing característico. Porque en Whiplash (una canción para el recuerdo) o Caravan (no hacia el Oeste), el sudor, las lágrimas y la sangre, teñían la piel tensa como la superficie de un bombo.

También de agravios personales resueltos a bofetadas, forzando las diferencias hasta límites insospechados para artistas sin guantes. E incluso, con la muerte rondando en el ambiente cargado de clubes nocturnos, pues muchos habían dejado aquel escenario musical perdido en el tiempo, incapaces de aguantar aquellos tremendos golpes de la fortuna y el éxito, con sus puños desnudos.
Otros, tenían la soga al cuello permanentemente, como seña de la responsabilidad y la frustración por no alzarse con el gran premio destinado a los genios. O maestros sin piedad.

Cinco horas golpeándose sin descanso en aquel infausto ring, era demasiado.
Aquellos compañeros caídos se ocultaban en las sombras, presenciando un ritual que estaba lejos de terminar, para al fin formar parte de la banda. La competencia era tan extrema que las familias sufrían con ellos, por sus manos descarnadas y objetivo de una lengua tan afilada y ponzoñosa como las fauces de una serpiente en el desierto. Así, era esta industria de vencedores y vencidos. De desaparecidos.
Las notas surgiendo como crochets diabólicos, no se perdían por el recinto (de todo menos deportivo) ya que ahondaban como las huellas que marcaron sus caras en otros tiempos.

Después de aquella lucha sin cuartel, de despellejarse por fuera y por dentro, ahora tirados sobre la lona gimoteando como hienas hambrientas, era una batalla sin fin. Continuaban golpeándose e injuriando entre dientes. Maldiciendo una y mil veces.
El joven y el viejo, el maestro titular y el aspirante, que buscan la perfección y la sincronía como un baile estudiado, perfecto como lograsen el gran Buddy Rich o el Pájaro interpretando temas inolvidables como los ángeles, la figura de Charlie Parker planea siempre por la película (otra especie de Birdman a ritmo de batería de jazz). Como infinidad de genios que abrirían sus venas para que corriese la sangre de la música y los caballos se desbocasen hacia una muerte prematura. Aunque desapareciera la gran música, como el blues o el rock& roll sentenciados a una muerte bajo el sol. Quizás, alguno lograse convertirse en el nuevo rey del swing, en este ring salvaje de Oeste a Este, de Los Ángeles y San Francisco hasta el New York de Woody Allen por los alrededores del Cotton Club, lejos de la tierra prometida que inventase los nuevos ritmos.

Esta competición a muerte, está rodada con una visceralidad a prueba de otro joven aprendiz de maestro como Damien Chazelle (guionista también de El Último Exorcismo 2 o Grand Piano) que ha dado un paso excelso en su carrera como director de cine. Una fuerza tan asfixiante a cada plano, en cada hora de espera que se eleva por encima de la media artística en la próxima entrega de premios, desde su estreno en el Festival de Sundance, con unas actuaciones impecables de los dos pugilistas rítmicos. Enormes Miles Teller con su nariz de boxeador y manos de músico y, sobre todo, un inconmensurable J.K. Simmons.
Es posible que la cinta busque demasiado la excelencia, pero como en el boxeo... ¿quién no desearía el golpe perfecto?
Aquí, en Whiplash, el guion del mismo Chazelle se convierte en la obra maestra, con suficientes arpegios de calidad para tumbar al boxeador más bregado y conquistar al buen aficionado a la gran música, al viento y la percusión. A aquellos combates cuerpo a cuerpo, marcados por el oído o la Fama en las escuelas de arte (te echamos de menos en el mundillo actual Alan Parker) y de las calles y clubes por las que interpretara el gran Bird retratado magistralmente por
>Clint Eastwood
.

