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sábado, 5 de noviembre de 2016

La Broma Asesina, Kubo y... ¡Perritos Calientes!

Héroes de Ayer y de Hoy.
Los cuentos y los tebeos, aunque diferentes en estratos culturales e históricos, fabulan con los miedos intrínsecos del ser humano o representaciones fantásticas de la mitología de antiguas civilizaciones, adaptadas a la sociedad a la que representa en cada instante.
Por ejemplo, en la disparatada película titulada Sausage Party o La Fiesta de las Salchichas dirigida por la dupla Greg Tiernan y Conrad Vernon (en aparente superficialidad), se juega con esa doble concepción de la Humanidad, dividiendo la vida en ambos planos metafísicos y teológicos, en que los dioses se convierten en mortales y los humanos toman la forma de alimentos, colgados en las estanterías de un supermercado, y con sus curiosos cerebros esperando una dramática solución final, a sufrimientos sexuales o extraños comportamientos que provienen de ancestrales temores.
Esta dualidad, universal como la física, posee una curiosa derivada hacia la comedia del arte, más o menos, fetichista, humorística, trascendental y enmascarada. Que se define en las características de esos animales provenientes de la fábula o filmes de Walt Disney, como héroes sacrificados o villanos, y se amplifican en caricaturas con la épica actual de novelas gráficas o los animes de la cultura japonesa.

Por tanto, este es un comentario dicotómico sobre la naturaleza humana, pero más concretamente, un abanico animado que airea diversas facetas de la animación clásica para adultos. Que iría, desde las tiras dibujadas de los tebeos y los héroes comunes, a la concepción manual del denominado Stop Motion y las expresiones de la cultura oriental en madera o papel. Hasta una vuelta de tuerca adulta a los conceptos tridimensionales y la animación digital moderna. Muy recomendable.

Batman: The Killing Joke.

Sátiro: se dice de aquella criatura de la mitología greco-latina, mitad hombre mitad carnero, que representa las fuerzas esenciales de la naturaleza. Junto con las Ménades forman el cortejo dionisíaco, para deleitarle con música y baile. Con tendencias bisexuales, no confundir con los faunos de la cultura romana y sus patas de chivo.
Hombre lujurioso o con tendencia a lascivia sexual. Mordaz, propenso a zaherir. Amante de personas más jóvenes. Violador.

El título de esta cinta de animación dirigida por Sam Liu, un habitual del universo DC y creador de storyboards sobre el hombre murciélago y de otras series, se basa en la novela gráfica del mismo nombre, delineada por un dibujante gráfico como Brian Bolland, coloreada por John Higgins y delimitada conceptualmente por el mismo Alan Moore en 1988. Regresando a sus orígenes criminales con Desde El Infierno o una inmersión monstruosa y radicalmente oscura en V de Vendetta, John Constantine o La Cosa del Pantano, como anticipo a una carrera nutrida, en parte, con las vicisitudes de los sufridos héroes con fantásticos poderes y sus convulsas relaciones, desarrolladas en Watchmen o La Liga de los Hombres Extraordinarios. Su última parada, el próximo año, con el guion de Justice League Dark, en la reunión de ambos mundos.
Por tanto, con sus aptitudes satíricas, bufonescas o histriónicas, algo chistosas, como desquiciado bufón. La némesis de Batman, el Joker de The Killing Joke, es un ser grotesco y peligroso. Eso sí, sus juegos duales, le conceden un singular privilegio ante los seguidores a los cómics y las películas de superhéroes poderosos o dominadores de una tecnología punta. La traducción tendría dos ramificaciones argumentales, sobre la marcha, una que consiste en la broma que nos hará morir de risa, otra, una psicótica referencia a un criminal despiadado o asesino, con tendencias burlescas y todo tipo de artefactos o trucos, incluida, la distorsión de la mente humana.

Allan Moore vio retrasada su obra, por diferentes problemas, y se centra en la vida anónima, hasta ahora, pasada y privada de un villano en crecimiento, como la apertura de sus comisuras, mostrando sus terribles orígenes y su primer encuentro, tragicómico, con el ser llamado Batman y su compañera, más sexual y polémica que nunca, llamada Barbara Gordon o Batgirl.
En su camino a la primera plana del crimen de Gotham, el Joker decide atacar al jefe de policía, James Gordon, con dos terribles consecuencias motoras y psicológicas para padre e hija, desde su escapada del manicomio Arkham a un siniestro y surrealista, viaje al asesinato por las atracciones y el mundo circense del freak, que bien reflejara Tod Browning, en aquella magnífica obra maestra de 1932.