Whiplash es una lucha constante, pero es la vida del músico dispuesto a alcanzar la gloria con el sufrimiento, o quedarse en la cuneta de la miseria.
El duelo interpretativo y de montaje, hace de Whiplash una velada tan excepcional como sorpresiva, en la que jazz (y boxeo poético) chocan sus puños en el centro del fotograma, el ring de las pasiones. Pero, dónde los golpes bajos y el todo vale, se apodera de numerosos asaltos en forma de secuencias magistrales.
Y el joven Teller no tira la toalla frente un Simmons desbordante, inmisericorde. Sino que lucha con todos sus medios a costa de perder las cosas que más parecía querer en la vida, mejor dicho en el filme o esta batalla jazzística.

Al final como en la inmortalidad, sólo puede quedar uno. Sólo ante el peligro, un Pájaro que canta con su plumaje desplegado al mundo, afinando sus ojos lacrimosos al triunfo, aunque aguantando los designios de unos impactos tan brutales y despreciables. Pues, el vencedor se alzará con los aplausos de un público y crítica entregados, en sintonía con aquellos viejos pistoleros que abandonaron el ring con el fracaso, sin volver la mirada cambiada atrás.
Para siempre, formarán parte la leyenda de la vieja Música y el cine.

**** Muy Buena *****

Caravan" is a jazz standard composed by Juan Tizol and first performed by Duke Ellington in 1936.
Martin Denny, Arthur Lyman, and Gordon Jenkins all covered it. Woody Allen used the song in two of his films, Alice and Sweet and Lowdown.
Duke Ellington - Caravan (with
>Ella Fitzgerald
)


Whiplash written for Hank Levy (Whiplash Soundtrack).

domingo, 8 de febrero de 2015

Birdman.


Volar o no volar... he ahí la cuestión.

Se podría decir que los momentos más reflexivos de los seres humanos, se afrontan desde las alturas a través de las ventanas que separan nuestra realidad del exterior. Así, cada individuo lucha con la Insoportable Levedad del Ser o no Ser. Esa es la cuestión, que expresaba el gran William.
Si bien, los caminos o representaciones ficticias son tan variados como los personajes de una obra de teatro, que cambian a cada instante mostrando sus diferentes caras, fingiendo o engañando a cada paso hacia el triunfo o el poder. También se puede ganar jugando a otras cosas, apostando por la verdad o el amor. ¿O no?

El amor se mimetiza a través de la función teatral, que se confunde con el engaño de la vida, de alguna forma revive en Birdman los escenarios que otros directores visitaron en su cine en el pasado. Ejemplos como Robert Altman desmontando El Juego de Hollywood o La Última Función invadida por un cínico sentido del humor, con Woody Harrelson a la cabeza, enloquecida. Por otro lado, sentimos que La Inesperada Virtud tiene mucho que ver con Peter Bogdanovich en The Last Picture Show con el cambio de una época mítica del cine, y otras dónde los protagonistas usan Máscara para ocultarse de la fealdad que les rodea, hasta conseguir que el teatro sea un reflejo de sus vidas y se debate entre una buena obra o ¡Qué Ruina de Función! (Noises Off!).
Pero, sin duda La Ignorancia tiene mucho que agradecerle al gran Ernst Lubitsch su aportación a la comedia salvaje y despiadada, al doble sentido y al amor por el teatro, la literatura universal de Shakespeare y el cine.

En Birdman o La Inesperada Virtud de la Ignorancia, las ventanas de la libertad se enfrentan con las puertas que separan las distintas realidades, siendo éstas pertenecientes a un teatro de Broadway. Mientras, los actores que deambulan por la obra de textos erráticos como los personajes, algunos de What We Talk About When We Talk About Love de Raymond Carver, además de hacerse la preguntas transcendentales sobre el amor, la vida y el éxito personal, se introducen en su mundo literario del llamado realismo sucio. Quizá, el hiperrealismo que se pronuncia en algún momento del filme dirigido por otro autor nacido en Ciudad de México, Alejandro González Iñarritu. Demostrando de nuevo, el mágico y poco volátil instante del cine mexicano actual como ocurriese en épocas doradas de su pasado cinematográfico.

Las puertas en Birdman no se abren para enseñar los sentimientos ni las dudas solamente, sino que sirven para enlazar la característica principal del cine de Iñarritu (Amores Perros) en la utilización de la cámara y adentrar al público en su espectáculo de imágenes y sensaciones. En esta ocasión, el héroe o actor de Broadway interpretado por un Michael Keaton renacido con su esfuerzo, es un compendio de experiencias vitales y del rodaje con travelling continuo, arriesgado y fascinante, mediante una producción que rinde homenaje a sus determinantes pasados. Uno como figura universal de éxito emergente tras su vida personal (con marcados parecidos) y el otro de estudiante.
Iñárritu estudió dirección de teatro durante 3 años de la mano de un maestro dramaturgo y director de teatro polaco Ludwik Margules y con Judith Weston en Los Ángeles. Demostrando en este nuevo trabajo, el estado personal adecuado de sus carreras, lo que significa o lo hará para cada uno de los participantes en el proyecto, sus fobias y dudas, sus anhelos y sueños, mediante la magia del cine y el teatro. Para demostrar si es amor o trabajo lo que llena nuestras vidas o si su falta es un hoyo de decadencia, que entierra nuestros defectos o miedos con capas de sedimentos, historia o de detritus del pasado.

Cada puerta que se abre o cierra, puede ser una entrada a un espacio luminoso dónde el humor se mezcla con los ácidos del estómago, funcionando como un resplandor que lucha contra las máscaras impuestas por la sociedad. O también, puede ser la salida o fundido en negro, que marca lo oscuro de las decisiones humanas, dónde descubrimos el sentido trágico de nuestras decisiones, cuando algunos personajes tienden al realismo al subirse o sobrevolar las tablas de un escenario. O de la vida.
Esta forma de rodar, tiene un mérito que confiere a Birdman un viaje hacia lo desconocido, a lo novedoso, con una banda sonora atrevida y absorbente, sirviendo de vehículo para el lucimiento de unos actores en completa simbiosis con el director.

Una vez conocidos los premios otorgados por la Academia (atención que algunas personas creen que los Oscars están votados únicamente por los críticos) se observa que los profesionales del cine, directores y actores, sienten una atracción muy edificante por los argumentos que tienen que ver con el mundo del teatro y sus dificultades para llevar a escena una obra cualquiera. Por eso, estoy contento con las categorías que han volado tan alto ayer para esta película y el cine mexicano, no por ninguna motivación especial pues realmente no tengo demasiado interés personal en apoyar ninguna producción en particular. Dicho de otra forma, tampoco me hiere no haber acertado otros años alguno de los premiados.
Si tengo que matizar que Michael Keaton se merecía el Oscar a mejor actor por un papel lleno de matices, con un lenguaje no muy habitual en el cine y aspectos técnicos que hacen de Birdman una colección de sensaciones que transitan desde las luces de Broadway hasta los entresijos de las bambalinas plagadas de polvo y lágrimas. Otra vez será, o no será.

El carácter minimalista de la música jazz, a través de un batería esencial en la historia llamado Antonio Sánchez (Pat Metheny Group) que aporta un ritmo y una impronta que sugiere la ciudad de New York y las multitudes en sus calles, o los encuentros azarosos de los personajes entre sí, o con las disquisiciones del personaje principal entre frustraciones y esperanzas de cambio.
Todos tienen algo que ofrecernos, pues el guion demuestra que Birdman es una película esencialmente de actores y su mundo, de hombres y mujeres con sus miedos, de un director con un conocimiento perfecto de los mecanismos de comunicación... y con un Michael Keaton, intenso y desdoblado en dos personalidades propias de su profesión, con una estatuilla dorada prácticamente asegurada en sus manos. Porque ha demostrado que es un actor con todas las letras, y me alegro.
De igual forma que señala la gran fotografía, de un profesional como Emmanuel Lubezki que ya se hiciera con el premio Oscar por su trabajo en Gravity el año pasado.
El cine mexicano, ha dado un paso hacia un futuro brillante, de nuevo. Enhorabuena por el éxito en la gala de anoche.