Su predecesor Red Hood, le confiere ese lado mafioso y organizado, dentro del caos familiar, mientras Batman en primer acto, se enfrenta a una tirante relación, triangulada, con tintes admirativos, aunque prohibidos para la salud. Una pareja que se subdividirá en cuatro formas distintas, personalidades reales y secretas, entre capas apiladas o entremezcladas, ante la debilidad por sus sentimientos, puestos en el filo del juego, criminal o sexual...
Barbara, llevará una transformación forzada, extendida en el n.º 23 de la serie Suicide Squad de 1989, en la que Moore transmitiera la siguiente explicación: «Le pregunté a los de DC si tenían algún problema respecto a la evolución del personaje de Batgirl en esa época, recuerdo hablar con Len Wein —editor de la obra— y escucharle decirme que "dejara lisiada a esa perra". ¡No haré más preguntas, señoría!

Batman: The Killing Joke, basada libremente en la obra de Mr. Moore, es una prueba de la animación determinada hacia el público adulto. Con características más sopesadas para un vehículo habitual de dibujos o superhéroes, territorio con personajes suavizados hacia la infancia. Algo deformado en los comienzos de las epopeyas clásicas, conceptualmente enrevesado, tal y como el dibujante Mr. Bolland definiera sus líneas y el escritor británico de Northampton, los resortes argumentales de esta Broma Asesina o Mortal.
Una historia atípica sobre el famoso caballero de la negra capa y orejas de murciélago, avizor, también o especialmente, sobre su chistosa antítesis, en dirección contraria que confunde sus realidades filosóficas y humanas en la sociedad, como el odio, la venganza, en contraposición, con su aspecto colorido y su humor sarcástico o cruel. Pues, el Joker alimentado por un acervado malestar personal, se convierte en la ácida némesis, del héroe y de sí mismo, sobre los focos de un desangelado escenario, más frío y triste, que la irreal conclusión a priori. Tim Burton se enamoraría de sus dobles encantos, para su adaptación cinematográfica de Batman, por que: "... aunque nunca fui fan de los cómics, siempre me ha encantado este mundo cruzado del héroe ennegrecido y el villano cómico".

Tiene una cierta inclinación animada, que ha servido de referencia para diversos videojuegos, en Batman: Arkham Asylum y su secuela Batman: Arkham City, con la vestimenta o la repetición de diversos diálogos, o servir como cruce argumental o crossover, entre varias series como: Batman, Batgirl, Batman and Robin, Catwoman, Detective Comics, Nightwing, Red Hood and the Outlaws, Suicide Squad y Teen Titans.
De ahí radica su encuentro atemporal, al igual que la memoria accidentada de ambos o carácter enemistado entre Batman y el Joker, reiterando en el futuro sus encuentros, sobre la dualidad existencial con la risa y el éxito. O, la oscuridad mental de un asesino, con rasgos de payaso profundamente amargado, sádico chistoso, eléctricamente atractivo. Pero, a través de un trastorno psicológico, alimentado por la figura oscura, a la que culpabiiza de su trágico silencio e incipientes bromas pesadas, contubernios con negocios dudosos y otros accidentes dramáticos, que marcarán su personalidad, al otro lado del espejo deformado. Reflejos del hombre (monstruo) pretérito, tras su ámbito profesional o familiar, donde el, aparentemente, luminoso clown y el otro hombre de éxito, solitario, podrían llegar a confundirse en el cerebro. Bien y Mal, entregados y cogidos, de la mano y una sonrisa del destino.