Acá, muchos han ahondado en la inesperada virtud de la ignorancia para renacer (o algo parecido) de sus cenizas, director, actores o personajes de ficción; en una lucha interna que intenta separar el personaje del contenido. Dónde las máscaras funcionan como fondo para ocultar los sentimientos, dónde los fantasmas viven en la sombra, en las profundidades de una ciudad y sus barrios, se quedan ocultos con su nueva personalidad (nariz) o miran por una ventana al futuro. Preguntas sobre si dicho amor absoluto existe en realidad sobre el tejado de un edificio que sirve también como escenario.
Ya que la máscara se usa en las más diversas ocasiones, desde una función y su producción inherente que arriesga la estabilidad económica de los que apuestan por el arte. Hasta el mundo de la crítica y los espectadores, deseosos de llamar su atención o de marcar las diferencias con los artistas y sus caprichos, obsesiones y tics, cuando todos formamos parte del proceso de la creación. Pero, hay que ser humildes y reconocer que sólo son opiniones personales aunque escribas para un medio multitudinario o te hagas famoso con unas imágenes furtivas y virales.

Por otra parte reconocer una gran labor de casting, con este reparto compuesto por Emma Stone, Edward Norton, Andrea Riseborough, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Andrea Riseborough y Amy Ryan. Es curioso que la parte cabreada e irresistible de su conciencia, esté protagonizada por un actor semi-oculto, tanto en la transfiguración de su disfraz como en el eco resonante que trae reminiscencias de un personaje exitoso como Batman, en la figura de un actor poco conocido como Benjamin Kanes.

Podría estar escribiendo infinidad de páginas sobre las sensaciones y circunstancias que rodean la película, o de la Insoportable Levedad del Ser sugerida con los iconos que se representan en la pantalla y que forman (de alguna forma) parte de nuestra existencia, pero tengo o tenemos UNA vida propia que se aleja del mundo de la farándula. Y el éxito económico o social, tiene muchos caminos que al final pueden estrellarse contra la acera o comenzar una nueva. Por lo que la existencia entraría en el mundo de la fantasía y la imaginación de cada uno, de la máscara que estuviéramos dispuestos a usar o fingir, a desear o compartir.
Como está de moda ofrecer los premios y triunfos profesionales a los miembros recordados de nuestra familia, este comentario va dedicado a todos aquellos que luchan por la felicidad de sus seres queridos, y no se arrastran por los derroteros del ridículo y superficial éxito personal.

Si Birdman o La Inesperada Virtud de la Ignorancia, cree que el éxito personal se basa en el amor, veremos si se convierte en realidad el próximo día 22 de Febrero de 2015 en el Teatro Dolby de Los Ángeles, y los miembros de la Academia le otorgan las mieles del éxito. Esta vez, muy merecidas a mi juicio.
Si no, volveremos a las caretas que olfatean con dificultad la magia y la convierten en desfigurada ignorancia.

***** Excelente ****

Birdman SOUNDTRACK - Flying Theme


Birdman soundtrack - Antonio Sánchez

sábado, 7 de febrero de 2015

Still Alice.


¿El Oscar para Julianne Moore?

Still Alice proviene de un libro de Lisa Genova sobre la enfermedad y los procesos degenerativos que se producen dentro del seno de la familia y de las reacciones físicas que evolucionan en el organismo del enfermo.
El caso particular de esta profesora lingüista de Columbia, con un problema genético que propaga la enfermedad de Alzheimer en su mente equilibrada y culta, así como de su pertenencia a una familia de clase acomodada, reviste a su historia de un grado de diferencia significativa con otros posibles enfermos que no tienen los medios para proporcionar un ambiente médico tan comprensivo. Ya que de la eficacia de los tratamientos o los consejos médicos se abre un abismo respecto a familias con menos poder económico y deficiencias culturales. Desde luego, sería otra película para aquellos que no tienen voz ni derechos sociales.

Aquí, además de dicha diferencia se comparte con cualquier paciente con este grave problema, la inevitable caída de nuestros organismos ante el envejecimiento y la destrucción de células sanas, aunque en el caso de la película dirigida por un norteamericano Richard Glatzer y un británico Wash Westmoreland, se refiera a un proceso de destrucción demasiado temprano y agresivo por culpa de la precocidad genética. Por lo cual, cualquier espectador se puede identificar en el miedo, el nerviosismo y la impotencia con la protagonista interpretada por Julianne Moore, eficaz como siempre en un trabajo que opta de nuevo al Oscar a mejor actriz femenina.
Los cuerpos abandonados a la suerte del olvido que proporciona una de las enfermedades más temibles para los seres humanos, es una lucha interna sin fin, y la medicina algo demasiado caro que no debemos pasar por alto (si bien el filme tiene otra mirada) para un enfermo corriente que pelea con el sentimiento de culpa y el día a día. Ya que la desaparición de la personalidad es un proceso demasiado duro y penoso.

En cualquier etapa de la historia y por tanto de nuestras vidas, toma una relevancia fundamental el lenguaje o comunicación con los demás, a través de la memoria y el conocimiento, al igual que su importancia en una obra o película cualquiera. En especial ésta, Still Alice se fundamenta en un caso tan cercano para tantas personas, que produce un pánico a la pérdida de los valores esenciales del ser humano.
También se necesita que un historia crezca, convenza y prospere en nuestra mente, por medio e personajes bien reflejados en la pantalla y de las interpretaciones de los actores, que deben lograr el difícil propósito que el espectador olvide durante dos horas que sólo está viendo una película. Gracias, por supuesto, al talento de un equipo.

Pero, me temo que Still Alice, el siempre no significa calidad de principio a fin. Ni los actores (exceptuando a la pareja protagonista con Julianne Moore y un sólido Alec Baldwin) producen el efecto deseado de la naturalidad, lo cual me abre una serie de dudas en el futuro.
En cuanto al guion adaptado entre ambos directores tiene lagunas y cierto exceso de velocidad para llegar al proceso de deterioro del personaje, perdiendo la cara en más de una ocasión a lo más importante: ¿preferirías o no conocer el futuro de tu estado de salud? Si el año próximo se presentara como el último dónde fueras tu mismo... ¿Qué es más importante, el amor o la paciencia en la pareja?

Estos juegos de palabras propulsan el camino para una recuperación imposible, una lucha por el estudio que se convierte en una carrera contra el reloj, y las posturas necesarias para que una persona enferma sea lo más feliz posible en esos dramáticos momentos. Para ello, Alice necesita el arropo de su familia, marido e hijos, para mantener firme una labor tremenda de recordar los momentos importantes día a día, sin complejos ni humillación. Una labor que aunque no nos complace es incuestionable, pues saber quienes somos y quién está a nuestro alrededor, es ser uno mismo. Sino estás perdido para siempre antes de tu muerte.

El conocimiento es la base de la existencia y la comunicación la única fórmula que tienen los seres vivos de adquirir la experiencia y conservarla en nuestra memoria.
Cuando perdemos alguna de ellas como le ocurre a la protagonista, los archivos neuronales dejan de suministrar lo que confiere nuestra personalidad, y se produce el hecho infructuoso de volver a nacer. ¿Por qué? Porque a partir de ese momento, vas retrocediendo indefectiblemente hasta el principio, pero sin la posibilidad de un nuevo proceso cognitivo, por lo que la enfermedad de Alzheimer produce una especie de muerte en vida. Lo más terrible y bien representado en la película con algunas secuencias de mérito interpretativo.
Además, sin las ayudas externas y médicas, aunque sobre todo internas, podríamos decir que el enfermo se convierte en un apestado social y peor aún en su propia familia, derrotado por la incapacidad laboral y la soledad que atrae los peores sentimientos autodestructivos.

Algunos médicos dictan en sus indicaciones, un proceso estresante en los pacientes (el mal de moda en la sociedad actual), sin embargo, las consecuencias pueden llevar al mal entendido de la realidad del enfermo. Los pequeños olvidos seguidos de ocurrencias obsesivas deben tener todo la calma posible en el seno de la familia, aunque el deterioro se produzca sin un dolor físico.
Por otro lado, ese carácter genético abre otras discusiones en dicho ámbito familia, al preguntarse si se preferiría conocer o no el futuro de la salud. Creo que sería un tema que tendría que haber tenido mayor repercusión en Still Alice.