Otra parte, se dedica a la evolución de detective y víctima, entre una serie de choques inesperados, por una Gotham City amenaza de bandas organizadas y el peligro exponencial de padre e hija, siendo apartados del caso por distintas vías. Un ambiente invadido por la acumulada frustración del pretérito cercano, cuando el terrorismo acecha tras la puerta y el desenlace, es un secuestro con ensoñaciones tortuosas y otras sugestiones de la conciencia. Donde el caballero oscuro tendrá el último enfrentamiento, bastante circense con un maestro de ceremonias jocoso.
Batman al rescate de un amigo o invitado especial a ese parque gótico y diabólico, de espejos y cuchillos, contra los esbirros que son fuente de la inspiración ¨jokeriana` o una chistosa imaginación hecha para hacer el mal.
Por consiguiente, coexisten dos planos dimensionales en The Killing Joke, con el héroe malherido y su némesis espoleada por el odio, en una realidad y, simétricamente, una fantasía conceptual. Es el dibujo de archienemigos u hordas de freaks, defensivas legiones de la risa insana, provocando, tocándose y riéndose, de ellos mismos, como el protector y el Joker. Hasta el fin, frente a frente, tal que el brillo de un turbulento amor entre bestia y compañera aliada de vuelo, bajo una obscuridad ajustada a sus cuerpos.
La perfecta Batgirl y su próximo devenir en la tierra... Atacada por un repertorio de chistes sin brillo, o con ofuscación, se enfrentará al crimen abominable, la provocación y el carisma enfático de un psicópata. Comodín desfigurado y sus deformes de feria (algo desdibujados o sin peso escénico en el filme), pues estos acólitos al servilismo de la sonrisa asesina, son unos esbirros de circo que se sentirían despreciados, por un agravio comparativo con los del cine real.

Si bien, el filme posee una animación más estilizada, manteniendo las constantes del cómic y entregado a esos rasgos personales del anti-héroe, sus líneas son tensas como la sexualidad de un héroe. Su visión radica en una determinante apertura a la violencia más sangrante, sin costuras y, a la recreación de múltiples problemas psicológicos entre el cuarteto protagonista. Como la enfermedad mental o posturas enfrentadas sobre la justicia y el orden, pero, por encima de todo, la venganza personal. Por ello, sus dibujos finales son una expresión surrealista en forma de pesadilla existencial o alienación del cubismo, debido a aquellos rasgos innatos de una mente victimista y peligrosa. Igual que el viaje final de 2001, es una puerta dimensional a un terror escénico de la Humanidad.
Por tanto, prevalece la antipatía frente al héroe perfecto, o la inseguridad oculta en un disfraz,para demostrar una posible apatía, desesperación, cariño, depresión o crueldad a prueba de ácidos, donde Joker es sarcasmo en persona o sadismo hecho dibujo animado.
En algunos aspectos desconocidos, hasta ahora para Batman y su universo de sombras en la animación, los colores tintan una historia contra el crimen, atractiva y fluida (salvo pocas escenas de acción que disminuyen algo su nivel técnico, o probablemente, una ajustada financiación). Y la evolución de un cómico, venido a menos... ¡o más! De monologuista deprimido a un cambio drástico y definitivo de su apocada personalidad, evolucionado químicamente a estrella de este show, o ¡el Joker!

Punto final. La risa subyace en el trasfondo individual de los personajes. Unos perdiendo su punto de apoyo o base familiar. Otros el físico o la razón indispensable para sentirse un ser completo, o racional, semejante a una gran burla de consecuencias inesperadas que se apodera de la última escena y nuestro mundo. Convirtiéndose en el foco neurálgico y dual, de este circo humano, de risas y sombras, o viceversa.
La Ciudad Gótica seguirá siendo testigo de sus métodos inhumanos o desviaciones masoquistas, que persiguen su caos y la destrucción implícita del mito legendario, con forma de murciélago. Bajo vigilancia, a carcajadas...
The Killing Joke logra ese propósito básico de entretener, manteniendo las pautas de la serie animada para televisión, pero aumentando la capacidad de sorpresa, con altas cuotas de secuencias ultraviolentas. Más, un mensaje implícito para la sociedad actual... ante la persistencia primitiva de ese lado siniestro del ser humano... observen y ríanse. Hahahihihuhiha! O no.

Kubo y Las Dos Cuerdas Mágicas.

Hay veces que sólo puedes decir, ¡qué maravilla!
Porque, la sensacional animación de Kubo es una ilusión continua e imperecedera en nuestra memoria, que evoca la magia de los grandes maestros orientales y su técnica sigilosa hacia la ilusión. A través de una curiosa mezcla de sensaciones, surca la magia de ambos polos opuestos con una narrativa pintoresca. El encuentro con aquellas conciencias ancestrales o latitudes espirituales que evocan las películas Coraline o La Novia Cadáver, con una división onírica o un concepto visual dinámico del romanticismo y la épica, más próximo a nuestra cultura occidental. Aunque, el viaje se desarrolle en el recuerdo del Japón feudal.

Kubo... primera película en la dirección de Travis Knight, productor y director de animación, que intervino en las mencionadas anteriormente, además de pertenecer a la producción de Laika Animation. También artífices de pequeñas historias como Paranorman, el corto Moongirl o The Boxtrolls, el juego con los fantasmas que atraen a su mundo a adultos confusos, olvidados y estilizados en la animación.
Todo el mundo de Kubo y Las Dos Cuerdas Mágicas, proviene de la tradición cultural japonesa y de pequeñas manifestaciones de su pensamiento filosófico o costumbrista. Desde los engimono o amuletos de la suerte, que se portan en el bolsillo y se venden en templos o santuarios, para mejorar temas como la salud o el amor, hasta la técnica de plegado de papel, denominada papiroflexia u origami (se prohíbe el uso de tijeras o pegamento), para obtener trabajadas figuras, como por ejemplo, un mudo pero intrépido samurái. El origami construye el medio que nos rodea, fauna y flora, la vida cotidiana y sus herramientas, animales y mitología, etc...; cuando el papel constituía un material de lujo para la nobleza, utilizado para distinguir su posición social, por ejemplo, entre samurái de la aristocracia o un joven campesino. En la tradición japonesa existe un bardo llamado Hoichi, que era ciego y tenía una portentosa habilidad para tocar el shamisen.

Kubo es un chico soñador de una pequeña población, cuenta a sus vecinos pintorescos, historias épicas con su instrumento de piel de gato o perro (en India se confeccionaba con piel de serpiente) y guarda la memoria de un huérfano en su interior. Su poder radica en sus tres cuerdas y la imaginación para la narración o Katari-mono, propio del teatro tradicional. Otro instrumento musical es el biwa, una variante con que se adoraba a los kami o espíritus de la naturaleza, como genios de un culto naturalista para la veneración de los antepasados fallecidos. En japonés Kami no michi, es el camino de los Dioses, significa que el japonés es hijo de los espíritus y, por tanto, tiene naturaleza divina.
Kubo y sus ´amigos` animados, pertenecen a la tradición fantasmal del Japón y los seres mitológicos, denominados Tenghu. Sin embargo, e, guion de Marc Haimes y Chris Butler (ParaNorman), adapta una historia familiar y épica, plagada de magia y excelente animación, que mezcla la flexibilidad del papel y una secuencia magistral de movimientos de marionetas, paralela a la acción y el romanticismo clásico. Y la importante aportación de la música, con una banda sonora creada por el compositor Dario Marianelli (V de Vendetta, Expiación).

Kubo es ufano e inteligente, vive con su anciana abuela en una aldea tradicional, pero posee una sombra en su corazón. Algo que viene a visitarle a menudo, como a aquellos muchachos de Dickens, entre togas ancestrales, epopeyas mágicas y amuletos familiares. Son sensaciones animadas entre artesanos y la leyenda. Joven intrépido, imaginativo y risueño, pero con un desgraciado vagar personal por la Tierra, entre sus dos cuerdas atadas al ayer. Lo siente todo, con su vista cansada o, más bien, disminuida por un odio ajeno y misterioso, aunque posea el deseo de disfrutar de las pequeñas cosas a su alrededor y siempre regale, una sonrisa o su poderosa imaginación a un entusiasmado público. Ya que este pequeño bardo canta el drama pasado y visiones de un futuro mejor, a vista de su ojo oculto y la magia procedente de la música.
Quizá, los sonidos y la danza entre estas dos cuerdas, evoquen a personas muy cercanas a su vida, como el eco de voz de un padre y madre, interpretados por Matthew McConaughey y el cálido tono australiano de Charlize Theron. Luego, se produce una lucha ancestral entre ellos, por el amor casi imposible. Perseguido por dioses y monstruos, saldrán en busca de una armadura, propiedad de padre, un legendario guerrero samurái o Hanzo. El ayer de Kubo y su familia, le visitará mutado en enorme escarabajo ciervo o Beatle protector, con su cuerpo negruzco y espíritu decidido, y una consejera o mona Sariatu, conocida efectivamente como la presencia materna. Coloquialmente, llamada Monkey.