Así que, aunque la cinta tiene el interés máximo de la actualidad, la película se queda a medio camino en algunos aspectos. Y tengo algunas dudas respecto a las interpretaciones. No por el lado protagónico principal, sino algunas réplicas. Por tanto, no tengo demasiado claro a pesar de ser la gran favorita, que Julianne Moore se alce con la estatuilla. Veremos.

Por otro lado, Still Alice sigue una pauta en cine comercial norteamericano, que se especializa en temas impactantes en familias de clase media-alta, cuando sería interesante reflejar los problemas en otras menos agraciadas económicamente. Conseguir todas las pruebas necesarias (los principales especialistas, con resonancias y tomografías) hubiera sido casi imposible para esas personas, la innovación y la ciencia está alejada de los pobres sentenciados. Aún así, es de agradecer cualquier representación que intenta abrir el debate y la pelea contra enfermedades tan agresivas.

*** Interesante ***

Still Alice OST | If I Had A Boat by Karen Elson


Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi Jessica Chastain Matthew McConaughey Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Carey Mulligan Humor Amy Adams Chris Pine David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Hugh Jackman Mads Mikkelsen Michael Fassbender Ridley Scott Serie Tv - Thriller Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Anna Kendrick Anthony Hopkins Ben Affleck Cine Documental Daniel Radcliffe Eva Green Joaquin Phoenix Keira Knightley Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Melissa Leo Michael Caine Michelle Williams Mike Flanagan Oscar Isaac Paul Dano Peter Sarsgaard Ryan Gosling Serie Tv - Terror Tim Burton Tom Hardy Alan Arkin Alec Baldwin Alejandro González Iñarritu Alex de la Iglesia Andrew Garfield Anton Yelchin Antonio Banderas Anya Taylor-Joy Audrey Tautou Benedict Cumberbatch Brad Pitt Bruce Willis Bárbara Lennie Cary Fukunaga Cate Blanchett Chiwetel Ejiofor Chris Penn Chris Pratt Christopher Nolan Christopher Walken Damien Chazelle David Ayer David Cronenberg David Mackenzie David Thewlis Denzel Washington Eddie Redmayne Edward Norton Ethan Hawke Felicity Jones Frances McDormand Francis Ford Coppola Gael García Bernal Gary Oldman George Clooney Guy Pearce Harvel Keitel Helena Bonham Carter Hugh Dancy Hugo Weaving Isabelle Huppert J. K. Simmons J.J. Abrams James Gunn James McAvoy Jean Marc Vallée Jean-Pierre Jeunet Jeff Nichols Jesse Eisenberg John Cusack John Goodman John Hurt John Turturro Jonah Hill Josh Brolin Julianne Moore Juliette Binoche Kate Bosworth Kenneth Branagh Kirsten Dunst Kurt Russell M. Night Shyamalan Marion Cotillard Mark Ruffalo Martin Freeman Matthew Modine Meryl Streep Mia Wasikowska Michael Pitt Michael Shannon Miles Teller Mélanie Thierry Nacho Vigalondo Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Olivier Assayas Paolo Sorrentino Paul Giamatti Peter Jackson Quentin Tarantino Ralph Fiennes Ricardo Darín Richard Gere Richard Jenkins Robert Zemeckis Rosamund Pike Sam Shepard Samuel L. Jackson Saoirse Ronan Scarlett Johansson Sean Penn Series Tv - Terror Seth Rogen Sienna Miller Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Tim Roth Viggo Mortensen Wes Anderson William Hurt Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana 2001: A Space Odyssey A Dangerous Method A Passage to India Abel Ferrara Al Pacino Albert Finney Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alice Eve Amanda Seyfried Amour An Education Angelina Jolie Animación Animación Digital Animación Japonesa Annette Bening Armie Hammer Ava Duvernay Barbara Stanwyck Ben Foster Ben Wheatley Bennett Miller Bertrand Bonello Bertrand Tavernier Bes Foster Bill Murray Billy Bob Thornton Bradley Cooper Brie Larson Brit Marling Bryce Dallas Howard Callum Keith Rennie Carlos Vermut Carmen Ejogo Carnage Casey Affleck Channing Tatum Charlotte Gainsbourg Christina Hendricks Christoph Waltz Colin Firth Collin Farrell Damián Scifrón Dan Gilroy Daniel Monzón Darren Aronofsky David Ayelowo David Dobkin David Yates Demi Moore Denis Levant Drake Doremus Duncan Jones Ed Harris Edward Burns Elijah Wood Elizabeth McGovern Ellar Coltrane Ellen Barkin Emile Hirsch Emily Blunt Emma Thompson Emmanuelle Seigner Essie Davis Fede Alvárez Frank Capra François Cluzet Gary Ross Gavin O´Connor Gene Hackman Geoffrey Rush Giuseppe Tornatore Gracia Querejeta Greg Mottola Guillaume Sylvestre Gérard Depardieu Harvey Keitel Henry Fonda Hnos. Coen Hnos. Dardenne Hossein Amini Hugo Isabella Rosselini J. Edgar J.C. Chandor Jack Black Jacob Trambley Jacqueline Bisset Jacques Audiard James Cameron James Gray James Marsh January Jones Jared Leto Jeff Bridges Jennifer Garner Jeremy Irons Jeremy Salunier Jim Broadbent Jim Sturgess John Carney John Ford John Lee Hancock John Malkovich John Travolta Johnny Deep Jonathan Nolan Jose Sacristán Joseph Gordon-Lewitt Julia Roberts Karyn Kusama Kevin Costner Kevin Smith Kiefer Sutherland Kim Nguyen Kristen Wiig Kyle Catlett La Clase La Ola La vida de Brian Lambert Wilson Lars von Trier Laurence Fishburne Leos Carax LiLy Collins Lindsay Duncan Logan Marshall-Green Luc Besson Luis Tosar Luke Wilson Macha Grenon Marc Forster Marc Webb Mark Wahlberg Martin Sheen Mateo Gil Mathieu Amalric Matthew Broderick Meet John Doe Mel Gibson Melissa McCarthy Michael Almereyda Michael Brandt Michael Haneke Michael Keaton Michael Madsen Michael Peña Miguel Gomes Mike Cahill Mike Figgis Mike Leigh Mira Sorvino Monty Phyton Morgan Freeman Morten Tyldum Mélanie Laurent Nadine Labaki Naomi Watts Naomie Harris Nathan Lane Ned Benson Neil LaBoute Nicholas Hoult Nicholas Jerecki Nick Nolte Nourizadeh Nima Olivia Colman Olivia Wilde Olivier Marchal Omar Sy Orson Welles Paddy Considine Park Chan-wook Patricia Arquette Paul Greengrass Paul Haggis Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Peter Berg Peter Dinklage Peter Mulan Philip Seymour Hoffman Philippe Falardeau Preston Sturges Quvenzhané Wallis Rachel Weisz Reese Whiterspoon Ric O´Barry Richard Ayoade Richard Glatzer Richard Harris Richard Linklater Rob Marshall Robert Downey Jr. Robert Duvall Robert Eggers Robert Pattinson Robert Redford Roger Donaldson Roger Michell Roman Polanski Rose Byrne Ruben Fleischer Sam Levinson Sam Whorthington Sandra Bullock Sarah Gadon Sarah Polley Simon Curtis Simon Pegg Soledad Villamil Soul Kitchen Stanley Kubrick Staying Alive Stephen Lang Steve Buscemi Steve Carell Steven Knight Steven Soderbergh Tarsem Singh Tate Taylor Terrence Malick Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Dekker Thomas Jane Thomas Winterberg Timothy Spall Todd Phillips Tom Dicillo Tom Ford Tom Hiddleston Tom Tykwer Tom Wilkinson Topher Grace Trailer The Wolf of Wall Street Uma Thurman Valérie Donzelli Vince Vaughn Viola Davis Yoji Yamada Yorgos Lanthimos Zachary Quinto Zoe Kazan
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.