Kubo y su optimismo infantil, posee la voz del actor de Juego de Tronos, Art Parkinson, que entona como los ángeles "animados", antes de verse envuelto junto al gran Toby Jones (Infamous, El Topo) en el filme Zoo de Colin McIvor, durante la WWII. Y se entona en el recuerdo con aventuras de katanas, tras dos mundos diferenciados, entre su ojo y las dos cuerdas, navegando por el hielo o cambatiendo a terribles enemigos, como esqueletos gigantescos, dragones, fondos marinos, hermanastras odiosas como las de Blancanieves, dictadas por la actriz Rooney Mara o un temible individuo con la voz de Ralph Fiennes y el rostro de Peter Cushing (o el inolvidable Christopher Lee, según otras referencias visuales), a quienes combatirá con imaginación, cantigas, mucha flexibilidad y la ayuda de sus queridos animales o compañeros.
En Japón se crían y coleccionan escarabajos o ´kabutomushi`, capaces de cargar 850 veces su propio peso, para sus pequeños y dramáticos combates retransmitidos en directo. Se dice que The Beatles, tienen su nombre asociado al éxito y el movimiento, seguramente debido a sus notas viajeras, o los élitros que al retirarse despliegan dos alas poderosas para alzarse del suelo. También, que un coleóptero no se aparta jamás, chocando durante 300 millones de años contra cualquiera que se interponga en su camino. Tal vez, la mona representa a un código de conducta o santai, que predica no ver ni oír la injusticia a su alrededor, ni siquiera expresar la insatisfacción propia, y que perdura en la actual conciencia nipona. Eran los tres monos que identifican la antigua deidad Vadjra. Pero esta madre si, "ve el Mal, escucha el Mal y lo maldice", y se entrega a su combate.

El joven necesitará, para convertirse en héroe, el apoyo de estos dos amuletos esenciales, tan personales y carismáticos como él mismo. A la búsqueda de sus raíces y otros tres elementos míticos, la espada indestructible, la coraza impenetrable y un casco indeformable... Si lo consiguen podrán derrotar al odio ancestral, representado en dos hermanas y un dios cruel, sin embargo, mitificado y algo mortificado por su débil memoria.
Para esta aventura feudal u odisea romántica, el muchacho utiliza las mañas que le fueran otorgadas de su nacimiento, Real. Unido a esa característica juglaresca que usa para contar viejas leyendas transmitidas de boca a oído, vibrantes y revitalizadas por la celulosa o los pliegues mágicos. Porque esta técnica, emerge con animación clásica de marionetas y sus pasos milimetrados, mezclándose de forma artesanal y espiritual, siempre encantada como tonada. Un estilo único que acerca ambas posiciones culturales, para captar la atención de todos los públicos y edades. Kubo y su ambientación magistral, es el inicio de un viaje a tierras lejanas (próximas, en su mente) que busca la sabiduría o comprensión a través del todo o lo absoluto. Supuestamente, ese amor cohibido o prohibido por necios posicionamientos.

Quizás, por la fusión de distintos elementos indisolubles y cierta brujería técnica, la fuerza de Kubo a partir de hoy, crece, hasta erigirse en héroe de futuras generaciones, de la mano admirable del director primerizo, Travis "el Caballero de los Muñecos" y su grupo de fieles amigos de Laika, conceptuales animadores de la belleza visual y estética, de cuentos clásicos o épicos, cargados de poesía.
Una magnífica historia que emociona y divierte a partes iguales, compaginando a la perfección, usos de la cultura japonesa y acercándose al costumbrismo de sus moradores terrenales y su mitología, dividida en dos históricas extensiones del mundo antiguo y la vida moderna. La carnalidad y la compasión del ser humano, frente a la heroicidad de los samuráis, casi tomados como dioses y sus radicales tácticas guerreras, o esa eterna lucha de bien contra mal, sobre una frontera imaginativa y una narración del espiritualismo oriental. Pero siempre, necesitada de esta raíz terrenal que arraigue en los hombres y sus familias, sus recuerdos, el respeto y el amor.
Por tanto, la misión del brillante Kubo... es la misión de un héroe y la búsqueda de ese amor generacional. Hasta la comprensión racional y armónica de dos mundos conectados de alguna forma por luz y obscuridad, con su magia transformada en música. El tercer y acertado elemento (tras la narrativa y la animación), que dignifica nuestra pequeña existencia y amplia su mirada, hacia la inmortalidad de los sentimientos o la recuperación del conocimiento básico, es decir, de los recuerdos.

De su aspecto fílmico y ritmo animado, destaca la construcción de marionetas y rasgos identificativos, gracias al trabajo minucioso de la productora Laika Animation. Así como, los escenarios y la elaboración planificada de distintos materiales, en composición lírica de formas y colores empleados en cada secuencia, para recrear esos dos planos contrapuestos, estilizados y oníricos. El de lo terrenal o humano, frente a la superioridad moral de lo espiritual, en un proceso de transformación que acerca a hombres y las fuerzas inmisericordes de sus dioses, capaces de interactuar con nosotros y emplear su poder para doblegar a unos seres, débiles o mortales.
Primero, con un exquisito movimiento de personajes y la fluidez de hermosas anécdotas durante toda la película, sorpresas que afloran en cualquier giro dramático o zona personal por la que se trasladan acompasadas. Un ritmo acorde a su liviana existencia, bajo manos expertas de un "master of puppets" muy destacado... y que, posiblemente, tenga una recompensa merecida en próximos premios cinematográficos en su género. Tal vez, otros más...

Segundo... por aquellos temas propios de la cultura japonesa, desde creencias ancestrales sobre espiritualidad y el recuerdo a sus seres queridos, hasta sus figuras guerreras del pasado, imbuidas de valor y un honor característico en su historia, recias, si bien envueltas en una maravillosa complexión de celulosa o empapadas por mares exóticos y lágrimas de emoción.
La misión de Kubo, es la misión de un héroe y la búsqueda de ese don perdido, repleta de comprensión, espiritualismo y armonía, de dos mundos conectados por alguna forma, necesitada de luz y obscuridad.
Kubo y sus dos cuerdas líricas, por ello, tocan el fondo del corazón, la cultura y el humanismo. Con su creatividad para contar historias y erigirse en juglar de la emoción o trovador del papel, pues, todo en Kubo nace para disfrutar de la aventura, se envuelve cálido o emocional alrededor de sus inolvidables personajes... y se despliega dinámico, acompañado por voces de lujo en un escarabajo y una mona. Imprescindible para jóvenes, de edad y... de espíritu.

La Fiesta de las Salchichas.

Al finalizar, la vida es un ciclo de reciclaje continuo. De héroes y villanos, luz y oscuridad.
Unos arriba y otros abajo, en dos mundos separados por la imaginación, esperado a ser consumidos. Individuos o personajes de cine, con sus deseos, pasiones inconfesables, trabas personales o miedos. A veces...
Puede ser un lugar salvaje, donde los alimentos toman conciencia de su existencia. Mientras los dioses o humanos (esta vez), están animados o se entretienen con otras extrañas costumbres alimenticias, para intentar sobrevivir. Aunque tengan que nutrirse con la carne de Bambi o bombardearse con glucosa ofrecida en cantidad. Envases herméticos de otras sustancias energéticas, desde paquetes de incontenibles salchichas al sex-appeal de panecillos, aún no calientes, dispuestos a abrirse a otras experiencias cárnicas o jugos emocionales. Mientras, se entregan a la verborrea humana, de gracietas o presunciones tópicas, puestas en el gesto animado de una comida... de tarros. Entre sexos.

La extrañeza viene precedida, del ambiente animado de anteriores episodios de sus directores (son autores de la historia del tren Thomas y Amigos), cambiando su mundo infantil y rodado, por esta lucha de incontinencia sexual (y la mortal existencia), a encontronazos de conciencia. Con vocecitas interiores, donde se despliega toda una variedad de caracteres humanos o posibilidades sexuales, más o menos, racionales.
Y la interacción surrealista, con los seres superiores que los observan como una extraña evolución o mutación genética del cine tridimensional, derivada del consumo de otras diabólicas sustancias. Esta "mala leche" narrativa tiene su elaboración, en el guion de una pareja formada por Kyle Hunter y Ariel Shaffir, e imagino con participación irreverente de Evan Goldberg (Pineapple Express), Jonah Hill y Seth Rogen, también como voces discrepantes del pequeño Karl o Sergeant Pepper, respectivamente; demuestra un punto de crítica que, puede identificarse con aquellas personalidades que nos rodean en la vida real, posturas por géneros y razas, la mitología o la teología, o esos pequeños pensamientos diarios, que podrían suceder en nuestros cerebros, omnívoros. O nuestra conversión en zombies, en el más allá.

En todo caso, extremos. Rasgos caricaturizados hasta la exageración o el sarcasmo más animado y ácido, para una producción adulta entre Columbia Pictures y Annapurna, que es difícilmente definible o confusamente recomendable. Dependerá de las sensaciones personales o atracciones, incluidos los géneros de jóvenes asilvestrados y calenturientos, el musical ´bajo en colesterol`, el cine de esteroides y acción monstruosa o bélica, como aventuras en miniatura, viajes, serial-killers y el horror más gore (con dioses y su alimento, como aquella película del director Bert I. Gordon basado en una novela de H.G. Wells); pero con humanos transformados en salchichas (nada que ver con la famosa salchipapa... o puede que sí), con las amistades peligrosas de Seth Rogen, dubitativo y bipolar, Jonah Hill como Karl o el imparable Michael Cera como el defectuoso Barry.
Además, oiremos el rollo casi bollo entre la voz panificada de Kirsten Wiig (Ghostbusters) y la atrevida o sensual pan de pita Salma Hayek. Así como, una increíble o auténtica variedad de productos para consumo chistoso o lujurioso, desde un empleado del supermercado ShopWell, con la voz de Paul Rudd o Ant-man, la vuelta a la realidad del consumismo en una Mostaza Melosa guiada por Danny McBride, un guía alcoholizado por un experto en tonos como Bill Hader, el Douche con sonoridad vaginal de Nick Kroll, Anders Holm como un ido Troy, James Franco como el alucinado Druggie y dos choques, más o menos civilizados, tal que los distanciados sociológica y culturalmente, Lavash el árabe o David Krumholtz y Humus enfrentado por Edward Norton… antes de ´enfrentarse` con Keira Knightley, Kate Winslet y Will Smith en el filme Belleza Oculta, o un posible proyecto animado de Wes Anderson en Stop-Motion.

Calorías a pedir de boca. Para descubrir, que el sexo no siempre está al alcance, cuando se desea... o que su destino final no es la Tierra Prometida y la procreación, ni los dioses son tan divinos como pensábamos...
Sino, una compleja y luctuosa situación, salvaje, mucho más cruel de lo que habían soñado o leído en sus libros sagrados. Ahora, la caducidad si es importante, en su interior protegido y evolucionado, solo olvidado en los antros de perdición calórica, con las ahumadas y colocadas tonalidades de Craig Robinson y Scott Underwood, o los desechados socialmente. Consumidos, tirados a la basura, rotos, usados...
Como en sus divertidas secuencias musicales, compuestas por Christopher Lennertz y Alan Menken, entre el vodevil o los grandes musicales de Broadway, y temas románticos de Spandau Ballet como True, o el potente rock en el motor melódico de Meat Loaf.

Los animales animados del pasado, se trasforman en productos manufacturados, víctimas de un mundo cerrado y jocoso, cruel o advenedizo, con ramalazos de incontinencia verbal, humor con doble dirección y desajustes de la personalidad en todos los sentidos posibles. Un mundo dividido en dos, real o mitológico, sobre un espacio iluminado u oscuro, más profundo filosóficamente de lo supuesto en la superficie inicial, con inclinaciones a lo chabacano y el existencialismo, arquetípico y autocrítico. Porque, la ciencia es un golpe, elástico pero duro...
De excesos en el mascar o yantar, expresar o sentir las relaciones sexuales que, algunos (bien definido o acertado moralmente), lo llamarán vulgaridad de comida basura, aunque el resultado va más allá.
La Fiesta de las Salchichas, suscita la polémica y la reflexión, envuelta de una capa de grotesco o revolucionario humor, para este tipo de cintas da animación. Directamente dirigidas a adultos... en exclusividad, ¡no se confundan!
Pero, de no ser tan cuestionable su función cinematográfica e inusual, nunca podría haber sido tan divertido... o de consumo contraproducente para nuestra salud. ¡Qué Uds. lo digieran bien, sean sensibles salchichas o duros panecillos! ... o viceversa.

Kubo & The Two Strings Soundtrack. Regina Spektor - While My Guitar Gently Weeps:


Cinemomio: Thank you

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